El gobierno ha decidido prescindir de la instalación de una segunda unidad flotante de almacenamiento y regasificación (FSRU) (Foto: Shutterstock)

El país enfrentará el invierno de 2025 con una única terminal flotante de regasificación de gas natural licuado (GNL), confiando en el crecimiento de la producción local y en una estrategia logística optimizada para satisfacer la demanda energética del país.

Esta decisión refleja el impacto del desarrollo de Vaca Muerta y la evolución de la infraestructura energética nacional, pero también presenta desafíos en términos de abastecimiento y almacenamiento.

Menos importaciones y mayor autosuficiencia

En los últimos años, el país ha reducido su dependencia del GNL importado gracias al aumento de la producción de gas natural en la cuenca neuquina. En este contexto, el gobierno ha decidido prescindir de la instalación de una segunda unidad flotante de almacenamiento y regasificación (FSRU), optando por operar únicamente con la planta de regasificación existente en Bahía Blanca.

Según Derek Wong, vicepresidente de Relaciones con el Gobierno de la empresa multinacional proveedora de estas instalaciones, la medida responde a la mayor oferta de gas local, aunque su efectividad dependerá de las condiciones climáticas y de consumo. En 2024, Argentina importó 30 cargamentos de GNL, una cifra menor a los 41 y 44 cargamentos de los dos años anteriores, lo que evidencia la tendencia decreciente en las compras externas.

Por su parte, el Viceministro de Economía y Jefe de Energía, Daniel González, destacó que el país logró un superávit de USD 5.700 millones en su balanza comercial de energía, lo que representa un avance significativo en comparación con los períodos previos en los que Argentina tuvo que afrontar altos costos por la importación de energía.

En caso de un invierno más riguroso de lo previsto, la infraestructura existente podría no ser suficiente para garantizar el suministro (Foto: Shutterstock)

Desafíos logísticos en el abastecimiento invernal

Si bien la menor importación de GNL es una señal positiva para la autonomía energética del país, el invierno plantea desafíos logísticos para el abastecimiento. La demanda de gas en Argentina varía según la severidad del frío, lo que puede generar picos de consumo difíciles de cubrir solo con producción nacional y una única FSRU operativa.

En caso de un invierno más riguroso de lo previsto, la infraestructura existente podría no ser suficiente para garantizar el suministro. En este escenario, las opciones logísticas incluyen:

Maximizar la producción local: Asegurar que la extracción de gas desde Vaca Muerta y otras regiones productoras opere a máxima capacidad sin interrupciones.

Optimización del transporte y almacenamiento: Mejorar la eficiencia de la red de gasoductos y almacenamiento subterráneo para evitar cuellos de botella en la distribución.

Importación de emergencia: En caso de que la demanda supere la capacidad local, el país podría recurrir a la importación de gas boliviano o a compras spot de GNL en mercados internacionales.

El camino hacia la exportación de GNL

Mientras avanza en la reducción de importaciones, Argentina también busca convertirse en un exportador de GNL. Diversas empresas han comenzado a invertir en infraestructura para licuefacción de gas con el objetivo de vender el recurso en mercados internacionales.

Uno de los proyectos clave en esta estrategia, a partir del acuerdo entre dos grandes compañías, permitiría la instalación de un buque de licuefacción en el Golfo San Matías (Río Negro). Este proyecto, que comenzará a operar en 2027, busca procesar gas proveniente de Vaca Muerta con una inversión estimada en 300 millones de dólares anuales.

En este sentido, se espera que, con una inversión de 2.900 millones de dólares en la próxima década, Argentina pueda exportar hasta 11,5 millones de metros cúbicos diarios de GNL, consolidando su posición en el mercado internacional.

Un modelo de transición energética en evolución

La estrategia argentina de reducir importaciones de GNL y avanzar hacia la exportación marca un cambio significativo en la matriz energética del país. No obstante, la logística de abastecimiento para el invierno sigue siendo un desafío clave, especialmente en años de alta demanda.

La combinación de infraestructura adecuada, flexibilidad en el abastecimiento y desarrollo de nuevos proyectos de exportación definirá el éxito de esta transición. Mientras tanto, la gestión eficiente del suministro local y las decisiones estratégicas en la importación de emergencia serán fundamentales para evitar riesgos en el abastecimiento energético del país durante los meses más fríos del año.