¿Quién fue la figura de Racing en la Copa Sudamericana? Muchos pueden pensar en Maravilla Martínez, Santiago Sosa, Gabriel Arias, Maximiliano Salas, Juanfer Quintero… ¿Gustavo Costas? Claramente el entrenador logró algo importante más allá de ganar: ganar generando una identificación en los hinchas. Claro que cada futbolista pudo ser determinante en jugadas puntuales, incluso en la mismísima final ante Cruzeiro. ¿Cuánto hay del técnico y cuánto de los jugadores? Es un debate que puede ser eterno, pero… ¿Otro DT hubiera armado el plantel que armó Costas? ¿Otro entrenador habría tenido este porcentaje de aciertos altísimo en cada uno de los refuerzos que eligió desde las características para que luego -cada uno desde su rol- sumen desde lo colectivo?
El 1° de junio pasado, Racing le ganaba en el minuto 96 a Deportivo Riestra por 1-0 con un gol de Santiago Solari, por la 4° fecha de la Liga Profesional. Era un equipo que ya se destacaba por su poder ofensivo, aunque corriera algún riesgo defensivo. Pero sumaba 18 tantos en los últimos 6 partidos. A Gustavo Costas, en la conferencia de prensa, le preguntaron si tenía el mejor plantel del fútbol argentino. Y el DT respondió: “Noooo, ¿ves? Es lo que decía antes: nos decían que nos teníamos que ir todos… ¿y ahora resulta que tenemos el mejor plantel del fútbol argentino? El plantel se está formando y un equipo y grupo es así, no se hace de la noche a la mañana. Se va haciendo con entrenamientos, con partidos. Y acá trajimos chicos que no los conocía nadie. Y los vamos formando. ¿Vamos a cometer errores? Sí, seguro, como nos pasa a todos. Pero estos chicos tienen un compromiso, un hambre bárbaro, laburan siempre. Fijate que estamos jugando cada tres días y no estoy moviendo mucho el equipo porque se sienten mejor ellos, corren más todavía. Pero son chicos que tenemos que ir conociendo, conociendo el grupo. Y de a poco van a estar dando un salto de calidad bárbaro. Estoy muy contento con el plantel que tengo. Ojalá que vayamos creciendo, tienen mucho más para dar todavía”.
El semestre recién arrancaba pero no quería que nadie quede atrapado en un buen resultado o una buena actuación individual. Días más tarde volvería a la carga: “Hablan del plantel de Racing, ¿qué jugador de selección trajimos? A muchos de los chicos que incorporamos no los conocían”. Puertas para adentro, a los futbolistas les decía otra cosa: “Mirá que hay que ganar, vamos a ganar, tenemos todo para ganar”.
Ahora, con la conquista de la Copa Sudamericana, todos los jugadores se valorizaron, tuvieron su reconocimiento. Pero, a la hora de llegar a Racing, ninguno llegaba con el cartel de “indiscutidos”. Porque hasta un nombre como el de Roger Martínez generaba interrogantes, por más que nadie se anime a discutir su calidad técnica. Claro que Maravilla Martínez se había hecho notar en Instituto, por algo también lo quería Independiente. Pero hubo un trabajo de estudio silencioso de Gustavo Costas y su cuerpo técnico a la hora de tomar decisiones para sumar jugadores.
Por estas horas volvió a viralizarse un video que Racing había difundido hace 9 meses, cuando el equipo de Costas estaba arrancando el 2024. “Tenemos un plan”, se le escucha decir al DT en una edición con música de Los Simuladores de fondo. Y agrega con el teléfono en mano: “Necesitamos refuerzos, pero vamos a estar bien”.
-Gustavo, me dijeron que ustedes hacen este tipo de trabajos.
-Sí, tranquilo. Lo podemos lograr. Lo único que harían falta algunos refuerzos, pero los vamos a traer.
Enseguida aparece en la imagen la mesa de trabajo de Costas y su cuerpo técnico, con pizarrones, laptops y fotografías de los refuerzos que iban a buscar. Aparecían casi todos los nombres, menos un par que todavía no estaban en el radar y fueron aportados por los dirigentes como Agustín Urzi y Marco Di Cesare. Entonces, el primero en aparece fue Maxi Salas, a quien ya conocían de Palestino, de Chile. Ahora bien, ¿cuán importante fue el ojo de Costas para la elección de los refuerzos? Fue clave, determinante, más allá de algunas buenas gestiones de la dirigencia encabezada por Víctor Blanco.
