Una vara altísima dejó la Argentina tras el debut con Brasil. Seis goles y el respaldo de un juego de excelencia fue la fórmula para la abrumadora diferencia. El nuevo paso, por la segunda fecha del Grupo B del campeonato Sudamericano Sub 20 de Venezuela, era Colombia, que en la apertura tuvo jornada libre. Dos estilos opuestos pusieron a prueba a la selección, que tuvo frente al Scratch espacios y toda clase de beneficios ante un equipo de bajísimo calibre, mientras que el nuevo reto poco tuvo de aquella presentación: quedó expuesto en el resultado, porque el marcador señaló 1 a 1, y el desarrollo dejó apenas espacio para un puñado de situaciones de riesgo. Con el empate, la selección lidera el grupo y el martes, desde las 18, se medirá con Bolivia.

La rotación, porque se juega cada 48 horas y dosificar el esfuerzo es determinante para disminuir el riesgo de lesiones, provocó que la Argentina ensayara cuatro variantes respecto del debut contra Brasil. Agustín Obregón, Franco Mastantuono, Santiago Hidalgo y Santino Andino saltaron para tomar las posiciones de Dylan Gorosito, Maher Carrizo, Ian Subiabre y Agustín Ruberto. Una decisión que con el desarrollo tuvo su razón: Colombia es un equipo físico, que intentó imponer esa característica para contrarrestar el juego asociado que pretende instalar el Sub 20 argentino, que resguardó a tres de los cuatro nombres ofensivos que dieron rienda suelta al desparpajo con la pelota en el estreno. La función, esta vez, necesitaba de otros interpretes.

Franco Mastantuono intenta conducir ante la marca de Juan Arizala, que recibió una falta de Santiago Hidalgo; el futbolista de River tuvo su estreno como titular y en el segundo tiempo a punto estuvo de destrabar el partido

La Argentina no exhibió la misma precisión para hacer fluida la circulación de la pelota, porque también el rival presionó con mayor énfasis que Brasil y así el doble cinco que componen Valentino Acuña y Milton Delgado no tuvo presencia para dominar la escena y ser el primer eslabón en la cadena de juego. Sin el VAR, el foul de Alejandro Ararat sobre Echeverri a los cinco minutos tuvo una sanción leve: tarjeta amarilla decidió el árbitro chileno José Cabero, que dos minutos más tarde volvió a darle oxígeno al volante colombiano, que ensayó una falta táctica también sobre el Diablito.

Una primera media hora en la que Argentina estuvo incómoda, y Colombia, que llevaba el ritmo, no era punzante hasta que encontró desacomodada a la selección y lastimó: Neiser Villarreal, un delantero centro que juega para el equipo, lanzó largo para Oscar Perea, que dominó en el mano a mano a Juan Giménez y con un remate cruzado de zurda desató el nudo. Un golpe que Argentina asimiló con velocidad: porque, tras una supuesta mano dentro del área rival, Andino desbordó y Echeverri anotó con la clase de los distinguidos.

El resumen del empate entre Argentina y Colombia

Los actores se repetirían en el segundo tiempo, la partitura también, aunque el desenlace de las acciones no sería la misma: Colombia crecía con espacios para desarrollar su fortaleza física, y para la Argentina la mejor señal era desacelerar el ritmo, asociarse, acumular pases, ser paciente para encontrar el resquicio y filtrar la pelota. Perea, nuevamente con habilitación de Villarreal, estrelló la pelota en el poste izquierdo del arquero Santino Barbi; la respuesta fue otra vez el desborde de Andino y la resolución de Echeverri, que en el mano a mano no logró batir al guardavalla Jordan García.

Los cruces con Colombia marcaron muchas veces a la Argentina en el Sub 20 en los últimos años. Dos años atrás, provocó el derrumbe de un equipo que viajó con cartel de candidato y no se clasificó al Hexagonal Final. También fue la que selló la suerte argentina en 2009, la última vez que Venezuela fue anfitriona del certamen. Compartieron grupo y empataron 2 a 2 en Maturín; dos semanas después se midieron en la última jornada del Hexagonal final, las dos con posibilidades de acceder a la cita mundialista de Egipto, aunque dependiendo de terceros: la caída 1-0 significó un durísimo golpe, porque la Argentina venía de consagrarse en los Mundiales de Países Bajos –la irrupción de Lionel Messi– y de Canadá y empezaría a desandar un camino sinuoso, con torneos clasificatorios que alternaron entre la gloria y la decepción. De los últimos siete Sudamericanos de la categoría, la selección levantó el trofeo en apenas uno: Uruguay 2015, con Humberto Grondona como cabeza técnica.

El festejo de los juveniles argentinos junto al Diablito Echeverri, autor del gol ante Colombia; el capitán acumula tres tantos en dos juegos

Finalmente, fue la que en Ecuador 2017 clasificó a la Argentina al Mundial de Corea del Sur. En la última jornada, en Quito, igualó sin goles con Brasil y posibilitó el pasaje al plantel que manejaron Claudio Úbeda y Fernando Batista, que en sus filas tenía a Lautaro Martínez, Lisandro Martínez, Cuti Romero, Nahuel Molina…

El nuevo proceso tiene pequeñas reminiscencias del que resultó el último éxito sudamericano en la categoría: Gorosito, Giménez, Tobías Ramírez Cardozo –en el Sub 17 llevaba el apellido de su padre biológico, Palacio–, Mariano Gerez, Acuña, Echeverri, Ruberto, Subiabre son nombres que se repiten desde la experiencia en el Sudamericano Sub 17 de 2023; para el Mundial se agregaron Mastantuono y Carrizo. Diego Placente era el seleccionador y ahora, tras la salida de Javier Mascherano –aceptó en noviembre pasado la oferta para dirigir a Inter Miami– su nombramiento termina ofreciéndose como una jugada pensada, porque jugadores y entrenador se van acompañando en el crecimiento. La última vez que el DT escaló junto a los futbolistas los peldaños en los juveniles fue con Grondona –dirigió la Sub 15, 17 y 20– y la Argentina se consagró en el continente en Sub 17 en 2013 y en Sub 20, dos años después.

Jordan Barrera forcejea con Valentino Acuña: el volante argentino se enseñó incómodo con el juego físico que propuso Colombia

En el juego, con las modificaciones Colombia dejó de tener explosión en las transiciones de defensa-ataque y la selección empezó a mover mejor la pelota. Mastantuono tuvo la victoria, pero no ajustó el remate de cabeza, que terminó por controlar García; un tiro libre hizo esforzarse a Barbi. El empate permite sumar y seguir ajustando detalles, con la ilusión intacta de romper con la década perdida.