“Llegué al departamento hace once años. Antes, había visto otros cinco o seis, pero algo en este me llamó. Me gustó la sensación de amplitud, es una especie de loft antiguo”, nos cuenta el periodista y conductor Mario Massaccesi. Es que la distribución en este edificio de los años 30, obra del gran arquitecto Alejandro Virasoro, conecta comedor, living y dormitorio a través de grandes aberturas, y recibe luz tanto del frente como del jardín en el pulmón.

La entrada se aprovechó para armar la biblioteca, donde conviven libros, objetos y un par de premios Martín Fierro.

Me estoy despojando de algunas cosas, pero de la colección de discos, micrófonos y radios no puedo. El amor por el chirimbolaje es así.

Mario Massaccesi, periodista y dueño de casa

“A la pintura gigante detrás del cartel LOVE la pagué dos pesos en un remate de Verga Hermanos, en Bulnes al 400. Nos la trajimos caminando con una amiga veinte cuadras, porque no entraba en ningún taxi”.

Con historia

El día de la mudanza estaba pasado de estrés, llovía a cántaros: fue el día que se inundó La Plata. Me empecé a sentir muy mal, fui al sanatorio y me dejaron internado una semana”, dice Massaccesi, entrelazando recuerdos sin pausa. Gracias a eso, también descubrimos que cuando Jorge Bergoglio fue nombrado Papa, estaban pintando el living. Mario es experto en contar historias; sus espacios, también.

 Parquet, molduras, techos altos y una chimenea singular: una muy buena base para desplegar la creatividad. Silloncitos franceses frente a una mesa ratona de aire industrial.

Aunque ya no funciona, el hogar estilo art déco es protagonista absoluto del ambiente principal.

“Esta casa está hecha con mucho amor y, sobre todo, ingenio. Hay cosas de pulguerío, de casas de remates, muebles de la calle. Me encanta lo reciclado: partir de algo que aparentemente ya no sirve para darle utilidad y una nueva vida”.

Conectado con el living y con vista al patio arbolado, el comedor con mesa ‘Tulip’, sillas ‘Louis Ghost’ de Philippe Starck y lámpara estilo Sputnik es el lugar preferido de Mario para almorzar.

“Un pendiente es hacer pulir el mármol de Carrara de la mesa, que se marca con todo lo que uno apoya. Pero tampoco me quita el sueño. A mí, las casas-museo, las casas donde todo es impecable, me aburren”.

En la pared lateral del comedor, una composición con recuerdos de viajes enmarcados por una vieja regla de agrimensura.

Guardian del descanso

¡Adoro mi galgo! Lo vi publicado en internet y me fui a buscarlo en taxi hasta Bancalari. Estaba todo pintado de azul (¡quién sabe dónde lo habrían tenido!). No bien llegué, lo metí en la bañadera y con una esponja le saqué todo lo que pude. Hoy custodia la entrada a mi cuarto”, cuenta Mario sobre la particular escultura que ubicó junto a la puerta. “Aunque es un primer piso sobre avenida Santa Fe, el doble vidrio que le pusimos a las ventanas lo convirtió en un lugar calmo y silencioso”.

Junto al galgo, su mueble más querido: un antiguo pupitre que estuvo años en el taller mecánico de su padre y hoy usa para guardar su juego de cubiertos. Sobre él, un viejo cajón tipográfico que expone miniaturas de todo el mundo.

“Como compañero de viaje, soy insoportable: enseguida insisto con ir a algún mercado de pulgas a pescar cositas únicas para traerme a casa”, confiesa Mario.

Respaldo a medida de Innovar Decoraciones. Almohadones (Paul French Gallery). Cubrecamas (Morph). Lámpara (Concreto Art).

En continuo movimiento

El próximo proyecto es refaccionar la cocina anulando un pequeño baño de servicio para ampliarla y mejorar la circulación. Por ahora, todas las miradas van hacia el guacamayo gigante sobre la pared turquesa, obra de Florencia Vanucci.

Las banquetas amarillas las hizo un carpintero siguiendo su diseño.

Mario y sus rituales: el mate de la mañana y, siempre a mano, su interminable colección de revistas, un berretín que lo acompaña desde la infancia y lo llevó a inclinarse por el periodismo.