Fueron osados, pero ruidosos. Eso, justamente, los delató. Sonidos inusuales alertaron a los celadores de la Alcaidía 8 Bis, emplazada en el barrio porteño de Villa Lugano.

Convocaron de inmediato a los oficiales de la División Unidad Táctica de Intervenciones Alcaidías (Dutia) de la Policía de la Ciudad, que tras hacer salir a los ocho reclusos alojados en la celda realizaron una minuciosa requisa en la que, rápidamente, descubrieron dos agujeros en la pared hechos de manera rústica. Lucía como la fase inicial de la construcción de un boquete con el objetivo de una eventual fuga de la prisión.

La inspección prosiguió y los agentes de la Dirección de Alcaidías encontraron, también, una punta hecha con un trozo de hierro trenzado de 8mm, de uso típico para la construcción de vigas de edificaciones. La presunción de los especialistas es que ese fue el elemento con el que, de manera paciente ‐pero no necesariamente discreta‐, algunos de los reclusos se ocuparon de la tenaz tarea de agujerear la pared para fugarse.

La punta de hierro y la droga halladas en la requisa de la celda de la Alcaidía 8 Bis, de Villa Lugano

El personal de la Dutia rastrilló palmo a palmo cada rincón de la celda ‐paredes, techos, puertas y rejas‐ en busca de irregularidades o indicios de más acciones tendientes a propiciar una evasión. En esa exhaustiva revisión, según informó el Ministerio de Seguridad de la Ciudad, se encontraron dosis de marihuana y de cocaína.

Los hallazgos derivaron en la formación de una causa penal que buscará establecer cuándo comenzaron las tareas dentro de la celda para realizar el boquete y para dilucidar cómo fueron infiltradas en la alcaidía la punta de hierro del 8 y la droga.