Científicos europeos descifraron el misterio de los cráteres explosivos que sumieron en el terror a los habitantes de la península de Yamal, en Siberia. Desde que aparecieron en 2014, colmaron de intriga a todo el mundo por su origen incierto. Sin embargo, una reciente investigación arrojó resultados sorprendentes acerca de cómo se formaron y por qué.
El mundo está repleto de sitios naturales que guardan secretos aún sin resolver y que día a día le quitan el sueño a decenas de investigadores, que intentan comprender un poco más sobre ello. En diferentes rincones se esconden maravillas que parecen propias de la ficción, como los cráteres explosivos siberianos, que se robaron la atención de todos cuando apareció el primero de ellos hace 10 años, con un diámetro de 40 metros y una profundidad de 70 metros.
Siberia es la región inhóspita más extensa que tiene Rusia. Sus inviernos son gélidos y los veranos templados. Es un territorio no apto para cualquiera y entre su flora y fauna, estos orificios en el suelo cambiaron la geografía por completo de Yamal.
En la revista Geophysical Research Letters se publicó recientemente un informe acerca de estos cráteres, que en un principio se pensaron como producto del gas que se conserva de forma subterránea en Siberia. No obstante, los expertos señalaron que se trataría de un delicado equilibrio producto del cambio climático.
Según especificó Ana Morgado, ingeniera química de la Universidad de Cambridge y coautora del artículo, esta expedición resultó un “trabajo de detective”.
El estudio halló que la geología particular de la región y los efectos del cambio climático provocaron la liberación de gas metano en el permafrost (suelo congelado) siberiano. “Existen condiciones muy específicas que permiten que se produzca este fenómeno”, señaló la experta.
La explosión del permafrost
Las circunferencias casi perfectas aparecieron en 2014, cuando el gas metano bajo tierra que se liberó debido al derretimiento del permafrost o a la proximidad con reservas de gas natural.
La península de Yamal es una fracción de territorio ruso que se adentra en el mar de Kara en el centro-norte de ese país. Desde que se halló el primero de los cráteres, se identificaron otros más en las cercanías y en la península de Gydan.
Según los científicos que analizaron la situación, encontraron que por sí solo el calentamiento del permafrost no provocaría tales orificios en el suelo. La nueva explicación sugiere que la temperatura cada vez más alta de la superficie provoca un cambio rápido en la presión en las profundidades subterráneas, lo que liberaría al gas metano explosivo. “Sabíamos que algo estaba provocando la descomposición de la capa de hidrato de metano”, agregó Morgado.
Por su parte, Julyan Cartwright, geofísico del Consejo Superior de Investigaciones Científicas de España y uno de los autores del estudio, explicó qué tipo de reacción generó los estallidos. “Solo hay dos formas de que se produzca una explosión. O se produce una reacción química y se produce una explosión, como si fuera dinamita, o bien se infla como la goma de la bicicleta hasta que explota; eso es física”.
Los autores de la investigación remarcaron que esta “bomba” se produjo por osmosis. En la conferencia de prensa describieron que el permafrost arcilloso de la península de Yamal actúa como una barrera osmótica, y el calentamiento lo estaría modificando. “Esta capa de entre 180 y 300 metros de espesor permanece congelada de forma permanente durante todo el año. Es una ‘capa activa’ de tierra superficial que se encuentra por encima, se descongela y se vuelve a congelar estacionalmente”, dice el artículo.
De este modo, los expertos concluyeron que el cambio climático está desestabilizando el ecosistema, por lo que la superficie del permafrost activo se derrite más rápido y permanece así por más tiempo. De este modo, el líquido baja a la capa criopeg (más profunda).
Ese proceso genera que se libere agua y que esta misma intente salir a la superficie de alguna forma. En su camino al exterior, lleva consigo moléculas de gas metano altamente explosivo. “Puede que sea un fenómeno que ocurra con muy poca frecuencia. Pero la cantidad de metano que se está liberando podría tener un impacto bastante grande en el calentamiento global”, sostuvo Morgado.