SAN CARLOS DE BARILOCHE.– Uno de los principales atractivos de esta ciudad acaba de triplicar su “capacidad de comensales”: el Teleférico Cerro Otto inauguró El Patio Panorámico, un parador gastronómico ubicado debajo de la tradicional confitería giratoria. El nuevo espacio permitirá recibir a 400 visitantes, mientras que la confitería tiene espacio para 200 personas.

Consultados por LA NACION, los responsables del complejo turístico ubicado en el kilómetro 5 de la avenida Pioneros hablan de un buen arranque de temporada, con unos 2000 visitantes diarios, una cifra similar a la de enero de 2024. “En esta primera quincena, hemos recibido mucho público de países vecinos como Chile y Brasil, además de quienes llegan de Estados Unidos y de provincias argentinas como Buenos Aires, Córdoba o Mendoza”, sumaron.

A través de los amplios ventanales, se pueden disfrutar vistas de los lagos Nahuel Huapi y Moreno; las islas Huemul, Gallina y Victoria, así como a la Península San Pedro

El nuevo espacio gastronómico les permitirá responder mejor a la demanda, al tiempo que será utilizado para diversos eventos. En el salón –con amplios ventanales con vista a los lagos Nahuel Huapi y Moreno; las islas Huemul, Gallina y Victoria, así como a la Península San Pedro– se pueden degustar sándwiches de trucha, de ternera y veggies (rondan los 18.000 pesos), así como panchos, gaseosas y cervezas. También se acaba de inaugurar un área en la que se venden waffles y helados.

Tras acceder en teleférico, y además de conocer la confitería giratoria y El Patio, los turistas pueden disfrutar de múltiples actividades a más de 1400 m.s.n.m. El complejo Teleférico Cerro Otto cuenta con palestra, tirolesa, laberinto y puente colgante. También ofrece caminatas guiadas gratuitas.

Dentro del complejo también hay una galería de arte en la que se exponen de forma permanente réplicas en tamaño real del David, la Piedad y el Moisés, del artista Miguel Ángel Buonarroti. Realizadas en polvo de mármol y resina acrílica, las esculturas fueron calcadas directamente de los originales y están certificadas por el gobierno de Italia.

El pionero Boris Furman conoció Bariloche en la década de 1960 y, desde la cima del cerro Otto, tuvo un sueño: construir allí una confitería giratoria a la que pudiera accederse a través de un teleférico

El ideólogo del Complejo Turístico Teleférico Cerro Otto, Boris Furman (1916-2007), encargó las obras a la galería Pietro Bazzanti e hijo, de Florencia. Las esculturas viajaron en barco hasta Buenos Aires y luego por tierra hasta Bariloche. Permanecieron un tiempo en la Catedral local hasta que fueron transportadas en camiones a la cumbre del cerro Otto, por el camino de montaña que comienza en el kilómetro 1 de la avenida Pioneros. En la galería de arte también se exhiben réplicas de las herramientas que usaba Miguel Ángel para esculpir.

Un pionero descendiente de inmigrantes rusos

La historia de las obras de arte resulta tan llamativa como la de la construcción del teleférico y la confitería giratoria que hoy son un emblema de Bariloche. Hijo de inmigrantes rusos asentados en la ciudad de Santa Fe, Furman fue cadete, ayudante de vendedor y finalmente vendedor. Tras un breve paso por Paraná, Entre Ríos, aquel visionario llegó a Buenos Aires para desarrollarse en su oficio. Consiguió alquilar un local en Alsina al 1300 y en 1925 abrió, en Piedras 99, la sastrería Rocha Casimires, que llegaría a convertirse en un símbolo de la ciudad. Juan Domingo Perón, Raúl Alfonsín, Pelé, Sandro, Gabriela Sabatini, Isabel Sarli y Víctor Bo figuran entre las personalidades que vistieron trajes de esa casa.

Afianzado como comerciante, Furman conoció Bariloche en la década de 1960 y, desde la cima del cerro Otto, tuvo un sueño: construir allí una confitería giratoria a la que pudiera accederse a través de un teleférico. Compró las tierras y, en 1974, aquella visión se volvió realidad; contactó a los ingenieros de la firma Rudolf Kienast, que llegaron desde Austria para montar las torres y el sistema con 42 góndolas rojas.

El Teleférico Cerro Otto tiene 42 góndolas rojas

Dos años después, el emprendedor santafecino vería finalizada su anhelada confitería, única en América del Sur. Las mesas de la confitería y restaurante están sobre una suerte de aro, la parte que gira de la estructura. El centro y las ventanas del edificio circular son fijas. La confitería giratoria tiene dos velocidades: puede tardar 20 o 40 minutos en dar una vuelta completa.

Si bien la experiencia completa implica viajar en las pintorescas góndolas rojas, lo cierto es que también se puede llegar a la cima del cerro en auto. Cerca de la cumbre hay un estacionamiento y un funicular (el pase está incluido en la tarifa de ingreso) que conduce a la confitería y el resto del complejo.

“En esta época, si el medio de elevación no está operativo por cuestiones climáticas, existe la posibilidad de que los visitantes accedan por cuenta propia al complejo. Se puede acceder a través de un camino de montaña, de ripio, de nueve kilómetros, que inicia en el kilómetro 1 de la avenida Pioneros. Allí, se abona ingreso por persona. Tal como sucede en la estación inferior, el estacionamiento es gratuito. Y si las condiciones son normales, el traslado ida y vuelta desde el centro de la ciudad hasta la base del teleférico es gratuito”, informaron desde el complejo.

En esta época, si el medio de elevación no está operativo por cuestiones climáticas, los visitantes pueden acceder en auto al complejo

Cada adulto paga 30.000 pesos (incluye ascenso y descenso por el teleférico, así como el ingreso al complejo), mientras que los menores (de 6 a 12 años) y los mayores de 65 pagan 20.000 pesos. Quienes solo elijan ascender (y bajar caminando, por ejemplo) pagan 20.000 pesos. Y la tarifa para los que suben en sus propios vehículos o a pie es de 25.000 por persona (incluye el acceso al funicular en la cima).

En cuanto a las actividades, la tirolesa de 60 metros y siete metros de altura vale 20.000 pesos por persona, y el acceso al muro de escalada cuesta 15.000 pesos; tiene una altura de siete metros, diferentes grados de dificultad y puede utilizarse desde los 5 años. Combinar ambas actividades tiene un costo de 25.000 pesos por persona. Los visitantes pueden ascender por el teleférico entre las 10 y las 16.30, mientras que el último descenso se realiza a las 18.