Un informe del Instituto de Desarrollo Agroindustrial Argentino (IDAA) reflejó que las exportaciones de sembradoras cayeron un 51% en valor en 2024, mientras que las importaciones de estos productos crecieron un 32%. La combinación de apertura comercial, presión fiscal y costos internos en dólares influyeron en esta tendencia.

Según el reporte, la maquinaria agrícola ha sido históricamente un pilar del desarrollo agroindustrial argentino. En las últimas décadas, el avance de la siembra directa, la incorporación de tecnología en pulverización y el crecimiento de la frontera productiva impulsaron la fabricación de sembradoras, pulverizadoras y otros equipos de alta precisión, consolidando una industria de más de 1100 empresas y 24.000 empleos directos, indicó.

Según el informe, la exportación de sembradoras cayó un 51% en valor, mientras que las importaciones de estos equipos aumentaron un 32%. En el caso de las pulverizadoras las exportaciones bajaron un 39%, mientras que las importaciones crecieron un 115%.

“Las principales razones fueron el cambio de política macroeconómica y sectorial. Por una parte, la estrategia anti inflacionaria consistió en anclar el valor del dólar en un nivel artificialmente bajo, con lo cual la Argentina se convirtió en un país caro y, análogamente, los productos importados se abarataron”, explicó el Julián Andrés Domínguez, director ejecutivo del IDDA, en diálogo con LA NACION, y exministro de Agricultura.

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“A ello debe adicionarse la política sectorial de mayor apertura, reducción y eliminación del impuesto PAIS, bajas de aranceles, eliminación de cualquier tipo de reglamentación técnica o licencias y modificación de antidumpings. El Gobierno dijo que quería reducir impuestos para mejorar competitividad pero solo lo hizo para los importadores: quienes producen en el país tienen la misma carga impositiva”, agregó.

El estudio señaló que no se trata de un hecho aislado. En los últimos 13 años, la industria de maquinaria agrícola ha atravesado ciclos de expansión y retracción, con cambios en la balanza comercial según el contexto económico y político. Durante el período de 2012 a 2015, las exportaciones habían superado a las importaciones, donde el intercambio comercial en materia de sembradoras y abonadoras había sido superavitario en 81 millones de dólares.

Bajo el gobierno de Mauricio Macri, la ecuación se dio vuelta y la balanza comercial pasó a ser negativa en 15 millones de dólares, con un importante crecimiento de las importaciones y las exportaciones tocando los mínimos de la serie. Con la administración del Frente de Todos, dijo, la situación cambió, con una recuperación de las exportaciones, sobre todo post pandemia, en paralelo a una caída de las importaciones. Para el 2024, se observó un desplome de las exportaciones a la mitad y un repunte de las importaciones.

Importaciones y exportaciones de sembradoras y abonadoras durante el período 2012 a 2024.

“Los importadores gozaron de la eliminación del impuesto PAIS, menores aranceles, menores reglamentos técnicos, eliminación de licencias y antidumping, todo ello junto a dólar barato”, aseguró el director. “Los productores nacionales no tuvieron ningún beneficio. Si se hubiera empezado por reducir impuestos a quienes producen en el país, el resultado probablemente hubiese sido completamente diferente. De esta manera el resultado es claro: menos producción nacional y más importaciones”.

En el ente sostienen que la situación del sector no solo afecta a los fabricantes, sino también a las comunidades donde estas empresas tienen su base. En algunas localidades de Santa Fe, por ejemplo, la industria metalmecánica representa hasta el 14% del empleo local. La caída en la producción y la posible pérdida de mercado externo ponen en riesgo miles de puestos de trabajo.

El IDAA señaló que la tendencia en 2025 se profundizará y acelerará en la medida que las políticas comerciales actuales y macroeconómica se mantengan. Apuntó que la industria enfrentará serios problemas para exportar, al tiempo que las importaciones se incrementarán.

A su vez, es posible que determinados componentes de fabricación nacional sean reemplazados por importados, “afectando al sector agropartista con consiguiente riesgo de pérdidas de puestos de trabajo”, según aseguraron.

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El riesgo es estructural, porque las políticas de apertura y dólar barato tienen efectos de largo plazo y no se observa que el gobierno tenga intenciones de modificar su política. Las medidas que ha venido anunciando profundizan el camino trazado”, advirtió Domínguez.

Tampoco hay que perder de vista a un competidor muy fuerte: Brasil. La industria local se enfrenta a las compañías establecidas en el país vecino, donde el volumen de su agricultura logra costos más competitivos en función de la escala del mercado. Por otro lado, la materia prima, como la chapa, tienen costos inferiores en Brasil, y a la hora de exportar, la Argentina tiene un sistema logístico que presenta ineficiencias que erosionan la competitividad del producto nacional en los mercados de ultramar, indicó.

Julián Domínguez

“Para fortalecer la inserción internacional de la maquinaria agrícola nacional, es necesario revertir el atraso cambiario artificial generado por la política del gobierno, permitiendo que el valor del dólar refleje la realidad de la competitividad nacional. Además, fortalecer la política crediticia hacia el productor agropecuario que se quiera equipar con maquinaria nacional, generar financiamiento a compradores internacionales de maquinaria argentina y reducir carga impositiva a productores nacionales, especialmente a quienes tengan capacidad exportadora”, finalizó.