El plantel de la Universidad César Vallejo, en sus inicios, con Paolo Guerrero. - Crédito: UCV

La Universidad César Vallejo bajó a Segunda División después de caer 3-1 a manos de Atlético Grau, en la ciudad de Sullana, por la última fecha del Torneo Clausura 2024 y acompañará a Carlos A. Mannucci y Unión Comercio en su descenso a la Liga 2 del próximo año.

El club poeta estaba obligado a ganar en su último examinatorio para mantenerse en la máxima categoría de Perú. Sin embargo, desde el inicio se vio ampliamente superado por los locales. A los 18′, el delantero Tomás Sandoval dio un golpe lacerante a la UCV con un cabezazo que permitió la apertura del score.

Planificación a la deriva

El proyecto de la Universidad César Vallejo se fue por tierra en un año calendario exacto. La idea de consolidar una institución vencedora se diluyó en una temporada desastrosa. La realidad dicta que la UCV ha confirmado su descenso hacia la categoría de plata del fútbol peruano.

El inicio del periodo no hacía pensar nada similar. Los altos mandos del club de Trujillo, por el contrario, estaban apuntando a realizar una campaña exitosa que demostrase su poderío institucional y económico. Por eso, acometieron prontamente a fichar futbolistas de amplio recorrido.

De los primeros en llegar fue el veterano arquero José Carvallo, quien aterrizó en el Mansiche como campeón. Luego lo secundó Josepmir Ballón, mediocentro de larga trayectoria en la élite. Nilson Loyola, Alec Deneumostier y Cristian Benavente fueron otras de las grandes apuestas en el mercado de transferencias.

Aunque, sin lugar a dudas, el jugador más importante -por historia y trascendencia- que fichó por la César Vallejo, causando enorme revuelo a nivel nacional, fue el goleador Paolo Guerrero. Sin pretemporada y clubes que ofertaran, el ‘9′ se decantó por la onerosa propuesta de la familia Acuña.

Sin embargo, su contratación trajo más perjuicios que alivios en la UCV. No bien firmó su vínculo, a las semanas intentó una resolución unilateral aduciendo problemas de seguridad hacia su familia (extorsiones). Por otro lado, su producción goleadora no coincidía con su historial reciente y su incomodidad se reflejaba en discusiones trascendiendo una de ellas con el entrenador Guillermo Salas.

En agosto pasado, Guerrero presentó su renuncia y luego fichó por Alianza Lima, en un movimiento que dejó la imagen del club mancillada. De aquel episodio, los Acuña no pudieron recuperarse y vieron fracasar a su institución en la Copa Sudamericana y en la Liga 1. El descenso fue el corolario de una gestión fatal.