El martes pasado, los poderosos vientos Santa Ana, con ráfagas que alcanzaron velocidades comparables a las de un huracán, avivaron incendios forestales en las cercanías de Los Ángeles. Favorecieron que las llamas se extendieran hacia varios vecindarios.
Dos días después, miles de viviendas y estructuras, incluidas varias escuelas, habían sido consumidas por el fuego, mientras que al menos 10 personas perdieron la vida.
Las autoridades ordenaron la evacuación de más de 180.000 residentes en el punto álgido de la emergencia, mientras los bomberos enfrentaban enormes dificultades para contener las llamas debido a la intensidad de los vientos.
De acuerdo con John Keeley, ecólogo investigador del Servicio Geológico de los Estados Unidos (USGS) y profesor adjunto en la Universidad de California, Los Ángeles (UCLA), las condiciones extremas de sequía y los vientos Santa Ana crearon un escenario perfecto para la propagación de incendios devastadores como el Eaton Fire en Altadena y el Palisades Fire en el oeste de Los Ángeles.
Ambos incendios, junto con otros tres de menor magnitud, arrasaron más de 11.700 hectáreas en total.
¿Qué son los vientos Santa Ana y por qué son tan peligrosos?
Los vientos Santa Ana son un fenómeno natural característico del sur de California, que ocurre principalmente entre el otoño y los primeros meses del invierno. Según explicó Keeley en The Conversation, esos vientos se generan cuando un sistema de alta presión en la región del Gran Cuenca, que abarca partes de Nevada y Utah, empuja aire frío hacia áreas de baja presión en la costa de California.
A medida que el aire desciende por las montañas, se comprime, se calienta y pierde humedad, lo que resulta en ráfagas extremadamente secas y cálidas.
El experto detalló que, al llegar a zonas como las montañas de San Gabriel, los vientos pueden alcanzar niveles de humedad relativa inferiores al 5%, lo que significa que prácticamente no contienen humedad.
Además, la topografía de la región, con cañones y pasos montañosos, canaliza y acelera los vientos, que suelen alcanzar velocidades de entre 48 y 64 kilómetros por hora (30-40 mph), aunque en este caso las ráfagas superaron los 129 kilómetros por hora (80 mph).
Keeley también señaló que estas condiciones no afectan de manera uniforme a todas las áreas. Por ejemplo, en Altadena, donde se originó el Eaton Fire, es común que los vientos sean intensos en ciertas calles mientras que otras cercanas permanecen tranquilas.
La sequía y su papel en la propagación de los incendios
El riesgo de incendios forestales aumenta significativamente cuando los vientos Santa Ana coinciden con períodos de sequía extrema. En años normales, las lluvias otoñales humedecen la vegetación, reduciendo su inflamabilidad. Sin embargo, este invierno ha sido excepcionalmente seco en el sur de California, dejando a la vegetación en condiciones sumamente vulnerables.
Mark Gold, director de soluciones para la escasez de agua en el Consejo de Defensa de los Recursos Naturales (NRDC), explicó a NBC News que la baja humedad en la vegetación durante estos períodos secos crea un entorno ideal para que los incendios se propaguen rápidamente.
“Cuando un gran viento Santa Ana golpea, es cuando comienza la pesadilla para nuestros bomberos”, afirmó Gold. En estas condiciones, las estrategias se limitan a evacuar a las personas en peligro y tratar de contener los bordes del fuego, ya que detener el avance de las llamas es prácticamente imposible hasta que los vientos disminuyen.
Impacto en las comunidades y el entorno urbano
El Eaton Fire, que se originó en la base de las montañas de San Gabriel, ha devastado numerosas viviendas en áreas que, hace 50 años, estaban rodeadas de huertos de cítricos.
En el pasado, estos huertos actuaban como una barrera natural que impedía que los incendios llegaran a las zonas residenciales. Sin embargo, el crecimiento urbano ha eliminado estas barreras, dejando a las comunidades directamente expuestas a los incendios de vegetación.
Además, el aumento de la población en áreas cercanas a terrenos silvestres y la expansión de la red eléctrica incrementaron las posibilidades de ignición. Keeley destacó que, en condiciones climáticas extremas, las líneas eléctricas son una de las principales causas de incendios en el sur de California, ya sea debido a caídas o por contacto con ramas de árboles.
Cambios en los patrones de los vientos Santa Ana
Aunque los vientos Santa Ana no son un fenómeno nuevo, Keeley y sus colegas han identificado cambios en su frecuencia estacional.
En un estudio que abarcó 71 años de datos desde 1948, encontraron que, aunque la cantidad total de eventos no ha variado significativamente, estos vientos ahora son más comunes en diciembre y enero, y menos frecuentes en septiembre. El trabajo fue publicado en la revista Science.
Si bien algunos podrían atribuir este cambio a los efectos del cambio climático, aún no existe evidencia concluyente que lo relacione directamente con el calentamiento global.
Sin embargo, el experto subrayó que los incendios en California son cada vez más destructivos, no solo por los cambios en el clima y los vientos, sino también por el crecimiento poblacional y la expansión urbana en áreas de alto riesgo.