
Belém, capital del estado brasileño de Pará, recibirá la COP30 y se convertirá en el epicentro de los debates medioambientales globales desde el 10 de noviembre de 2025. La ciudad está ubicada en el corazón de la Amazonia, a orillas de la bahía de Guajará, e integra la selva, los ríos y una vibrante vida urbana que fusiona herencia indígena, legado portugués y cultura contemporánea.
El desarrollo urbano de Belém refleja siglos de intercambio cultural y transformación histórica. Desde el Fuerte del Presépio, fundado en 1616 por portugueses con el objetivo de consolidar el control sobre el Amazonas, hasta el Mercado Ver-o-Peso inaugurado en 1901, la ciudad proporciona un recorrido a través de edificaciones, plazas y costumbres que conectan el pasado con la actualidad.

Belém, además, vive cada año una de las procesiones religiosas más multitudinarias del mundo: el Círio de Nazaré, que reúne a dos millones de personas en honor a la patrona local. Su población alcanza cerca de 1,3 millones de habitantes y sus calles y mercados guardan parte de la historia colonial y la diversidad de la mayor selva tropical del planeta.
La cumbre climática llega en un momento de crecimiento y atención internacional sobre las amenazas a la Amazonia. Los ríos que bañan Belém —el Guamá y el Maguari— influyen en la vida diaria y la economía, mientras los mercados al aire libre, los parques de conservación y la cocina local refuerzan la identidad amazónica como motor de la vida en la ciudad.

Historia, arquitectura y el legado cultural de la capital amazónica
Según información recabada por National Geographic, la región donde hoy se encuentra Belém pertenecía a la Corona española en la división del Tratado de Tordesillas. En el siglo XVII, los portugueses fundaron el Fuerte del Presépio y luego consolidaron la ocupación frente a holandeses e ingleses.
Belém evolucionó desde entonces hasta convertirse en la capital del Grão-Pará en 1751. Recién en 1823, un año después de la independencia de Brasil, la ciudad y la región elegirían integrarse al nuevo país, lo que impulsó su desarrollo.

Durante el auge de la explotación del caucho, a fines del siglo XIX y principios del XX, Belém vivió su “Belle Époque” y sumó a su fisonomía edificios como el Teatro da Paz, inaugurado en 1878 y referente de la arquitectura art nouveau.
El centro histórico aún conserva mansiones y calles de esa época, y la revitalización del antiguo puerto dio lugar a la Estación das Docas, espacio gastronómico y cultural con vistas a la bahía.

La Basílica Santuario de Nuestra Señora de Nazaré preside cada octubre el Círio de Nazaré, procesión declarada Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad por la Unesco y símbolo de fe y resiliencia local. La mezcla de iglesias, plazas y mercados revela la influencia de las tradiciones lusas, africanas e indígenas en la vida cotidiana de los habitantes de Belém.
Naturaleza, gastronomía y la oportunidad de la COP30
Belém es referencia en turismo amazónico y promueve la protección ambiental a través de sus parques, reservas y oferta cultural. El Parque Zoobotánico Mangal das Garças, con 40.000 metros cuadrados de bosque revitalizado, exhibe especies autóctonas de flora y fauna —desde garzas blancas hasta mariposas amazónicas— y reproduce el ambiente original de la región.
La gastronomía de Pará, con fuerte raíz indígena y herencia portuguesa y africana, distingue a la ciudad de otras capitales brasileñas. Platos típicos como el tacacá, el pato no tucupi y la maniçoba forman parte esencial de la identidad local.
Ingredientes amazónicos como el açaí, la mandioca, el cupuaçu o el jambu constituyen el sello de la cocina paraense, que prioriza el uso de productos autóctonos y técnicas tradicionales. De acuerdo con National Geographic, a diferencia de otras regiones, el açaí se consume salado y acompaña platos principales.
La COP30 brindará a los visitantes la opción de conocer estos aspectos únicos de la ciudad y explorar la vida fluvial, los mercados al aire libre y la cultura musical y religiosa de la región.
Belém, con su mezcla de historia y biodiversidad, buscará proyectarse ante el mundo no solo como sede de un foro crucial para el futuro ambiental, sino también como capital cultural de la Amazonia y puerta de entrada a sus tesoros naturales.
La cumbre de 2025 exhibirá la conexión profunda entre desarrollo urbano, tradiciones y sostenibilidad en una de las ciudades más singulares de Sudamérica. El evento internacional potenciará el atractivo turístico y cultural de Belém, destacando el valor estratégico de la capital amazónica en el escenario global.