No fue fácil para la arquitecta Melina Spineta -al frente de Arquitectura Spinetta– llegar al proyecto final que le daría forma a su casa. A lo largo de dos años, se barajó ampliar la construcción preexistente en este terreno de Funes, Santa Fe. La unía a ella un lazo sentimental inquebrantable: construida en la década de 1960, cuando la zona era todavía campo abierto, había pertenecido a sus abuelos. Punto de encuentro familiar y testigo de gran parte de su infancia, la casa tenía su propio peso.

Un sistema de persianas metálicas rescatadas de demoliciones y diseñadas con un sistema rebatible-corredizo, permite cerrar por completo una de las galerías. Como parte del sistema sustentable de la casa, se instaló un termotanque solar en la terraza, orientado 100% al norte.

Pero las casas tienen sus limitaciones. El viejo espacio de los abuelos que recibían a nietos y nietas no podía ser el de su familia. Ella, Ernesto y sus dos hijos, Francisco (de 16 años) y Camilo (de 9), venían con sus propios universos de amores y socialización. Y debían encontrar su lugar.

Los ambientes más privados están en los volúmenes opacos, revestidos en ladrillo rojo y ubicados en los dos extremos del lote hacia las medianeras.

No se trató de negar los condicionantes económicos o el valor de la historia, pero la tesis fundamental de la arquitectura como oficio es que hay más futuro que pasado.

Arq. Melina Spineta, dueña de casa y fundadora de Arquitectura Spinetta

Paso a paso

El proyecto tuvo sus complejidades: la primera, el haber sido construido en etapas, a lo largo de cuatro años y con una pandemia de por medio. La segunda, que la familia lo habitara durante el proceso, primero en la casa existente y, luego de su demolición, en los nuevos espacios que se iban generando.

 Implantada en el terreno de forma horizontal, la casa abarca su ancho total de medianera a medianera.

Así, llegaron a la forma final del hogar en el que ya se escribe su propia historia. Una casa en la que las visuales del entorno tienen una presencia fundamental, incluyendo la naturaleza, pero también la pista del Aeropuerto Internacional de Rosario “Islas Malvinas” (aterrizaje y despegue de aviones son espectáculos cotidianos en la vida de la familia) y el paso del tren que conecta Cañada de Gómez y Rosario.

Sol y sombra a conveniencia, pero siempre luz.

“La elección de estar frente al aeropuerto no fue azarosa. Mi abuelo y tíos estuvieron toda la vida vinculados al aeromodelismo, aficionados a la fabricación de aviones en madera balsa con los cuales competían a nivel nacional”

Nuevas formas

Al fondo, uno de los 7 patios que le da luz al sector de la escalera y a los dormitorios.

La casa tiene dos plantas. En la alta hay un estudio; en la baja, un gran ambiente central con living y comedor, 4 baños, cocina, quincho con parrilla, tres habitaciones (la principal en suite) y, en un despliegue de verde total, siete patios que aseguran la ventilación cruzada y sol en invierno.

Una hamaca para disfrutar al fresco de la galería. En este caso, posee un cerramiento con cortinas levadizas.

“Nos cambia el humor. Nos gusta leer un libro en el sillón, levantar la vista y ver un patio con sol, vegetación y colibríes libando la salvia de las flores”, cuenta Melina.

Simple y noble

Al recorrer el gran ambiente central, notamos que no hay elementos decorativos (ni cuadros, ni adornos o muebles pequeños); la falta de ornamentos es una constante en la casa.

La conjunción de texturas, el verde de los patios y el ingreso de luz desde diferentes alturas, les da a los interiores un diseño en calidad espacial muy particular.

La preponderancia es de los materiales nobles puestos en juego: hormigón con terminación tabla para los tabiques y fondos de losa; ladrillos rojos de impronta rústica puestos de cara de los muros y los pisos de madera.

Para el mobiliario (mesas, sillas, sillones, etc.) se eligieron colores neutros como el gris o el negro.

“En este proyecto fui arquitecta y clienta al mismo tiempo, una de las tareas más complejas que me tocó enfrentar en la profesión”, admite Melina.

Los marcos de puertas y muebles tienen los cantos rayados con diferentes tonalidades típicas del fenólico. “Estos detalles fueron cuidadosamente diseñados en cada mueble y en cada puerta”, cuenta Melina.

