El Fondo Monetario Internacional dio a conocer este sábado la “Evaluación Ex Post” (EPE, según su sigla en inglés) del acuerdo firmado en 2022 con el gobierno de Alberto Fernández, durante la gestión de Martín Guzmán como ministro de Economía.
Lo hizo tras la reunión en que la oficina de Evaluación presentó sus conclusiones al directorio del FMI, en una reunión encabezada por Kristalina Georgieva, contexto que la directora del organismo aprovechó para contrastar los malos resultados del programa anterior con los de la actual gestión presidencial, elogiar el “sólido programa de crecimiento” actual y decir que se trata de “uno de los casos más impresionantes de la historia reciente”.
En uno de sus pasajes clave sobre el diseño, el desarrollo y los resultados del acuerdo alcanzado en 2022, el documento de evaluación ex-post, una suerte de autopsia del programa, dice: “La combinación de una estrategia de reforma gradual, grandes shocks adversos y una implementación progresivamente más débil dio como resultado resultados sustancialmente peores que en la línea de base para fines de 2023″.
Según la revisión del Fondo, “el programa tuvo un comienzo difícil, ya que el aumento de los precios mundiales de las materias primas debido a la guerra de Rusia en Ucrania (que no se captó completamente en la línea de base de la solicitud del programa) alimentó las expectativas de inflación y creó necesidades adicionales de gasto fiscal que se satisficieron mediante monetización directa e indirecta, lo que alimentó aún más la inflación”.
En ese contexto, prosigue, “se permitió que el tipo de cambio real se apreciara significativamente, lo que erosionó la competitividad y avivó las expectativas de una futura devaluación, y el tipo de cambio del mercado peso/dólar se estableció aproximadamente al doble del tipo de cambio oficial”.
Por otra parte, explica, “los tímidos esfuerzos por estabilizar la economía en la segunda mitad de 2022 resultaron efímeros y, a partir de 2023, una grave sequía redujo las exportaciones en una cuarta parte y empujó a la economía a una recesión, lo que exacerbó los desafíos macroeconómicos y de política”.
El contexto político aportó su parte. Así lo dice el FMI en otro pasaje de un documento de la “Evaluación Ex-Post” de 120 páginas: “Además, con las elecciones generales acercándose en la segunda mitad de 2023, la propiedad del programa se desplomó. Los planes de contingencia previamente acordados no se activaron, los compromisos se incumplieron repetidamente y las políticas de las autoridades se desviaron significativamente de su rumbo antes del proceso electoral de múltiples etapas”.
De hecho, según la evaluación del Fondo, el gobierno de Alberto Fernández, tanto durante la gestión ministerial de Guzmán (hasta el 2 de julio de 2022) como durante la de Sergio Massa (desde agosto de 2022 hasta diciembre de 2023) defraudaron constantemente sus propios compromisos.
Si bien el programa, dice la evaluación del Fondo, incluía “otras reformas de importancia”, el gobierno argentino no cumplía siquiera con las metas básicas. Así lo afirma en el siguiente pasaje: “Las numerosas “líneas rojas” del gobierno finalmente resultaron en una estrategia de política que, en 2022-23, se caracterizó por (i) un ajuste fiscal modesto, muy concentrado en los últimos meses y estrechamente monitoreado; (ii) la ausencia de un ancla monetaria clara en medio de la continua creación de una importante liquidez en pesos debido a la monetización directa e indirecta de los déficits presupuestarios, así como las pérdidas de flujo de caja del Banco Central, que debilitaron la política monetaria; y (iii) una brecha considerable entre los tipos de cambio oficiales y los del mercado paralelo (brecha cambiaria) en el contexto de amplios controles cambiarios y una cobertura de reservas débil. Con pocos amortiguadores o financiamiento neto del FMI para hacer frente a shocks adversos y desafíos subyacentes de propiedad, el programa fue visto como sujeto a riesgos excepcionales desde el principio”.