Tomar el sol en el balcón de su apartamento, se ha convertido, para el creador de contenido paisa Daniel Brisket, en un encuentro cercano con la naturaleza.
Y es que, a su propiedad, que da al arbolado, todos los días llegan aves exóticas que le recuerdan por qué Colombia es el país con mayor diversidad de este reino animal.
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Su respuesta tranquila y amable con los “visitantes”, le ha permitido forjar una relación de confianza en la que se sienten seguros de acercarse a él y recibir granos de alpiste de sus manos.
“Vean pues los que se juntaron acá. Así no es. Y yo no tengo que tener siempre comida, no es obligación mía, pero miren. Yo acá no tengo nada y no por el hecho de no tener, tengo que buscar”, se escucha decir a Brisket, a manera de broma, en un video compartido en sus redes sociales.
Sin falta, la misma ave y, a veces, un acompañante, llegan para recibir la porción del día y luego continuar su vuelo. Sin embargo, a veces toman de imprevisto al creador de contenido, que termina siendo “regañado”:
“Me está regañando porque no tengo comida. Esa exigencia suya, es mucha exigencia y no, yo no voy a tolerar esa grosería suya. Es que es muy grosera, vean como es de grosera. Alega, alega y alega”.
Sin importar si tiene o no comida, el ave se acerca de manera cautelosa y picotea la palma de su mano para ver que logra encontrar, pero, a veces, se va decepcionada, aunque nunca pierde la fe en su inusual compañero: “No tengo nada y me empieza a picar con rabia. Eh, que grosería”.
Aves silvestres transforman las mañanas en un conjunto residencial de Envigado
Las mañanas en un conjunto residencial de Envigado han cobrado un nuevo aire con la inesperada presencia de aves silvestres que se han integrado a la rutina diaria de los residentes. Loros, guacamayas, guacamayetas y pájaros carpinteros han comenzado a visitar los balcones y cornisas de los apartamentos en busca de nueces y semillas, generando un vínculo inusual entre la naturaleza y la vida urbana.
La interacción fue documentada en varios videos compartidos por uno de los habitantes del sector, quien ha registrado encuentros cercanos con estas aves. “Aquí lo que va a tocar es poner más comederos”, comentó al observar cómo la cantidad de visitantes alados ha ido aumentando con el tiempo.
Los residentes señalan que las aves han perdido el miedo a acercarse a las personas, especialmente en los pisos altos donde suelen dejarles alimento. Uno de los videos muestra el asombro de un vecino al notar la cercanía de una guacamayeta: “Primera vez que se dejara arrimar tanto. Es un milagro. Tengo entendido que se llama guacamayeta. Es distinta a una lora normal, esta tiene como unos visos blancos y negros, son muy esquivas y tienen un graznido, un chillido, un maullido, yo no sé cómo se llama, pero es un sonido muy raro”.
La iniciativa de alimentar a estas aves se ha extendido entre varios apartamentos, motivando a los residentes a sumarse a esta experiencia. “Seguimos gozando, disfrutando de esta bella compañía. Ya veo que por allí mucha gente me les está poniendo comida. Me parece fantástico que nos volvamos una colonia con estos bellos animalitos, para verlos en su esplendor”, se escucha en otra grabación.
Además de las guacamayas y loros, también han sido observados pequeños pájaros carpinteros explorando los balcones. “Somos víctimas y acechados por pájaros carpinteros también, ahí pueden verlos, dando su paso. Ya se dejan arrimar un poquitico y ahí viene su compañero, son dos. Dan sus brinquitos, le echan mano al cacahuate y adiós pues”, relató uno de los residentes.
Este fenómeno ha transformado la convivencia en el conjunto residencial, promoviendo la conexión con la fauna local y despertando el interés por preservar y convivir con las especies nativas de la región.