El anticongelante o líquido refrigerante es un fluido que circula por el sistema de refrigeración del motor y se encarga de mantener la temperatura óptima de funcionamiento a bajas y altas temperaturas.

No utilizarlo puede ser riesgoso y muy costoso para los propietarios, debido a que se daña el motor dificultando la conducción en climas cálidos y temperaturas bajo cero; las piezas internas se desgastan o dejar de funcionar; se eleva el consumo de combustible; y se pierde aceleración.

Cumple con las siguiente funciones importantes:

  1. Protege el motor aumentando el punto de ebullición y bajando el punto de congelación.
  2. Protege el motor contra la oxidación o la corrosión.
  3. Previene la formación de espuma.

Existen diferentes tipos de líquido refrigerante, unos se combinan con agua destilada para obtener la mezcla adecuada para el motor y otros ya vienen previamente diluidos. Todos deben usarse en la medida precisa para mantener el adecuado funcionamiento, y pueden ser identificados por su color, información que puede ser consultada en el manual de usuario.

Los hay de cuatro tipos:

  • Inorganic Additive Technology (IAT/verde). Compuestos por silicatos.
  • Organic Acid Technology (OAT/naranja o rojo). Composición de ácidos orgánicos.
  • Hybrid Organic Acid Technology (HOAT/Amarillo o rosa). Silicatos mezclados con ácidos orgánicos.
  • Anticongelantes a base de propilenglicol (Azul). Son menos tóxicos y ofrecen una mayor protección contra la corrosión.

El error más común es mezclar los diferentes tipos, lo que puede ser contraproducente para el automotor, ya que puede ocasionar lo siguiente:

  • Reacciones químicas inesperada.
  • Acelerar la corrosión.
  • Disminuir la funcionalidad del líquido.
  • Provocar problemas de enfriamiento.
  • Obstrucción de los conductos del motor.

La vida útil del líquido depende del tipo y la calidad del mismo, pero en promedio se recomiendan cambiarlo cada dos años o cada 40 mil kilómetros, situación que está estrictamente ligada al tipo de motor, uso del coche y las condiciones ambientales.

En un caso de emergencia en el cual no se cuente con el refrigerante, se puede hacer uso de agua destilada; el agua potable, tratada, dura, salada o de grifo, contienen sustancias químicas o minerales que al verterlas pueden ocasionar daños considerables al motor.

Usar el refrigerante correcto no sólo optimizará el rendimiento del sistema de enfriamiento, sino que además asegura que el usuario-conductor mantenga la garantía de su vehículo ya que algunos fabricantes la anulan cuando no se utiliza el idóneo.

Por ningún motivo se recomienda la mezcla de agua con anticongelante porque al hacerlo se reducen drásticamente los niveles de congelación y ebullición para los que están diseñados, que es de -30ºC y 140ºC; la temperatura ideal para el buen funcionamiento del vehículo es de 90ºC.