Costas fue eligiendo tras un diagnóstico del plantel heredado por Gago y en función de las características que él creía que le faltaban para desplegar el estilo de fútbol pretendido: ataques directos, presión, sistema ofensivo y la variable del 4-3-3 pero con la rápida intención de transformarlo en un 3-4-3 (como terminó jugando la final ante Cruzeiro): “Yo siento que los mejores partidos defensivos los hicimos con línea de tres”, reconocería luego.
¿Quiénes fueron los refuerzos que no estaban en la idea de nadie (salvo de Costas)? En esa dirección, los nombres de Santiago Sosa, Maxi Salas, Agustín García Basso, Bruno Zuculini, Santiago Solari y Facundo Cambeses fueron todos de Costas. Del primero dijo que era clave para poder jugar con los dos sistemas mencionados, para “ser líbero y volante central al mismo tiempo, según cómo se necesite en los momentos de los partidos y en función de los rivales de turno”. García Basso era juego aéreo, agresividad para marcar en los duelos individuales y salida larga en la búsqueda de los delanteros, para esos ataques directos con los que se fue sintiendo cómodo el equipo.
Con respecto a Zuculini, lo quiso no bien llegó. Sabía que no iba a ser fácil sacarlo de River, pero le tocó el amor propio. Lo llamó y le mandó mensajes hasta que lo convenció. En la intimidad y hasta públicamente llegó a decir en un momento que “Zuculini es Racing. Es de los nuestros. Zuculini más 10″, pero en definitiva él quería eso, ese espíritu de jugador para generar un sentido de pertenencia que iba a hacer más fuerte al grupo. Y Zuculini fue importante en el grupo aunque no le tocó jugar tanto.
Lo mismo cuando desde la dirigencia le ofrecieron la chance de sumar a Agustín Urzi. El exBanfield lo seducía por ser zurdo, ofensivo picante y con gol y también ser hincha de Racing. A Urzi le costó jugar, fue el que menos chances tuvo quizás, pero también le tocó competir contra Maravilla, Salas, Roger, Carbonero, Solari… El último en sumarse fue Luciano Vietto, otro que sumó para el sentido de pertenencia. La dirigencia le consultó y Costas lo aprobó.
“A Cambeses lo volvió loco”, aseguran desde el entorno del DT. Lo llamó incluso en Nochebuena. Además de desearle una feliz Navidad, le agregó: “¡Mirá que te quiero en Racing. Te espero en Racing!”. Y lo consiguió, más allá de que el exBanfield sabía que venía a pelear por un puesto con Arias y que, si el titular mantenía el nivel que venía mostrando, le iba a costar jugar. ¿Y si el nivel de Arias también tuvo que ver con saber que detrás tenía un arquero que podía sacarle el puesto en cualquier momento?
Adrián Martínez se destacaba como 9 de Instituto, estaba en el radar de Racing e Independiente. La dirigencia se lo mencionó y Costas no dudó ni un minuto, pese a que también tenía en mente el nombre de Gabriel Avalos, que terminó recalando en el Rojo. “Que venga ya”, dijo de Maravilla. Y fue el refuerzo más desequilibrante del año.
Germán Conti también fue de Costas, un central que gana en las dos áreas y que alguna vez llegó a estar en el radar de Gallardo para ir a River. Un caso curioso: “Pobre, llegó y a los tres días lo tuve que hacer debutar y encima con su perfil invertido (ante Unión). Teníamos problemas con los centrales. Y demasiados huevos tuvo el pibe de jugar. Soy sincero. Yo le dije: ‘vas a jugar porque hoy no tengo otro central’. Después, hay que ver cómo lo toman, pero yo soy muy sincero estoy muy encima de los jugadores. Yo sabía que nos podía llegar a pasar esto”, dijo luego del partido ante el Tatengue en el que Conti no anduvo bien. Fue, como Colombo (central que había llegado con Gago pero se había lesionado), otro que casi no llegó a tener minutos porque… si hasta a un referente como Leo Sigali le costó meterse como titular. En el medio, apareció el juvenil Santiago Quirós para jugar de 6, de central zurdo en línea de 3 o de lateral izquierdo en línea de 4.
