Enero provocó que se encendieran las luces de alarma en Rosario. Después de un 2024 marcado por el descenso de los asesinatos en un 65,5 por ciento con respecto al año anterior, el mes pasado se cometieron en el departamento Rosario 19 homicidios, una cifra que se acerca a periodos donde la violencia que supura del narcomenudeo era un problema endémico desde hace una década y media.

De pronto el problema de Rosario, que parecía estar bajo control en 2024 con un descenso abrupto de los asesinatos –de 260 en 2023 a 90 el año pasado-, con la aplicación del llamado plan Bandera, que implicó un refuerzo de efectivos federales, y un plan de seguridad y penitenciario del gobierno de Santa Fe, comenzó a preocupar por el recrudecimiento de los asesinatos durante el primer mes del año, la mayoría asociados a tramas narco.

¿Cuáles son las causas de este recrudecimiento de la violencia? Confluyen varios factores. Uno de ellos, según analizan en el gobierno de Santa Fe, es un “reacomodamiento de las cuartas y quintas líneas” de los grupos criminales que dominan el narcomenudeo en los barrios del sur, oeste y noroeste de Rosario. Hay espacios que quedaron “disponibles” para la venta de drogas, tras las detenciones y crímenes que se produjeron el año pasado. El gobierno advirtió que al cortarse los nexos entre las cárceles con los soldaditos que están en libertad hay una nueva camada de jóvenes asociados a los grupos criminales que comenzaron a tener autonomía e intentar apoderarse de puntos de venta que, de manera momentánea, están vacantes.

Desde el entorno del gobernador de Santa Fe Maximiliano Pullaro también recalcaron que durante diciembre y enero hubo una especie de letargo en la política de control de los búnkeres de venta de drogas en el Ministerio Público de la Acusación, donde se creó una unidad especial, después de la desfederalización del narcomenudeo a principios del año pasado. Las causas de microtráfico, que generan mayores problemas con la violencia, dejaron de estar dentro la persecución del fuero federal y desde 2024 esa política de combate al narcomenudeo está en manos de los fiscales provinciales.

Marcas de balazos en fachas de casas, parte de la escenografía de los barrios más calientes de Rosario

En el Ministerio de Seguridad de la Nación admitieron también que el recambio por las licencias por vacaciones de los agentes federales resintió de alguna manera los patrullajes en las cuatro zonas “calientes” donde operan los gendarmes y policías federales.

El llamado “éxito” de Rosario en el descenso momentáneo de la violencia durante 2024 se lo adjudicó como parte de la política de Estado del gobierno nacional el presidente Javier Milei, que elogió públicamente el trabajo de Patricia Bullrich, y en una entrevista con la agencia Bloomberg en Davos, Suiza, se animó a afirmar que “la inseguridad es cosa del pasado”. El presente de Rosario y del conurbano bonaerense exhiben de forma descarnada que la violencia extrema sigue derramando sangre por las tramas narco.

Ante este escenario, los barrios del sur y noroeste de Rosario, donde se focalizaron los últimos crímenes narco, se vieron convulsionados nuevamente en los últimos días por un fuerte despliegue de las fuerzas federales y policías de Santa Fe, que realizaron más de 50 requisas y allanamientos en puntos de venta de drogas identificados en varias causas. Se secuestraron armas y teléfonos celulares, pero muy poca cocaína.

El objetivo principal era hacer una puesta en escena en esos territorios para mostrar la presencia de las fuerzas de seguridad en momentos en que esos barrios, como La Tablada, Larrea, Ludueña y Empalme Graneros volvieron a agitarse con balaceras y crímenes. El resultado, al menos por ahora, parece ser nuevamente positivo, ya que a un enero teñido de sangre siguió una primera semana de febrero sin asesinatos.

“Esos son algunos de los lugares donde se produjeron los hechos de violencia que ocurrieron en las últimas semanas. Es importante avanzar con fuerza detrás de esos hechos, que responden a un reacomodamiento de cuartas y quintas líneas de las organizaciones criminales que, ante el avance contra algunos jefes o lugartenientes que han sido abatidos o capturados en enfrentamientos, hace que haya una sensación de vacío de poder en el territorio y que se produzcan algunos rebrotes de violencia”, analizó el ministro de Seguridad de Santa Fe, Pablo Coccocioni.

Enero mostró de forma descarnada que en materia de crimen organizado cuesta mucho avanzar en desmantelar las estructuras criminales y se puede retroceder en un instante. Durante el mes pasado, Rosario fue marcha atrás. Se produjeron 19 homicidios, una cifra cercana a los años 2021 y 2022, cuando se cometieron 21 asesinatos, una época en que la ciudad estaba atravesada por la crisis de seguridad, que lo puso contra las cuerdas al entonces ministro de Seguridad Aníbal Fernández.

Una de las zonas de mayor tensión son el oeste y noroeste de la ciudad, donde quedaron espacios vacíos dentro del mapa narco, luego de que fueran detenidas organizaciones que irradiaban una violencia sangrienta, entre ellas, la de Francisco Riquelme, preso actualmente en el penal de Marcos Paz. A fines de diciembre pasado, fue detenido en Buenos Aires Jonatan Riquelme, hermano de Francisco, quien conducía esa franquicia criminal vinculada al jefe narco Esteban Alvarado.

