Eugenia Bosco fue una de las figuras del deporte argentino de 2024. Con 27 años, ganó la medalla de plata en vela, en la clase Nacra 17, junto con Mateo Majdalani en los Juegos Olímpicos de París. Dos meses después de la alegría y la gloria, la joven nacida en San Pedro decidió denunciar ante la Justicia que fue abusada sexualmente por su entrenador de las categorías formativas en el Yacht Club Olivos cuando ella era adolescente.

En diálogo con LA NACION, la deportista olímpica se sumergió en el íntimo proceso que la llevó a tomar la decisión. La denuncia, realizada en octubre, quedó radicada en la UFE Género de Vicente López, a cargo de la fiscal Lida Osores Soler. Allí, Bosco detalló el abuso que sufrió a sus 12 años por parte de su exentrenador. Aunque ella decidió no mencionar su nombre en la entrevista que le concedió a LA NACION, según pudo averiguar este medio se trata de Leandro Tulia, de la escuela Optimist –la práctica inicial en vela, para niños entre 6 y 15 años- del Yacht Club Olivos, donde trabaja desde hace 20 años.

“No siento que me haya opacado. Es aceptar que pasé por mil etapas de vergüenza, de no aceptarlo, de pensar que era la culpable. Después de un tiempo lo ponés en la mesa y decís: yo tenía 12 años y no estaba en control de la situación, ¿por qué no contarlo?”, señaló Bosco a este medio.

Eugenia Bosco, medallista olímpica argentina

La denuncia

El hecho que denunció Bosco ocurrió un fin de semana en el que los niños de la escuela se quedaban a dormir en el club. Este régimen regía principalmente para aquellos que provenían del interior del país: el club los hospedaba en dormitorios para poder entrenar más horas y evitar los traslados. Fue en uno de esos hospedajes que ocurrió el hecho que Bosco decidió contar.

La denuncia de la deportista no es la única. Tras su iniciativa, otras mujeres sumaron testimonios contra el entrenador. Actualmente, la Justicia recogió el testimonio de cuatro mujeres. En el ambiente del club denunciaron que el entrenador manipulaba a sus víctimas para obtener “favores”, que iban desde masajes a tocamientos. Esto se hacía, siempre según los testimonios, bajo amenaza y, a veces, a cambio de privilegios. Estos últimos, muchas veces significaban prestarles el celular o computadora para jugar o darles los mejores barcos para entrenar. Además, señalan presuntos comentarios sexuales que Tulia realizaba durante las clases teóricas. En el caso particular de Bosco, denunció que el abuso ocurrió en el dormitorio del mismo entrenador, que en ese entonces vivía en el club. El entrenador trabaja en la escuela Optimist desde hace 20 años. “Él controlaba mis miedos”, agregó Bosco.

Eugenia Bosco con una compañera regatista, cuando eran adolescentes

La respuesta del acusado y del club

LA NACION se comunicó con Leandro Tulia para conocer su versión de los hechos, pero hasta la publicación de este artículo no obtuvo respuesta. Su abogado, Daniel Marino Mazzocchini, se contactó con este medio, resaltó la inocencia de su cliente y negó los hechos. También aseguró que Tulia no brindará declaraciones a la prensa. “Son hechos que datan de hace mucho tiempo, están prescritos, por lo que la causa naturalmente va a desenvolver en un sobreseimiento. No son abusos que revistan una entidad suficiente para generar un escándalo”, sostuvo.

Por su parte, desde el Yacht Club Olivos no quisieron brindar declaraciones oficiales sobre los hechos denunciados. Aun así, un integrante de la comisión directiva aseguró a LA NACION que se mantienen “neutrales” ante la denuncia, que “no toman partido” y que consideran que “toda persona es inocente hasta que se pruebe lo contrario”. Señalaron además que están a la espera de lo que resuelva la Justicia, remarcaron la historia de “una conducta intachable de casi 100 años del club” y que “no quieren que un comentario fuera de lugar manche la trayectoria” del mismo.

Por el momento, la institución deportiva le otorgó a Tulia una licencia, por lo que continúa recibiendo su sueldo, pero se encuentra apartado de sus alumnos. El entrenador no vive actualmente en las instalaciones de la institución.

En tanto, el presidente de la Federación Argentina de Yachting (FAY), Luis Velasco, comentó a LA NACION que desde la entidad deportiva tomaron medidas preventivas para que estas circunstancias no se repitan, entre ellas la creación de una página de denuncias anónimas en su sitio web, la creación de un comité de crisis permanente que estuvo en contacto con las denunciantes, y el desarrollo de un curso obligatorio para temas de violencia y abusos en el marco de la federación para todos los que tienen certificación de entrenador. Aseguró que hubo 120 asistentes en cada uno. Además, afirmó que se comunicaron con las víctimas antes de que se realizara la denuncia formal y que, una vez que se efectuó, hablaron con el club, que les informó de la suspensión del denunciado.

“Ante la suspensión y existiendo un procedimiento penal en trámite, no podemos intervenir de forma directa mientras dure el trámite. Pero nos reunimos con las personas que manifestaron haber sufrido o ser víctimas para ver por qué el sistema no funcionó para que no se sintieran en la confianza de haber hecho la denuncia antes o haberle pedido ayuda a las autoridades del club o la federación”, sostuvo, y agregó: “Desde nuestra parte, es acompañar a las deportistas, que sepan que pueden contar con la Federación y tienen el asesoramiento que pueden necesitar”.

Una imagen aérea del Yacht Club Olivos

La fiscal Lida Osores Soler explicó a este medio que la denuncia se encuentra en trámite debido a las nuevas víctimas que se han presentado a declarar. También se llamó a indagatoria a Tulia.

Por el momento, la investigación está en su etapa inicial para recabar testimonios, tanto de las víctimas como de testigos. A partir de esos elementos se determinará la gravedad del delito y la tipificación penal que le corresponde. Desde el entorno de Bosco resaltan que no hay una demanda civil ni un reclamo de dinero, sino que se trata de un pedido de justicia.

Más información

Si creés que una niña, niño o adolescente pudo haber sido o está siendo víctima de cualquier tipo de violencia, incluida la sexual, es fundamental que hagas la denuncia.

  • La línea 137 pertenece al Programa Las Víctimas contra las Violencias, del Ministerio de Justicia de la Nación. Es gratuita, nacional y brinda contención, asistencia y acompañamiento las 24 horas, los 365 días del año.
  • También podés enviar un Whatsapp al 11 3133 000 desde cualquier lugar del país. Un equipo de psicólogas y trabajadoras sociales atienden las consultas. En caso de ser necesario se comunicarán al 911.
  • Hablemos de abuso sexual: en esta guía de Fundación LA NACION podés encontrar más información sobre dónde pedir ayuda y señales de alerta.