Costas dio el “ok” con Conti y todavía no estaba lo de Marco Di Cesare. La llegada del excentral de Argentinos fue una negociación de Blanco, por la que terminaron pasando Nicolás Oroz y Maxi Romero al Bicho. Di Cesare se transformó en titular con el correr de las prácticas como central derecho en línea de 3. El volante Martín Barrios fue otro pase aportado por la dirigencia.
Con Gastón Martirena, elegido por Rubén Capria (exmanager), sucedió algo particular. Costas lo puso pero después lo sacó: “A Martirena lo puteaban todos, (…)”, explicó el DT. Y agregó: “Decían que ‘no existía y tenía que irse’. Y yo lo había sacado: en el primer partido conmigo jugó (en enero ante Unión), el segundo fue al banco (contra Tigre) y el tercero (ante Estudiantes) ni siquiera fue al banco. Me pidió hablar y yo le dije la verdad, lo que veía de él. Él me preguntó cómo podía cambiar y entonces empezamos a trabajar, a entrenar para corregir cosas. ¡Y hoy Martirena es Cafú!”.
Juanfer Quintero y Roger Martínez fueron de la dirigencia, llegaron en el receso invernal 2023. Y alguna vez también fue más allá cuando comparó al 10 colombiano con Rubén Paz, pero lo mimó y le terminó dando resultados, sobre todo en la semifinal ante Corinthias. A veces lo desborda la pasión a Costas, pero es esa pasión la que logró unir al plantel en búsqueda del objetivo internacional.
Agustín Almendra llegó a Racing de la mano de Gago, lo mismo que Juan Nardoni (ambos eran resistidos por los simpatizantes), pero con Costas encontraron su punto justo en la estructura colectiva. No alcanzaron el nivel superlativo de otros que fueron más determinantes, pero mejoraron mucho. Y tuvieron más continuidad. No la ideal, pero continuidad al fin. No por nada Costas lo chicaneó en la conferencia de prensa de la consagración. Cuando Almendra lo quiso presionar para que sortee la camioneta con el plantel, el DT le dijo: “Cuando logres jugar 90 minutos la sorteo”, seguido de risas y un golpe en la espalda.
Al que menos oportunidades le dio fue a Juan Manuel Elordi, pero porque había pedido otra característica de lateral izquierdo. Hubo otros dos jugadores que Costas les pidió a los dirigentes en el último mercado de pases: Rodrigo Echeverría (volante de Huracán) y Milton Giménez (el 9 que también quería San Lorenzo y terminó recalando en Boca).
Incluso en los momentos malos, que los tuvo, la fortaleza de Costas fue que “siempre vio al grupo trabajar con felicidad”. ¿Cuál fue el ‘clic’ según el DT? La victoria ante Boca, conseguida en la 14 fecha, el sábado 14 de septiembre pasado: la Academia empezó perdiendo con un gol de Milton Giménez (curiosidad) pero lo dio vuelta con los goles de Juan Nardoni y Roger Martínez. Ahí vio que cambió el aire, vio a los jugadores contentos y convencidos que podían dar vuelta la historia.
Un par de semanas antes, quizás si Antonio Mohamed o Eduardo Coudet le hubieran dado el “sí” a Blanco, Costas no hubiera dirigido ese encuentro ante el Xeneize. Costas es muy devoto de la Virgen de los Milagros, la incorporó en su etapa en Alianza Lima, en Perú. Y también se apoyó mucho en el grupo de compañeros con los que logró el ascenso en 1985 y la Supercopa del 88: el Mencho Medina Bello, Ítalo Ortíz, Camote Acuña, Dario Decoud, Miguel Colombatti, Rubén Paz, Néstor Fabbri…
A partir de ese triunfo el grupo se encolumnó con el DT, llegaron las victorias más importantes y la vuelta olímpica en Asunción. Merecía Costas este logro internacional, el jefe que armó el plantel con características que potenciaron a todos, a los que les tocó ingresar y a los que sumaron para la competencia interna desde el banco. Así armó el Racing campeón, empezando por el principio: buscando refuerzos que se complementen para el bien colectivo.