Para los muebles empotrados -como bibliotecas y placares- y para las puertas interiores, se eligió una misma madera: fenólicos con terminación de pino (con pocos nudos). “En el momento de la compra en plena pandemia, era lo único que conseguíamos”.

Semiintegrada

Muebles de Amoblamientos Reno, fabricados en melamina negra se combinan con una mesada de granito negro Ubatuba.

La cocina está vinculada al comedor mediante un mueble tipo pasaplatos abierto. El espacio se abre hacia una de las galerías, que funciona de alero para las aberturas y la mantiene fresca en el verano.

En el diseño de mobiliario de la cocina se tuvo en cuenta la incorporación de diversos tachos de residuos, ya que el reciclado de deshechos es muy importante para la familia.

Plant Hunting

Después de una mala experiencia con plantas exóticas, Melina y Ernesto buscaron el asesoramiento de dos expertos en paisajismo: la arq. Carolina Mosconi y Sebastián Ferlini. Su propuesta para los patios les cerró por todos lados: trabajar con especies silvestres y nativas.

Como son especies nativas, las enredaderas trepan rápido en verano y se secan en invierno, para renacer en primavera. Esto permite el autocontrol del verde sin necesidad de poda y el cambio constante en la vista.

“Carolina y Sebastián se encargaron del ´plant hunting´, como ellos llaman a la recolección de especies de humedales, montes y banquinas de las rutas santafesinas, y su traslado a patios domésticos, pensando en la continuidad biológica del ecosistema nativo”, explica Melina.

Las ventajas son absolutas en la elección de las especies: son sustentables por naturaleza, no necesitan más riego ni más sol, ni otro clima distinto a lo que les brinda el entorno.

Pensamos una casa (¿por qué no?) como parte de corredores biológicos. Quisimos que esos recortes silvestres, de aparente desorde, sean parte de lo cotidiano y de lo bello

Arq. Carolina Mosconi

Estas elecciones hicieron que la perspectiva de Ernesto y Melina cambiara. Ahora, mientras circulan por las rutas de la provincia, encuentran belleza en los pastizales de banquina, donde antes era maleza ahora es paisaje que los enamora.

Oficina con vistas

La escalera, en hierro y madera, no corta visualmente el espacio.

Una escalera liviana visualmente conecta con la planta alta, donde hay una oficina. Al igual que otros ambientes de la casa, el escritorio tiene aleros de protección de hormigón. Al norte, este es más ancho: tiene la misma medida que la ventana para que el sol no impacte sobre la mesa escritorio en la que se trabaja. Al sur, protege de las tormentas y lluvias.

Los aleros protegen el área de trabajo para que el sol no impacte en ninguna estación del año.

De reunión y asados

Se incorporaron vidrios DVH para aislación térmica.

Pensado para recibir y compartir, el quincho tiene una generosa parrilla y da a uno de los patios que le suma luz y conexión con el verde.

Para ver la luna desde la cama

El muro crivado del patio protege la privacidad de los dormitorios de los chicos.

Los patios íntimos que contienen las aberturas de los dormitorios les permiten ver la luna y las estrellas en las noches sin nubes, o la lluvia al caer sobre las plantas, acostados desde las camas. Tienen el cierre por seguridad en la parte superior, por lo que no necesitan de cerramientos visuales como son las persianas o cortinas de enrollar.

La reja de seguridad que vemos en este patio tropical, con palmeras y papiros, consiste en malla sima abierta de 15x15cm que, al estar en posición horizontal, no significa una interrupción visual para apreciar el paisaje o el cielo.

Amor verde

Melina y Ernesto comparten el disfrute de la jardinería. “Amamos vivir en un lugar rodeados de muchos árboles y plantas y el poder apreciar todos los días las visitas de colibríes, mariposas e insectos, en definitiva, contribuir al equilibrio del ecosistema. Pasa el tiempo y seguimos sintiendo emoción y asombro de poder ver y escuchar a las aves e insectos, o de descubrir los cambios de floración en relación a las estaciones del año”.

Entre las especies que se encuentran en los espacios verdes, hay árboles y arbustos como Cina Cina, Guabiyu, Mamón de monte, Guayaibí o Tabaco de monte, del “Vivero El Tala” (@cesarmassi).