La fiesta hay que pagarla y generalmente la billetera que sufre es la del trabajador. La inflación reprimida que dejó el gobierno de Alberto Fernández y Cristina Kirchner sumado a la decisión de ajustar los precios relativos –particularmente el dólar a fin del año pasado– derivaron en que el trabajador pobre, ese personaje que se popularizó en los últimos años del cuarto kirchnerismo, se expandiera aún más en el país.

Según datos del Indec procesados por la consultora especializada ExQuanti, más de cuatro de cada diez ocupados –o sea, que tienen un trabajo registrado, informal o una changa– en la Argentina son pobres.

Más precisamente, según los microdatos que publicó el organismo estadístico, ese número llegaba al 41,3% en el segundo trimestre del año. La buena noticia es que –con la recuperación de los ingresos y la estabilización de los precios– se trata de un marcado descenso frente al 44,6% del primer trimestre. Sin embargo, a fines del año pasado, el número no empezaba con cuatro (34,9%).

“El primer trimestre fue una anomalía absoluta debido al cimbronazo espectacular del ajuste generado por Milei en la economía. Al punto de que se comió el aguinaldo, que no sirvió para bajar la pobreza”, analizaron los especialistas de ExQuanti. “Al tener una cosa tan espectacular, inevitablemente en el segundo trimestre aparece como una caída, lo que en realidad es todavía un nivel altísimo si lo comparás con todo el cuarto [trimestre]. La expectativa para el tercer trimestre es que vuelva a bajar [la pobreza] porque ahí de nuevo tenés el aguinaldo y eso, en situación normal, a generar un efecto de reducción con respecto al segundo trimestre par”, completaron los expertos.

Quienes siguen de cerca la situación social de la Argentina ya habían realizado la proyección –con datos del primer trimestre y el primer trimestre– de la pobreza registrada en el segundo trimestre del año. Con los microdatos publicados, los especialistas no sólo ratificaron esa foto, sino también una tendencia. Según esos números finos, la pobreza, en el primer trimestre, había tocado un 54,8%, bajó en el segundo a 51%. En cambio, la indigencia, que se había disparado en los primeros tres meses del año al 20,1% en los 31 aglomerados relevados, cerró el período de abril, mayo, junio en 15,8%.

Los datos que ofrece el Indec en sus informes son semestrales. En los mismos, según publicó el organismo que dirige Marco Lavagna a fines de septiembre, se calculaba que la pobreza llegó a 52,9%, mientras que la indigencia, a 18,1%. La cantidad de pobres, si se proyectan los datos oficiales a todos el país, llega a casi 25 millones. Se trata del dato más alto desde 2003.

La cantidad de niños pobres de entre 0 y 14 años llegó entonces a 66,1% (al cierre del año pasado era 58,4%). Esto implica que hay 7,3 millones de chicos pobres. Si se tiene en cuenta que 2023 cerró con 19,5 millones de personas en la pobreza, se habrían sumado en seis meses 5,4 millones de nuevos pobres. En tanto, habrían caído en la indigencia casi tres millones de personas.

Jubilados pobres

La publicación de los microdatos del segundo trimestre del año les permitió a los especialistas de ExQuanti hacer otros cruces importantes. Por caso, la cantidad de jubilados pobres fue de 34,2% al finalizar ese período. O sea, que más de tres de casi diez jubilados vivían entonces en la pobreza. En el primer trimestre, era el 35,5%. Y a fines de 2023, 23,6%.

En el mismo camino, la cantidad de jubilados indigentes fue de 5,4% en el segundo trimestre. En el primero, según los datos de Indec procesados por ExQuanti, era, 6,5%. “Una cosa a rescatar, interesante, es lo que pasa con los jubilados. Para el segundo trimestre no les cae la pobreza; no hay una reducción significativa”, dijeron en ExQuanti.

Los jubilados vieron golpeados sus ingresos

Estudiantes pobres

En la consultora especializada cruzaron además los datos de la pobreza del segundo trimestre con un tema que se volvió candente en las últimas semanas: los estudiantes universitarios y las denuncias del desfinanciamiento de la universidad pública. Según los datos del Indec, procesados por ExQuanti, la cantidad de estudiantes universitarios pobres llegó a 44,1% en el segundo trimestre del año. En el primero habían sido 48,1%. Pero a fin de año, esa cifra era de 33,8%.

“La información de que cuatro de cada 10 jóvenes universitarios son pobres, en un país donde en el primer trimestre de 2024 el 55% de la población era pobre, sólo indica que los que no llegan a la universidad tienen mucha más chance de ser pobres, o a la inversa, que los universitarios tienen menos probabilidad de ser pobres que el resto de los jóvenes”, afirmó Agustín Salvia, coordinador del Observatorio de la Deuda Social de la UCA. “Por otra parte, no considerar a los jóvenes que ni siquiera terminan o llegan a la universidad presenta un sesgo de selección. Un análisis mejor planteado sería tomar al total de los jóvenes de 18 a 29 años, y comparar la probabilidad de que, según estrato, pueda llegar a la universidad y no abandonar. Cuando hacemos ese análisis nos da que sólo cursan o terminaron estudios universitarios un 3,8% de los indigentes, 11% de los pobres no indigentes y 29% de los no pobres”, dijo Salvia.

Los especialistas en materia social proyectan que en el tercer trimestre volverá a reducirse la pobreza –más lentamente que en el segundo trimestre– gracias a la menor inflación, el rebote de los salarios –que es heterogéneo por sector y tipo de vínculo laboral– y de algunas actividades económicas, que creen mensualmente. Sin embargo, la pobreza seguirá estando en niveles todavía muy elevados.