Un nuevo escándalo sacude al Ejército del Perú tras revelarse la posible conexión de un teniente con bandas criminales, luego de que se encontraran municiones de alto calibre que, supuestamente, él suministró. Las autoridades han iniciado una investigación para esclarecer cómo este cargamento, presuntamente procedente de la Villa Militar de Chorrillos, sería desviado hacia organizaciones delictivas.
La incautación de las 3,600 municiones se realizó durante un operativo llevado a cabo por la Policía, que detuvo a dos personas. El oficial se mantuvo en silencio al salir del Instituto de Medicina Legal tras su posterior captura, pero los nuevos hallazgos han complicado aún más su situación.
De acuerdo con un informe de América Noticias, el último domingo, el taxista Anderson Santa Cruz Chalco fue interceptado por agentes de la Dirección Contra el Terrorismo (DIRCOTE) y la Dirección de Investigación Criminal (DIRIN) en la avenida 28 de Julio, en La Victoria, cuando transportaba las municiones en su vehículo. Santa Cruz relató que su pareja, Danae Durand Manco, lo contactó para realizar un encargo por 50 soles: trasladar objetos desde la Villa Militar hasta un punto en La Victoria.
Según el taxista, al llegar a la Villa, fue abordado por un hombre que se identificó como el teniente Solís. En dos ocasiones, este oficial metió mochilas en la maletera del vehículo sin que el conductor sospechara del contenido. Al llegar al destino, los agentes de la DIRCOTE y la DIRIN realizaron la intervención y encontraron las municiones de guerra.
Horas después, el teniente Revilla Barzola fue capturado en la Brigada de Fuerzas Especiales del Ejército y señalado como el responsable de facilitar las municiones. Tanto el taxista como su acompañante fueron detenidos y están siendo investigados por los delitos de fabricación, comercialización, uso y porte ilegal de armas de fuego. Ambos permanecen en el calabozo del Departamento de Investigación Criminal (DEPINCRI) de La Victoria mientras continúan las diligencias judiciales.
El calibre 5.56 milímetros de los proyectiles incautados es empleado en armamento militar. Las investigaciones preliminares apuntan a que estas municiones intentarían ser enviadas a Ecuador para abastecer a organizaciones criminales extranjeras a través de la frontera.
Cabe resaltar que el acusado presentó una tesis titulada “Empleo del armamento Galil y el proceso de enseñanza-aprendizaje de los cadetes de infantería de la Escuela Militar de Chorrillos” y ascendió al grado de subteniente en 2022.
Antecedente
Anteriormente, Punto Final reveló una compleja operación de tráfico ilegal de armas, municiones y explosivos que habría sido orquestada desde Perú con destino final en Colombia, utilizando Ecuador como un punto de tránsito clave. Según los documentos del Comando de Inteligencia Militar de Ecuador, enviados al Ejército Peruano durante este año, el contrabando incluye explosivos y municiones de diferentes calibres, tales como los calibres 223, 16 y 12.
Los informes detallan que estos materiales de guerra cruzaron sin obstáculos la frontera entre Perú y Ecuador, específicamente a través de Tumbes. Posteriormente, el armamento continuó su ruta hacia el sur de Ecuador, para finalmente llegar a territorio colombiano, donde podrían ser utilizados por grupos criminales. Además, los documentos fueron enviados por correo electrónico a las autoridades peruanas, alertando sobre el constante flujo de estos materiales bélicos que atraviesan la frontera.
El exministro de Defensa, Alberto Otárola, afirmó que se iniciarían investigaciones exhaustivas para determinar los responsables de facilitar el tráfico de municiones y armamento a las organizaciones criminales que operan en la región.