Embarcados en su primera visita de Estado del año, los reyes Guillermo Alejandro (57) y Máxima (53) aterrizaron en Chipre el lunes 3 –el mismísimo monarca pilotó el avión–, invitados por el presidente Níkos Christodoulídis. Y, tras instalarse y descansar unas horas, el martes tuvieron su primera actividad oficial junto al mandatario y su mujer, Philippa Karsera, quienes los recibieron con un acto de bienvenida en el Palacio Presidencial en Nicosia. Posteriormente, los soberanos de los Países Bajos participaron de un homenaje al primer presidente de Chipre, el arzobispo Makarios III, y dejaron una ofrenda floral en la estatua que lo recuerda, y luego se reunieron con los anfitriones puertas adentro del Palacio. Para esa ocasión, la Reina eligió un sofisticado vestido de terciopelo azul de la firma Costarellos, que coronó con un tocado de Philip Treacy y combinó con stilettos Gianvito Rossi, guantes y clutch también de terciopelo de azul, pendientes de zafiros y el broche de diamantes de la reina Guillermina (bisabuela del actual rey), customizado especialmente para ella, con el que prendió el lado izquierdo de su cintura. Esa misma noche, los visitantes fueron agasajados con una comida de gala celebrada en Palacio, para la que Máxima lució un vestido color bordó, creación de Jan Taminiau (uno de sus diseñadores favoritos). Se trata de un diseño de corte sirena, que completa su impacto con una capa repleta de aplicaciones joya, conjunto que combina a la perfección con la imponente tiara Bandeau, que también perteneció a la reina Guillermina. Durante la segunda jornada del programa oficial, que incluía un recorrido por Choirokoitia, uno de los lugares prehistóricos más importantes del Mediterráneo oriental, con visitas a excavaciones y casas de la Edad de Piedra reconstruidas, la mujer de Guillermo Alejandro estrenó un vestido midi en color rojo de Natan, que complementó con accesorios más oscuros: stilettos Gianvito Rossi, guantes y cartera en la misma línea cromática y una pamela que ya es su marca de identidad. Además, quiso rendir homenaje al país anfitrión con un broche muy especial, que combinaba un tulipán, símbolo de Holanda, con una rama de olivo, muy característico de Grecia y Chipre. Pero cuando los stilettos no eran aptos para algunos tramos del paseo, Máxima los cambió por unas chatitas a tono que le acercó su estilista, que siempre la sigue de cerca con un carry on en el que hay todo lo que la Reina puede llegar a necesitar durante un día de agenda completa.