El balance de víctimas mortales por el bombardeo ejecutado durante este jueves por el Ejército de Israel contra la ciudad siria de Qusair, situada en la provincia de Homs y cerca de la frontera con Líbano, ha aumentado a diez, según ha informado el Observatorio Sirio para los Derechos Humanos.

El organismo, con sede en Londres e informantes en el país, ha señalado que entre los fallecidos hay siete civiles y tres personas vinculadas al partido-milicia chií libanés Hezbolá. Además, hay once heridos, incluidos tres civiles, como consecuencia de ataques aéreos contra un depósito de armas del grupo, un almacén y una gasolinera ubicadas en la zona industrial de la ciudad.

Durante la jornada, el Ejército israelí ha informado de que su objetivo han sido «almacenes de munición» y «sedes» usadas por la Fuerza Raduán, la unidad de élite del partido milicia chií libanés Hezbolá. Así, ha recordado que durante los últimos meses «ha llevado a cabo bombardeos para reducir la transferencia de armas a Hezbolá desde Irán y a través de Siria», antes de recalcar que el grupo «expandió recientemente sus operaciones en Siria» para lograr hacerse con armamentos y municiones.

Israel reconoce ataques en Siria argumentando que actúa para evitar el establecimiento de bases iraníes en el país y el envío de armas a Hezbolá por parte de las autoridades de Irán, que apoyan a Damasco en el marco de la guerra que estalló en 2011.

Durante las últimas semanas ha perpetrado varios ataques aéreos en territorio sirio argumentando que actúa para evitar la entrega de armas a Hezbolá desde Siria, en medio de la invasión de Líbano –desatada el 1 de octubre– y en el marco de los combates desatados hace más de un año con el grupo chií libanés.