MENDOZA.- Se acerca la vendimia y los productores ya están en pie de guerra. La preocupación por el precio de la uva crece con el correr de las horas mientras se preparan para la cosecha 2025. Aseguran que el “monopolio” de bodegas les ofrece el mismo valor que el año pasado, por lo que empezaron a protestar para lograr eco en el gobierno local, con el objetivo de que interceda en el reclamo.
Por caso, ya iniciaron asambleas para manifestar la disconformidad, teniendo en cuenta que los grandes jugadores de la industria quieren pagarles 200 pesos el kilo de uva criolla, prácticamente lo mismo que en la temporada 2024; lo que en el mostrador representa menos del 10% del valor de la botella de vino. Por tal motivo, hacen números y solicitan que se les contemple 340 pesos por kilo, lo que representa un incremento del 70%, poniendo sobre la mesa los diferentes costos, entre ellos, inflación, impuestos y empleados.
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“Son un puñados de industriales que tiran el precio abajo; nos quieren pagar lo mismo que el año pasado. Por eso, necesitamos que el Gobierno proponga un operativo de compra, lo que permite que esa presión se ajuste, y los valores mejoren para los productores”, expresó a LA NACION Leandro Ripamonti, miembro de la Asociación de Productores Unidos, y agregó: “Hay mucha preocupación; son precios de quebranto, a lo que se suma la importación de vino, sobre todo de Chile, con calidad cuestionable. Es una situación que no sólo se replica en la industria del vino sino en la agricultura argentina”.
De hecho, este jueves por la tarde tienen confirmado un encuentro con los intendentes de la región, para que luego lleven la queja al gobernador Alfredo Cornejo. “Queremos una rentabilidad mínima, para cubrir los altos costos, algunos en dólares, y poder seguir subsistiendo”, indican los productores vitivinícolas consultados por este diario. “Nos quieren pagar el 10% de lo que vale el vino barato en góndola. En el caso de un buen vino, que es mucho más caro en góndola, en esa relación, nos quieren pagar menos aún”, sostienen los trabajadores del sector.
En ese tren, en el listado al que accedió LA NACION de una de las bodegas de peso, se observa además que les proponen abonarles a los productores 220 pesos por las uvas blancas y 300 pesos por las “tintas B”, entre ellas tempranillo, bonarda y syrah, cuando reclaman 480 pesos por kilogramo. En tanto, les quieren abonar 400 pesos por el kilo de uvas “tintas A”, entre las que figuran Malbec, Cabernet y Ancelotta, cuando están exigiendo 840 pesos por kilo.
Hay un punto más que inquieta a los trabajadores de la viña y los tira aún más abajo en la pelea; en el documento aparece un requisito determinante: “Los precios y condiciones son para uvas en buen estado sanitario, de ser uvas afectadas por granizo, de común acuerdo de partes, se fijarán precios y condiciones”.
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Así, en busca de una salida a la acuciante realidad, entre los principales puntos de las reuniones entre los productores y que pondrán sobre la mesa frente a los jefes comunales se destaca “solicitar el operativo de compra de uva para mosto al Gobierno de Mendoza”.
La situación no deja de ser analizada por los distintos actores del sector. Por caso, la Asociación de Cooperativas Vitivinícolas Argentinas (Acovi) sigue con atención la discusión que viven por estos días los productores y los industriales. “Nosotros llevamos la uva a la cooperativa y confiamos en recibir el mejor precio posible. Somos elaboradores de nuestro producto y confiamos en el sistema que tenemos, con nuestra comercializadora, Fecovita”, indicó Fabián Ruggeri, titular de la entidad, y agregó: “Es verdad que está muy tirante el tema precios, y los productores necesitan un valor, pero la industria dice que no está en condiciones de pagarlos”, completó el dirigente, lo que evidencia la compleja realidad de una de las principales economías regionales del país.