Los niveles de colesterol pueden influir más de lo que pensábamos hasta ahora en el deterioro cognitivo. Según un estudio de la Universidad de Monash en Melbourne (Australia), los adultos mayores cuyo colesterol cambia con el tiempo pueden tener más probabilidades de desarrollar demencia que las personas cuyo colesterol es estable, independientemente del nivel de colesterol real.
La investigación ha sido publicada en la revista Neurology y, como tal, no prueba que los cambios en el colesterol causen demencia, pero sí muestran una asociación. “Estos resultados sugieren que el colesterol fluctuante, medido anualmente, puede ser un nuevo biomarcador para identificar a las personas en riesgo de demencia, proporcionando más información que los niveles de colesterol reales medidos en un solo momento”, explica el autor del estudio Zhen Zhou, de la Universidad de Monash.
En el estudio participaron 9.846 personas con una edad media de 74 años que no padecían demencia ni otros problemas de memoria a las que se les midieron los niveles de colesterol al comienzo del estudio y en las tres visitas anuales siguientes. Se hizo un seguimiento de los participantes durante una media de 5,5 años tras la tercera visita y se les realizaron pruebas de memoria anualmente. Los participantes que tomaban medicamentos para el colesterol, llamados estatinas, pudieron participar en el estudio a menos que dejaran o comenzaran a tomar los medicamentos durante el período de medición del colesterol.
Los participantes se dividieron en cuatro grupos iguales en función de la cantidad de cambio entre la primera y la cuarta medición de colesterol. La diferencia entre mediciones anuales consecutivas fue de 91 mg/dL en promedio en el grupo con la mayor cantidad de cambio en el colesterol total y de 22 mg/dL en el grupo con la menor cantidad de cambio.
Durante el estudio, 509 personas desarrollaron demencia. Un total de 147 de las 2.408 personas del grupo con la mayor cantidad de cambio en el colesterol total desarrollaron demencia, una tasa de 11,3 por 1.000 personas-año. En el grupo con la menor cantidad de cambio en el colesterol total, 98 de 2.437 personas desarrollaron demencia, una tasa de 7,1 por 1.000 personas-año. Los años-persona representan tanto el número de personas en el estudio como la cantidad de tiempo que cada persona pasa en el estudio.
Después de ajustar otros factores que podrían afectar el riesgo de demencia, como la edad, el tabaquismo y la presión arterial alta, los investigadores encontraron que aquellos en el grupo de alto cambio tenían un 60% más de probabilidades de desarrollar demencia que aquellos en el grupo de bajo cambio. El estudio también encontró un vínculo entre los cambios en los niveles de colesterol y el deterioro cognitivo o problemas de memoria que no cumplían los criterios de demencia.
Al analizar los distintos tipos de colesterol, los investigadores encontraron una relación entre las fluctuaciones del colesterol LDL, o colesterol “malo”, y el riesgo de demencia y deterioro cognitivo. No encontraron esa relación con el colesterol HDL, o colesterol “bueno”, o los triglicéridos.
“Se debe controlar el colesterol de las personas mayores para detectar cambios a lo largo del tiempo que ayuden a identificar a las personas que pueden estar en riesgo de deterioro cognitivo o demencia y que podrían beneficiarse de intervenciones, que podrían incluir cambios en el estilo de vida o asegurarse de que comiencen o sigan tomando estatinas para prevenir fluctuaciones en su colesterol y potencialmente reducir el riesgo de demencia“, desarrolla Zhou.
Una limitación del estudio es que, si bien no se incluyeron en el estudio personas que comenzaron o dejaron de tomar medicamentos para el colesterol para eliminar las fluctuaciones del colesterol inducidas por los medicamentos, los investigadores no tenían información sobre ningún cambio en la dosis o personas que no tomaron sus medicamentos según lo prescrito, lo que podría afectar los cambios en el colesterol.
Los riesgos de tener el colesterol alto
Tener niveles altos de colesterol puede aumentar significativamente el riesgo de desarrollar enfermedades cardiovasculares, explican desde la Clínica Mayo. El colesterol alto puede provocar la acumulación de depósitos grasos en las arterias, conocidos como placas, que pueden estrechar y endurecer las arterias, dificultando el flujo sanguíneo. Con el tiempo, esto puede llevar a condiciones graves como la enfermedad coronaria, ataques cardíacos y accidentes cerebrovasculares.
Además, el colesterol elevado suele ser asintomático en sus etapas iniciales, lo que significa que muchas personas no son conscientes de que tienen un problema hasta que ocurre un evento cardiovascular grave. Por lo tanto, es crucial realizar controles regulares de colesterol y mantener un estilo de vida saludable que incluya una dieta equilibrada, ejercicio regular y, en algunos casos, medicamentos recetados para reducir los niveles de colesterol y mitigar estos riesgos.
*Con información de Europa Press