La mesa de Cuestión de Peso (El Trece) vibró de tensión semanas atrás, cuando Ariel Ansaldo, más conocido por todos como Big Ari, decidió renunciar al reality en pleno vivo. La escena, cargada de discusiones y emociones al límite, dejó una pregunta flotando: ¿cómo seguiría la vida de Ariel lejos de cámaras y especialistas? Ahora, después de unas semanas de silencio y reflexión, el exparticipante reapareció en el estudio de Puro Show (El Trece) y abrió el corazón sobre su presente, los desafíos que enfrenta y las puertas que sueña abrir.

El regreso de Ariel no pasó desapercibido. El panel del ciclo le dedicó halagos por el cambio físico alcanzado a poco de dar un paso al costado en el reality. Y fue el propio Ariel quien, con voz calma pero decidida, contó su presente. “Estoy bien, me compré una bici”, compartiendo que la nueva rutina incluyó hábitos saludables. “Fue hace 20 días, pero me compré una bici y todo”, agregó, recordando su historia pasada con el deporte. “Toda la vida entrené y fui un pibe saludable, aunque la pudrí en pandemia”, reflexionó el excompetidor de Gran Hermano 2022, reconociendo que el aislamiento significó un antes y un después en su bienestar.

El tema no tardó en girar hacia uno de los momentos más incómodos en la pantalla: la discusión con el nutricionista Sergio Verón y el conductor Mario Massaccesi. Los recuerdos no le son esquivos a Ariel. Rescató una frase que había escuchado tras el cruce: “Tuve una charla y me dijeron: ‘Pudiste con Alfa, si no podés con…’”. Pero enseguida marcó distancia: “La verdad es muy diferente, porque acá, quieras o no, la obesidad… Como yo le dije a Mario, ¡cumplí mi condena por haber engordado!”, expresó, poniendo palabras a una sensación de castigo y mirada constante.

El excompetidor contó sus ganas de actuar en una ficción luego de dejar el reality (Captura de video)

El análisis fue más allá del plano personal. Ariel remarcó: “Está bien, mal, no se habla de los cuerpos. Ustedes saben que se habla de los cuerpos, que para la carrera está bien y también para la salud que es lo más importante. Es un conjunto de todo, es como dice Mirtha Legrand: ‘Si te ven mal, te maltratan’”.

Ya instalado en el presente, Ariel también habló de su situación laboral. “Ahora estoy buscando laburo”, reconoció sin vueltas, mostrando que fuera del reality la lucha continúa. Pero lejos de desanimarse, sumó optimismo: “Amo la tele. Ahora en noviembre a mí me contratan las empresas para hacer cortos privados, pero yo quiero llegar a la ficción. Esa es mi idea”. Incluso se animó a pensar en otros caminos: “Quiero hacer ficción, o cine también. Eso es lo que quiero hacer y sé que soy bueno para eso”.

Su salida de Cuestión de Peso, una de las más resonantes de la temporada, había estado marcada por un fuerte impacto emocional. Ariel, luego de haber perdido 17 kilos durante su estadía en el programa, no ocultó su malestar al momento de renunciar. “¡No puede ser que te obliguen y uno la pase mal! Se generan discusiones, estrés… No sé qué hago acá”, dijo en voz alta, solicitando incluso la intervención de Estefanía Pasquini, esposa de Alberto Cormillot. El ambiente estaba enrarecido y las tensiones acumuladas hicieron estallar a Ariel, que no encontraba alivio en la clínica ni en el trato de los especialistas: “Me dijeron que hacía todo mal, que iba a sufrir las consecuencias… Dos meses hostigándome con que me iba a ir mal, que iba a fracasar… Estoy harto de pasarla mal en las charlas”.

Al borde de las lágrimas y con la voz entrecortada, anunció su decisión definitiva: dejar el certamen. Frente a cámaras y miradas atónitas, se dirigió a Massaccesi. “Basta de estas cosas. ¡No quiero más! Yo fui a las consultas. Hace dos meses que doy explicaciones. Yo vine a bajar de peso y hacer reír a la gente, y me hacen quedar como lo que no soy. Nada es lo que parece en la clínica por momentos. Y yo no encajo… Ya está Mario, me voy”, sentenció.

Ahora, lejos de la exposición mediática y acompañado de una bicicleta y nuevas metas personales, Big Ari transita el presente con otras prioridades. La pantalla de la televisión puede haber quedado atrás, pero las ganas de reinventarse perduran. Entre castings y sueños, Ariel busca ese lugar donde no importe el aspecto físico, sino el deseo genuino de contar historias y crecer.