Los suplentes de Barcelona no eran suficientes para ganarle a Valladolid, ya descendido y a 60 puntos de distancia del líder de la Liga de España. El plan B no solo no servía para imponerse a un rival que venía de perder 13 de los últimos 14 partidos, sino que ponía en riesgo toda una campaña con la derrota por 1-0 al cabo del primer tiempo. Mayúscula era la sorpresa en el estadio José Zorrilla, donde los hinchas de Valladolid se juntan para insultar al brasileño Ronaldo Nazario, el presidente que casi nunca se hace ver por la ciudad y hace rato que está a la búsqueda de un comprador.
Algunos de los titulares tuvieron más minutos de los que el director técnico Hansi Flick hubiese querido en función del desquite del martes ante Inter, por las semifinales de la Champions League, luego del 3-3 en Montjuic. Pero ante la amenaza de un mal resultado que hubiese puesto todo patas arriba en la Liga, con la chance de que Real Madrid dependiese de sí mismo para ser campeón, los ingresos de Lamine Yamal, Raphinha, De Jong y Dani Olmo terminaron siendo la solución para que Barcelona diera la vuelta la historia para ganar 2-1, con un rendimiento que tuvo poco y nada de su mejor fútbol, pero que valora especialmente por los tres puntos que le permiten mantener la brecha abierta con Real Madrid, al que recibirá el próximo fin de semana en un clásico que puede arrojar una luz definitiva sobre la definición de la Liga.
Se jugaban cinco minutos cuando llegó el primer motivo para el asombro. En una acción que fue de una banda a la otra, el extremo Iván Sánchez enganchó sobre la derecha para su perfil zurdo y saca un remate que, tras desviarse en una pierna de Ronald Araujo, se le metió de emboquillada a Marc Ter Stegen. El arquero alemán reaparecía, recuperado de una rotura de un tendón rotuliano que lo tuvo alejado de la canchas durante 214 días (quedó al margen de 45 partidos).
Lo más destacado de Valladolid 1 – Barcelona 2
La temprana desventaja pareció acentuar la cuota de desconfianza o inseguridad que Barcelona podía tener una formación sin rodaje, de circunstancias, porque el orden de prioridades desde este sábado hasta la semana próxima.
El desconcierto catalán se mantuvo durante algunos minutos, como lo reflejó la tapada de Ter Stegen a Moro en un contraataque. Barcelona comenzó a monopolizar la posesión, pero lo hacía sin sorpresa ni profundidad. Mucho pase lateral y embotellamiento en la proximidad del área local. Pedri, el único de los titulares en la alineación inicial, tomaba las riendas, buscaba a compañeros que no se desmarcaban.
Con escasas posibilidades de desequilibrar con la pelota al piso, Barcelona acercó peligro con un cabezazo de Pau Víctor que despejó Ferreira. La primera etapa fue otra oportunidad desperdiciada por Ansu Fati, aquel delantero que cuando surgió parecía seguir la estela de Lionel Messi y luego se fue diluyendo entre lesiones, una cesión intrascendente a Brighton y un regreso que lo mantiene estancado, sin la velocidad y gambeta de sus orígenes. Apenas dejó un remate al arco antes de que Flick lo reemplazara por Raphinha para el segundo tiempo.
Mientras los minutos iban pasando y el entrenador alemán se iba haciendo la idea de que tendría que recurrir a la artillería pesada que descansaba en el banco, la entrada de Lamine Yamal se anticipó por la lesión del extremo debutante Dani Rodríguez, que salió con el brazo derecho inmovilizado por una luxación.
La situación era preocupante y no podía ser subestimada por Barcelona. Para el arranque de la segunda etapa ingresaron Raphinha y De Jong. El equipo debía aproximarse a una versión que lo rescatara de lo que hubiera sido un cataclismo. Diego Cocca fue entrenador durante ocho cotejos de la pésima campaña de Valladolid, que le ponía corazón y despliegue para cuidar un triunfo que hubiera sido un gran batacazo.
Ferreira le desvió un tiro libre a Raphinha antes de que el brasileño pusiera el 1-1, al tomar un despeje del arquero. Barcelona salía de un apuro y pronto respiró aliviado con el 2-1 de Fermín, luego de una buena maniobra colectiva, con el centro atrás de Martín. En seis minutos, y antes de que el reloj lo empezara a apurar, Barcelona revirtió la historia. No mejoró mucho el nivel, si bien estuvo cerca del tercero con Fort y Yamal, pero Ter Stergen también debió exigirse en un par de ataques locales. Triunfo de Barcelona para beneficio de inventario. Y la evidencia de que los titulares son tan importantes para los grandes objetivos como para las emergencias imprevistas.