PARÍS.– Emmanuel Macron inicia este sábado una gira de casi una semana por América Latina, con el objetivo de “reforzar la cooperación” con la región, con una atención particular en Argentina, donde espera convencer al presidente ultraliberal Javier Milei de unirse al “consenso internacional” sobre las grandes problemáticas mundiales, según precisó el palacio del Elíseo.
El jefe del Estado francés, que también viajará a Brasil para la cumbre del G20 y a Chile, estará sin duda acompañado durante todo el viaje por el complicado tema del acuerdo de libre comercio entre la Unión Europea (UE) y el Mercosur (Brasil, Argentina, Paraguay y Uruguay), que Bruselas pretende firmar antes de fin de año, a pesar de la firme oposición de París.
Y el viaje coincide con una nueva y dura movilización de los agricultores franceses a partir del lunes. Protesta cuyo principal objetivo es manifestar contra el acuerdo.
Menos de un año después de una movilización histórica, en gran parte por las mismas razones, ese es el mensaje que el campo francés pretende enviar a la Comisión Europea (CE), entusiasta ante la perspectiva de llegar por fin a sellar el acuerdo. Hace más de 20 años que la CE negocia con el Mercosur. Y varios son los países del bloque, entre ellos España y Alemania, que siempre estuvieron a favor de ese acuerdo, que favorecería la exportación de autos, máquinas o productos farmacéuticos de la UE. No es el caso de los grandes países productores agrícolas, como Francia y Polonia, que ven en la llegada de carne o de cereales sudamericanos un enorme riesgo para la supervivencia de sus propios productores.
En Francia, no son solo los agricultores quienes se oponen al acuerdo, también lo rechaza la clase política. Todos argumentan una competencia desleal, con productos que no estarían sometidos a las rigurosas normas medioambientales y sanitarias vigentes en Europa.
En la Argentina, donde debe llegar este sábado, el primer objetivo de Macron será “sumar al presidente Milei a las prioridades del G20″, sobre todo en cuestiones medioambientales y cambio climático. Entre otras propuestas, a cambio, Macron podría asegurar a Buenos Aires que la negativa francesa a aceptar el acuerdo no será definitiva… a condición de que los países del Mercosur incluyan en el texto el respeto del Acuerdo de París sobre el clima y las normas europeas.
Pero no le será fácil, pues Argentina se acaba de retirar de la COP29 que se lleva a cabo en Bakú, capital de Azerbaiyán. Y porque el presidente argentino, como su amigo Donald Trump forma parte de aquellos que ponen en tela de juicio el “consenso internacional” sobre esas cuestiones.
Sin embargo, fiel a su costumbre, Emmanuel Macron, que siempre se esforzó en establecer relaciones con personajes ubicados al otro extremo de su posición ideológica —como ya lo hiciera sin mucho éxito hizo con Trump y con Vladimir Putin— persiste en su objetivo de lograr un diálogo fructífero con homólogos de posiciones radicales. Y, en esta ocasión, será el turno de Javier Milei.
En Buenos Aires, el mandatario francés intentará “profundizar el partenariado estratégico e histórico con Argentina” en el terreno de la defensa, la transición energética y los transportes. Y, para eso, la ocasión es propicia, ya que el gobierno argentino “se declara abierto a las inversiones extranjeras, dispuesto a intensificar el comercio exterior, con el objetivo de mejorar la situación económica del país”, según la sede de la presidencia francesa.
Y será seguramente en el terreno del intercambio comercial donde Macron y Milei se entenderán mejor. Tal vez evocando la anunciada compra de dos submarinos franceses u otros sectores que interesan a París, como los de la energía y la explotación minera. En ese terreno, el grupo Eramet, que explota una fábrica de litio en Salta, debería seguir invirtiendo en el país. Aunque no todo es color rosa para los proyectos franceses. Si bien Carrefour anunció inversiones por casi 300 millones de dólares, el gigante de la energía Total rechazó en septiembre una propuesta de Javier Milei de participar en la construcción de un proyecto de licuefacción de GNL en Río Negro.
En todo caso, Francia no olvida. La visita de Macron, que estará acompañado por su esposa Brigitte, incluirá una visita a la iglesia Santa Cruz, para rendir homenaje a la veintena de franceses —entre ellos dos religiosas— desaparecidos y asesinados por la dictadura en los años 70. Hace pocos días, alarmados por la posibilidad de que los ex militares condenados por esos crímenes fueran liberados tras la visita de cinco diputados de La Libertad Avanza al sitio de detención, familiares y representantes de esas víctimas fueron recibidos en la sede de la presidencia por el consejero jurídico de Macron. Acompañados por la abogada Sophie Thonon-Wesfreid, representante legal de muchos de los deudos, el grupo “recibió garantías de que el jefe del Estado era particularmente sensible a esa cuestión”, según la doctora Thonon-Wesfried. Lo que permite suponer que este será un tema evocado por ambos presidentes durante su encuentro en Buenos Aires.
Las otras escalas
La cumbre del G20, que se realizará el lunes y el martes en Brasil, estará centrada en la lucha contra la pobreza, el desarrollo sustentable y la transición energética. Emmanuel Macron mantendrá también reuniones bilaterales con el presidente chino Xi Jinping, el sudafricano Cyril Ramaphosa y el primer ministro indio Narendra Modi, todos dirigentes de países representantes del mal llamado “sur global” que, reunidos en el grupo de los BRICS, junto a Vladimir Putin, pretenden instalar un nuevo orden mundial.
La última etapa de la gira se realizará en Chile, miércoles y jueves. Emmanuel Macron pronunciará allí un discurso ante el Parlamento sobre la relación con América Latina, 60 años después de la visita del general Charles De Gaulle. Quien fuera el primer presidente de la Quinta República —que él mismo fundó en 1958—, había pasado entonces tres semanas recorriendo prácticamente todo el subcontinente.
En Valparaíso, el presidente francés visitará un rompe-hielos, sitio donde mantendrá un intercambio con científicos sobre “proyectos e iniciativas que podrían ser presentados” durante la Conferencia de Naciones Unidas sobre el Océano, en junio de 2025 en la ciudad mediterránea francesa de Niza.
Según el palacio del Elíseo, Francia tiene la ambición de “construir nuevos proyectos con un continente con el cual comparte valores e historia”.
“Progresar juntos ante los grandes desafíos globales. En cierta forma, construir (juntos) la economía del futuro”, agregan.
En momentos en que grandes países no-occidentales, como China, se hacen cada vez más presentes en la región, con la enorme incógnita —y los temores— planteados por la reciente elección de Donald Trump en Estados Unidos, ni Francia ni la Unión Europea (UE) pueden permitirse el lujo de perder terreno en la región.