La reciente operación militar ucraniana contra cuatro bases aéreas rusas marcó un nuevo capítulo en la evolución del conflicto, al demostrar que Ucrania no solo es capaz de alcanzar objetivos estratégicos más allá del Círculo Polar Ártico, sino que ahora lo hace mediante drones autónomos impulsados por inteligencia artificial (IA).
La ofensiva, denominada Operación Telaraña, fue ejecutada a principios de junio por el Servicio de Seguridad de Ucrania (SBU) y muestra la sofisticación tecnológica de Kiev frente a la invasión rusa iniciada en 2022.
“La guerra está cambiando cada día”, declaró Valeriy Borovyk, director ejecutivo de First Contact, una de las empresas que desarrolló los drones utilizados en la misión. “Drones en enjambre, miniaturización, guiado autónomo… debemos prepararnos para todo esto”, añadió. Su compañía produjo el modelo Osa, un dron de alto rendimiento diseñado para misiones especiales, con un coste cinco veces superior al de los UAV convencionales, según reseño The Financial Times.
Los vehículos aéreos no tripulados utilizados no responden al modelo abierto de los drones FPV tradicionales empleados en el frente, sino que presentan un diseño cerrado que les permite resistir condiciones meteorológicas adversas y ocultar tecnología anti-interferencia. Según el SBU, la incorporación de IA permitió que los drones siguieran su ruta programada incluso tras perder la señal. “Al acercarse y contactar con el objetivo designado, la carga explosiva se activó automáticamente”, indicó el organismo.
Uno de los objetivos alcanzados fue una base aérea situada más allá del Ártico, donde imágenes difundidas muestran explosiones en aviones de largo alcance y columnas de humo cubriendo la pista, en lo que representa uno de los golpes más lejanos efectuados por Ucrania dentro del territorio ruso desde el inicio de la guerra.
Yaroslav Azhnyuk, fundador de The Fourth Law, empresa que también suministra drones al ejército ucraniano, afirmó que tanto Ucrania como Rusia están comenzando a escalar sus capacidades autónomas en el campo de batalla. En particular, destacó el uso de “guiado terminal”, una técnica mediante la cual el piloto selecciona manualmente un objetivo y luego la IA completa el ataque de forma autónoma.
La miniaturización, el bajo coste y la capacidad de operar en entornos saturados por sistemas de interferencia electrónica están impulsando una nueva carrera armamentística digital. Según el Ministerio de Transformación Digital de Ucrania, en mayo se desplegó un nuevo dron portador capaz de volar hasta 300 kilómetros y lanzar dos drones FPV con navegación y guiado autónomo.
Mientras Ucrania innova con limitados recursos, Rusia también ha intensificado su uso de IA militar. Según la inteligencia militar ucraniana (HUR), un dron ruso recientemente capturado incluía sistemas de búsqueda y selección autónoma de objetivos, e incluso utilizaba componentes procedentes de consolas de videojuegos estadounidenses.
La falta de recursos ha impulsado soluciones de emergencia. “¿Por qué Ucrania siempre está encontrando nuevas soluciones? Porque no tenemos otras opciones”, explicó Bohdan Danyliv, responsable militar de la Fundación Prytula, una de las principales organizaciones de apoyo civil al ejército. Desde enero, la fundación ha entregado cerca de 600 drones interceptores de ala fija, con los que se han derribado 247 drones rusos, entre ellos modelos de reconocimiento y kamikazes.
El desafío principal sigue siendo enfrentar a los Shahed, drones de largo alcance de fabricación rusa con tecnología iraní. “Aún no tenemos una tecnología eficaz para interceptar drones como los Shahed”, reconoció Lyuba Shipovich, cofundadora de Dignitas Ukraine, otra organización que apoya con drones y entrenamiento a las fuerzas ucranianas.
A esto se suma el rezago ucraniano en drones de cable de fibra óptica, una tecnología que ha cambiado la dinámica del frente desde que Rusia comenzó a utilizarla en la región de Kursk en 2023. Estos drones evitan las interferencias electrónicas y permiten a los operadores golpear objetivos con precisión desde distancias seguras.
“Cometimos un error”, admitió Oleksandr Yakovenko, director ejecutivo de TAF Drones, una de las mayores firmas ucranianas del sector. “Pensamos que los drones de fibra óptica no serían efectivos ni se usarían a gran escala”. Actualmente, TAF Drones fabrica 10.000 unidades mensuales, pero Yakovenko estima que se necesitarían al menos 70.000 drones de este tipo con alcance de 25 kilómetros para igualar la capacidad rusa.
Mientras las tropas rusas avanzan más rápido en mayo que en cualquier momento desde noviembre, la lucha entre drones tripulados y autónomos, el desarrollo de sistemas de contramedidas y la presión por innovar sin descanso se han convertido en ejes centrales del conflicto.