Crédito: X

La noche de este jueves un avión procedente de Ámsterdam aterrizó en el Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México, por una ligera falla, sin que hasta el momento se reporten heridos.

De acuerdo con reportes preliminares, la aeronave, perteneciente a la aerolínea KLM, que volaba desde Países Bajos, tuvo que hacer la parada forzosa debido a una falla en el tren de aterrizaje.

El incidente fue atendido por las autoridades aeroportuarias y por los servicios de emergencia del lugar; el aterrizaje se realizó sin mayores contratiempos y no han reportado heridos o daños significativos.

Por su parte, las autoridades del AICM señalaron que no se registró ninguna emergencia, sino que el piloto del avión informó que su sistema le reportó que una de sus llantas tenía baja presión.

“El aeropuerto por procedimientos de seguridad inició sus protocolos, el avión aterrizó normal y sin contratiempos» señaló el aeródromo a través de su cuenta oficial en la red social X.

A través de su cuenta en X, las autoridades aeroportuarias señalaron que no existe peligro alguno. Crédito: X/@AICM_mx

¿Qué es el tren de aterrizaje en un avión?

El tren de aterrizaje de un avión es el conjunto de estructuras que le permiten tomar tierra y desplazarse por la superficie durante el aterrizaje y el rodaje en tierra. Está compuesto principalmente por las ruedas, los amortiguadores y los mecanismos que las fijan al fuselaje.

Existen diferentes tipos de trenes de aterrizaje según el diseño y la configuración del avión, pero su función principal es absorber el impacto durante el aterrizaje y soportar el peso de la aeronave mientras está en tierra.

Es importante que las llantas de un avión estén bien infladas porque una presión de inflado adecuada brinda una mejor tracción y agarre en la pista durante el aterrizaje y el rodaje, lo que reduce el riesgo de deslizamientos o pérdida de control.

Además, permite una absorción óptima de los impactos al tomar tierra, protegiendo la estructura del tren de aterrizaje y el fuselaje de daños. Las llantas correctamente infladas también contribuyen a un desgaste uniforme, lo que prolonga su vida útil y reduce los costos de mantenimiento.

Asimismo, mejoran la efectividad de los sistemas de frenado, factor crucial para detener el avión de manera segura después del aterrizaje, y brindan una mayor estabilidad y maniobrabilidad durante el rodaje en tierra, evitando rebotes o movimientos bruscos.