“El trabajo conjunto en el marco del plan Bandera es el camino correcto. Estamos marcando la cancha a aquellos que quisieron instalar la violencia nuevamente en Rosario y los allanamientos son una respuesta contundente de parte del Estado de decir que eso no va a suceder. Vamos a seguir estando acá para que Rosario siga el camino de pacificación”, reconoció el subsecretario de Intervención Federal de la cartera de Seguridad, Federico Angelini.

En ese sector de Rosario el miércoles 29 de enero fue asesinado un hombre de 45 años de varios balazos. Pablo Daniel López fue visto por los vecinos en Larralde al 2700 con serias heridas de bala en distintas partes del cuerpo. Llamaron a la policía y fue trasladado al hospital de Emergencias, donde murió. Los efectivos secuestraron en el lugar 14 vainas de pistolas 9 mm.

El crimen se produjo en una zona de casas precarias, la mayoría construidas con chapas de zinc viejas y maderas. Los atacantes, según expusieron los vecinos a la policía, huyeron por los pasillos de esa villa donde por el tipo de construcción una bala 9 mm puede atravesar varias viviendas. No resultó ninguna otra persona heridas de milagro.

En la noche anterior dos chicos de 14 años y una nena de 6 fueron heridos en una balacera en Villa Gobernador Gálvez, ciudad que fronteriza de Rosario. Los menores lograron salvar su vida, ya que las heridas no fueron de gravedad.

El asesinato de Pillín Bracamonte, abrió desde noviembre pasado una sangrienta disputa por el control de la barra de Central

Ese día un hombre fue atacado a balazos en la calle, en zona noroeste de Rosario, en República Dominicana y Rafaela, en barrio Ludueña. Fuentes del Ministerio Público de la Acusación informaron que se trata de Ricardo Iván Rodríguez, de 32 años.

Una semana antes también se había registrado un vertiginoso crecimiento de la violencia. Entre el viernes 24 y el domingo 26 de enero se cometieron cuatro asesinatos y siete personas resultaron heridas de bala. Otra de las estadísticas que creció este mes es el de las personas lesionadas con balas. En el gobierno siguen con mayor atención este rubro debido a que marca con mayor precisión los niveles de violencia.

La zona oeste y noroeste que hoy es el blanco de la violencia narco estaría relacionado de manera indirecta, para algunas fuentes, con las líneas internas que conducen la barra de Rosario Central, tras el crimen de Andrés Bracamonte que ocurrió el 9 de noviembre pasado. Ese asesinato aún está impune.

En el gobierno de Santa Fe muestran cierta cautela con este repentino crecimiento de los asesinatos en enero. Fuentes de la gestión de Maximiliano Pullaro señalaron: “Como antes nos mostrábamos cautos con el descenso de los crímenes en 2024, porque considerábamos que el problema estaba lejos de solucionarse, ahora tampoco entramos en pánico”.

Desde el gobierno nacional observan de manera atenta la situación. La reducción de los homicidios en Rosario en más de un 65 por ciento fue capitalizado a nivel político por las gestiones de Pullaro, pero también de la ministra Bullrich, que reforzó a partir de los episodios de marzo pasado, cuando cuatro asesinatos generaron pánico en la ciudad, el operativo Bandera, con el envío de mayor cantidad de efectivos federales, que hasta la actualidad se dedican a custodiar cuatro zonas calientes de Rosario. Una de los sectores donde supura con mayor intensidad la violencia las últimas semanas en el oeste rosarino.

Pullaro reconoció a fin de enero que hasta el momento se consiguieron “resultados importantes” en materia de seguridad, aunque advirtió que siempre fueron prudentes “porque no es un problema que está resuelto”. Puso foco en “seguir secuestrando armas” y sacarlas de las calles.

Vigilancia policial tras una balacera en el barrio Moderno, en Rosario

“Siempre fuimos prudentes con lo que es la violencia en Rosario. Se trabajó mucho junto al gobierno nacional, la ministra (Patricia) Bullrich y las fuerzas de seguridad federales. Todo con un esfuerzo significativo del Servicio Penitenciario provincial, de la Policía de Santa Fe y de los fiscales. Logramos resultados importantes, pero siempre lo manifestamos con prudencia porque no es un problema que está resuelto”, apuntó el gobernador santafesino, que argumentó que “históricamente enero fue el mes más complejo”.

El diputado provincial Carlos Del Frade, quien investiga el tema narco desde hace décadas, señaló que “la paz transitoria se da en muchos lugares de América latina cuando hay cambios de gobierno, pero esto después el negocio narco se reconfigura, como está ocurriendo hoy, con un agravante: hay indicios de que el fenómeno narco en Rosario y en Argentina se está regionalizando a nivel Latinoamericano, como muestran los secuestros de droga en grandes cantidades, como el que ocurrió en Entre Ríos la semana pasada”.