Ablutomanía, el hábito que podría estar afectando tu salud física y mental. Este trastorno psicológico se caracteriza por una necesidad obsesiva y compulsiva de realizar actividades relacionadas con la limpieza personal. Comprenderlo y tratarlo es fundamental para mejorar la calidad de vida de quienes la padecen.

Este comportamiento, que incluye lavarse las manos, ducharse o limpiar ciertas partes del cuerpo de forma excesiva y repetitiva, puede interferir significativamente con la vida diaria y está relacionado con los trastornos del espectro obsesivo-compulsivo.

La Clínica de la Universidad de Navarra explica que la ablutomanía se clasifica como un trastorno obsesivo-compulsivo (TOC) que se manifiesta mediante conductas recurrentes y persistentes de limpieza excesiva. Estas acciones suelen estar motivadas por un temor irracional a la suciedad, los gérmenes o la contaminación. Para aliviar su ansiedad, los individuos afectados realizan rituales de limpieza compulsivos, que con el tiempo pueden afectar su salud física, mental y social.

El diagnóstico de la ablutomanía se basa en una evaluación clínica detallada

Las causas de la ablutomanía son multifactoriales y pueden incluir aspectos genéticos, neurobiológicos y ambientales:

  • Factores genéticos. Antecedentes familiares de trastornos obsesivo-compulsivos pueden aumentar el riesgo de desarrollar ablutomanía.
  • Alteraciones neurobiológicas. Disfunciones en los circuitos cerebrales responsables del control de impulsos, como el circuito córtico-estriato-tálamo-cortical, pueden contribuir al trastorno.
  • Experiencias traumáticas. Eventos relacionados con la suciedad, la contaminación o enfermedades pueden actuar como desencadenantes.
  • Factores culturales. Vivir en sociedades con una alta valoración de la higiene puede reforzar comportamientos compulsivos de limpieza.

Los síntomas de la ablutomanía afectan diversas áreas de la vida de una persona y pueden incluir:

  • Limpieza compulsiva. Lavado frecuente de manos, duchas prolongadas o limpieza excesiva de objetos personales.
  • Ansiedad intensa. Preocupación constante por la suciedad o los gérmenes que genera malestar significativo.
  • Irritación cutánea. Lesiones en la piel causadas por el uso excesivo de productos de limpieza.
  • Impacto social y laboral. Aislamiento y dificultades para cumplir con responsabilidades diarias debido al tiempo dedicado a los rituales de limpieza.

El diagnóstico de la ablutomanía se basa en una evaluación clínica detallada, que puede incluir entrevistas, escalas de evaluación como la de Yale-Brown (Y-BOCS) y la exclusión de otros trastornos similares.

Cómo tratar la ablutomanía

Si el trastorno de la ablutomanía está afectando tu salud física y mental, tienes que saber que sí existe una forma de tratarlo:

  • Terapia cognitivo-conductual (TCC). Particularmente la técnica de prevención de respuesta, que ayuda a reducir los rituales compulsivos.
  • Farmacoterapia. Los inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina (ISRS) pueden ser eficaces para controlar los síntomas.
  • Terapias complementarias. Como la atención plena (mindfulness) para el manejo de la ansiedad.
  • Apoyo familiar. La educación de los familiares es clave para ayudar a manejar el trastorno en el entorno del paciente.

Pero, ¿por qué es importante tratarlo? En resumen, si no se trata, la ablutomanía puede derivar en problemas graves como dermatitis crónica, aislamiento social, trastornos del sueño y un impacto negativo en el desempeño laboral o académico. La intervención temprana con un enfoque multidisciplinario es clave para mejorar la calidad de vida del paciente y reducir las consecuencias del trastorno en su vida diaria.