Glosar, dice el italiano Roberto Calasso, es mucho más que comentar algo: implica la certeza de que cualquier escrito nace de otro, una reelaboración que pone el valor en un intersticio que antes no existía. Una imaginería así se activa con los archivos, experiencias que renacen, dispositivos que invocan nuevas lecturas y apropiaciones.

Patricio Binaghi (Buenos Aires, 1976), gestor, editor e investigador hace de la locura por el papel una cartografía. Fechado entre junio de 2021, en plena reapertura tras el confinamiento, y mediados de 2024, el recorrido de Anacronías alemanas atraviesa distintas ciudades del país europeo. “A veces, las situaciones y actitudes de otras épocas se asoman por la ventana para saludarnos y recordamos de dónde venimos. Alemania, para mí, representa el refugio en medio de la incertidumbre”, reflexiona, mientras encuentra su hábitat en una beca para investigar la relación del Grupo Sur con intelectuales germánicos refugiados en la Argentina.

Con un trasfondo de duelo, el reconocimiento de la orfandad y, a la vez, la construcción de una nueva pareja, el registro sigue la trama fechada de un diario emocional, pero se reconvierte, sutilmente, en una grulla de papel, con dobleces precisos, que adoptan la forma de la crónica de viaje, un rescate por distintos referentes de la cultura visual y fotográfica desconocidos por estos lares, anotaciones ligadas a la cotidianeidad como becario del autor, hasta incluso críticas a la corrosión del carácter de la política y la burocracia cultural argentina. La metáfora del papel no es casual: el autor es un coleccionista obsesivo de todo tipo de materialidad impresa, desde la elegancia de distintas revistas europeas o publicaciones de diseño hasta afiches escolares imposibles de meter en una valija. Cada entrada dedicada a la visita por ferias de antigüedades, mercados o librerías casi fantasmales, se torna una aventura extravagante.

Pasar una larga temporada en Alemania, para algunos escritores argentinos contemporáneos como María Negroni, Mercedes Halfon o Alan Pauls, ha sido sustancia narrativa por el desafío de las declinaciones de la lengua de Rilke, por la cinética berlinesa y por el cuidado a sus documentos, recursos humanos y técnicos capaces de atravesar varias generaciones. Defender a los archivos, aunque no parezca, una forma de cuidado amoroso frente a las grietas de la historia. No es casual, entonces, que, en la frescura de su relato, la recurrencia hacia los registros de entradas de comidas con amigos –que recuerda a Raúl Ruiz–, y la promesa de recuperar la figura de Grete Stern (junto a Halfon) sean parte de documentar el impulso de aferrarse al papel como un campo de posibilidades, una intimidad que se construye en movimiento.

Anacronías alemanas

Por Patricio Binaghi

Paripé Books

256 páginas, $ 22.000