En Moreno, el temporal golpeó con fuerza, dejando árboles caídos, calles cortadas y viviendas afectadas. Entre los damnificados se encuentra Patricia, quien sufrió la voladura total del techo de chapa de su casa en Antártida Argentina 890. Aunque no vive allí, utiliza la propiedad como depósito de sus herramientas de trabajo. La estructura se desprendió por completo y cayó sobre la vivienda lindera, dejando a sus ocupantes en alerta en plena madrugada.
“Eran las cinco de la mañana cuando empezamos a escuchar la lluvia y el viento”, relató a LA NACION Daiana Maldonado, la vecina sobre la que impactó el techo. “Me levanté para cerrar la ventana y, justo en ese momento, se escuchó una explosión, un ruido muy fuerte. No entendíamos qué había pasado. Pensamos que había sido una chapa, pero volvimos a dormir sin saber bien lo que había ocurrido”, explicó.
Cuando la tormenta dio una tregua, la escena era impactante. “Salimos y nos encontramos con que todo el techo de la casa de nuestra vecina estaba sobre la nuestra. Esperamos un rato más y, cuando llegó el dueño de la vivienda, seis chicos vinieron a ayudar. Lo único que pudieron hacer fue doblar la chapa para evitar que, si volvía a soplar el viento, terminara volando a otra casa y provocara un desastre mayor”, agregó.
El impacto no solo afectó la estructura del techo, sino que dejó daños adicionales en la vivienda. “Después descubrimos que la claraboya estaba rota, parte de la membrana también y el paredón tenía daños. Todo eso lo vimos recién cuando sacaron el techo”, señaló la mujer.
Mientras los vecinos intentaban evaluar los daños, personal de Defensa Civil ingresaba a la vivienda junto con Patricia, la dueña del inmueble afectado, para revisar el estado general de la propiedad. Sin embargo, prefirió no dar declaraciones sobre lo ocurrido.
La incertidumbre crece entre los afectados. “Por ahora, solo vimos esos daños porque justo cuando terminaban de doblar el techo, se largó a llover otra vez. No podemos hacer nada con los cables colgando, es peligroso. Estamos esperando que pare un poco de llover para poder subir, ver bien qué necesitamos comprar y empezar a arreglar. Pero la realidad es que, hasta que la lluvia no se detenga, no podemos hacer nada”, concluyó la vecina.
El impacto del temporal
Los comerciantes de la zona también se encontraron con el impacto del temporal al llegar a sus negocios. Desde un local ubicado en la esquina de la cuadra, uno de los empleados contó que desconocían la magnitud de los daños hasta que abrieron el negocio. “Yo soy vecino del barrio y la verdad que cada vez se sienten más fuertes los temporales. Antes de llegar hasta acá me encontré con un montón de calles cortadas, pero por árboles caídos, y siguen ahí. Si vas, te vas a encontrar con que todavía están tirados, algunos incluso cortando cables”, relató a LA NACION.
El vecino también expresó su sorpresa al ver lo que había ocurrido en la vivienda afectada. “Llego acá y veo lo de la vecina. En ese momento, el techo estaba entero sobre la otra casa. Esto pasó a la madrugada y recién ahora vienen a ver cómo está todo. La verdad, deja mucho que desear”, agregó, en referencia a la demora en la asistencia para la remoción de escombros.
A medida que avanza la mañana, la lluvia comienza a dar una tregua, pero los vecinos temen que el temporal no haya terminado. “Estamos agradecidos de que el techo no haya volado más lejos. Si hubiese caído en plena calle o sobre otra casa, podría haber sido peor”, señaló Andrés Lobos, residente del barrio. La incertidumbre persiste mientras los vecinos intentan evaluar los daños y prepararse para un clima que todavía no da señales de estabilidad.