Por primera vez en varios años, los medicamentos lograron mantenerse por debajo de la inflación general. Según un informe elaborado por el Ministerio de Salud de la Nación, el Índice de Precios al Consumidor (IPC) de estos productos registró un incremento del 90,9%, significativamente inferior al aumento del 117,8% registrado por el Nivel General del IPC.
Durante el año pasado, los precios de productos medicinales, artefactos y equipos para la salud mostraron un comportamiento estable frente a otros sectores de la economía. A excepción del mes de julio, el IPC de esta categoría se mantuvo mes a mes por debajo de la inflación general. Este fenómeno marcó un contraste con 2023, año en el que los medicamentos superaron ampliamente el Nivel General del IPC.
El desempeño mensual fue clave para comprender esta dinámica, según informaron desde la cartera de salud. Los primeros seis meses del año reflejaron aumentos moderados, marcando una tendencia que se consolidó hacia fin de año. La única excepción ocurrió en julio, cuando los precios de productos medicinales registraron un aumento puntual vinculado a la actualización de costos en insumos importados. Sin embargo, la tendencia volvió a estabilizarse en los meses posteriores.
Este comportamiento positivo se debió a la implementación de políticas sectoriales específicas y el control de costos de insumos importados. Según el informe, la conjunción de estos elementos permitió que el sector farmacéutico muestrea una evolución mucho más contenida en comparación con la inflación general.
El contraste entre 2023 y 2024 es particularmente llamativo. En 2023, los medicamentos se consolidaron como una de las categorías con mayor presión inflacionaria dentro de la economía, registrando un aumento del 275,6%, mientras que el IPC Nivel General fue del 211,4%. Aún más alarmante fue el incremento de la Canasta Total de Medicamentos, que alcanzó un 318,2%, evidenciando el impacto del sector farmacéutico en el costo de vida.
En cambio, en 2024, los precios de los medicamentos mostraron una evolución más moderada. La Canasta Total de Medicamentos, que incluye productos de uso común y de alta demanda en la población, registró una variación acumulada del 88,2%, es decir, también por debajo del Nivel General del IPC.
El informe del Ministerio de Salud destacó varios factores que contribuyeron al cambio en la dinámica de precios. Por un lado, la estabilidad económica lograda en 2024 permitió que el dólar, un factor históricamente desestabilizador en el sector farmacéutico, se mantuviera controlado. Esto reduce los costos de insumos importados, que son esenciales para la producción de medicamentos y equipos médicos.
Por otro lado, los acuerdos firmados con laboratorios y empresas del sector establecieron topes a los incrementos, garantizando que los productos esenciales no sufrirán aumentos desmedidos. Estas, junto con el monitoreo constante de la evolución de precios, fueron fundamentales para contener los costos y asegurar la accesibilidad.
El efecto de estas políticas se vio reflejado directamente en los precios de los medicamentos esenciales. Según los datos del informe, productos claves como el Enalapril (utilizado en el tratamiento de la hipertensión) registraron una variación promedio del 63%, mientras que el Losartán mostró un aumento del 75,6%.
Otros medicamentos de alto consumo, como la Amoxicilina pediátrica y el Salbutamol, también registraron incrementos inferiores al promedio del mercado, lo que resultó en un alivio económico significativo para muchas familias.
El impacto positivo de esta tendencia no solo se traduce en un menor costo para los pacientes, sino también en una mejora en el acceso a tratamientos esenciales.
A pesar de los beneficios para los consumidores, el control de precios también plantea desafíos para la industria farmacéutica. Según el informe, la rentabilidad de las empresas del sector se vio afectada en algunos segmentos debido a la necesidad de ajustarse a las políticas gubernamentales. Sin embargo, las medidas de estabilización permitieron evitar una caída en la disponibilidad de insumos y garantizaron la continuidad en la producción de medicamentos esenciales.
Además, la estabilización económica permitió que el sector mantuviera niveles adecuados de importación de insumos, esenciales para la producción local. Esto evitó desabastecimientos y aseguró que los medicamentos clave estuvieran disponibles en farmacias y centros de salud de todo el país, según consignaron en el informe.