En la historia naval del siglo XIX, pocos nombres resuenan con la audacia de Guillermo Brown, el marino irlandés que, al servicio de las Provincias Unidas del Río de la Plata, desafió a los imperios y llevó la guerra a los confines del Pacífico.
Sin embargo, sería su expedición a las costas peruanas en 1816 lo que dejaría marcado un episodio de osadía y estrategia que sacudió los dominios españoles en América y que se convertiría en un paso más rumbo a la independencia.
El asedio al Callao
A finales de 1815, el gobierno rioplatense, con la intención de debilitar a la monarquía española en el Pacífico, encomendó a Brown una osada misión: llevar la guerra al virreinato del Perú.
Con una escuadra modesta pero bien equipada, el irlandés zarpa en 1816 con la intención de hostigar las rutas comerciales y atacar los puertos clave del virreinato.
En febrero de ese año, Brown llega a las costas peruanas y fija su mirada en el Callao, el puerto más importante del virreinato. Enfrentado a una formidable defensa española, decide emprender un audaz bloqueo naval, buscando debilitar las provisiones de la ciudad y forzar la rendición de sus defensores.
La flota realista, atrincherada en el puerto y respaldada por poderosos cañones de tierra, impide un ataque frontal, pero Brown recurre a su ingenio.
Durante varias jornadas, el combate se libra con furia. Las naves patriotas hostigan el puerto con fuego constante, hundiendo embarcaciones enemigas y sembrando el caos entre las fuerzas virreinales.
En uno de los momentos más críticos, Brown, con su fragata “Hércules”, desafía el fuego enemigo y logra incendiar varios buques en el puerto, dejando una estela de destrucción que alarma a las autoridades realistas.
Una retirada estratégica
Pese a sus audaces movimientos, la defensa del Callao se mantuvo firme. Con la flota patriota sufriendo daños considerables y la resistencia española reagrupándose, Brown decide una retirada estratégica.
Sin embargo, su incursión no fue en vano: debilitó el control español en la región, alentó el fervor independentista y demostró que el dominio realista en el Pacífico no era invulnerable.
El ataque al Callao de 1816 fue una de las gestas más audaces de Brown, un episodio que resalta su valentía y astucia estratégica. Su legado en el Pacífico quedó marcado como un presagio de la lucha independentista que, años más tarde, sellaría la libertad de América del Sur.
¿Quién fue el Almirante Brown?
Guillermo Brown (1777-1857), nacido en Irlanda y naturalizado argentino, fue el gran almirante que es considerado uno de los máximos héroes de la Marina de Guerra Argentina y combatió por la independencia del país.
Huérfano a temprana edad, emigró a Estados Unidos y se embarcó como grumete, iniciando una vida en el mar. Capturado por ingleses y luego por franceses, logró escapar y consolidó su experiencia naval. Tras casarse en Inglaterra, llegó al Río de la Plata en 1809, estableciéndose como comerciante en Montevideo y Buenos Aires.
En 1814, fue nombrado jefe de la escuadra patriota, enfrentándose a los realistas en la Campaña Naval de 1814. Su victoria en el Combate de Montevideo resultó clave para la emancipación de la ciudad, lo que llevó a San Martín a considerarlo el mayor logro de la Revolución Americana hasta entonces.
Brown también llevó la lucha por la independencia al Pacífico en 1815, recorriendo las costas de Chile, Perú y Ecuador. Sin embargo, al regresar a Buenos Aires, decidió retirarse del conflicto político y dedicarse al comercio.
La vuelta del retiro
En 1826, con la Guerra del Brasil en marcha, fue llamado nuevamente para liderar la escuadra argentina. A pesar de contar con fuerzas inferiores, su audacia le permitió vencer en combates clave como Los Pozos, Quilmes y Juncal, logrando capturar o destruir gran parte de la flota enemiga. En Monte Santiago, tras una feroz resistencia, perdió dos barcos, pero logró evitar la captura de sus tripulaciones.
Durante la Guerra Civil argentina, intentó mantenerse al margen, pero en 1841 fue llamado por Rosas para enfrentar el bloqueo anglo-francés y luchar contra la escuadra del presidente uruguayo Rivera. En 1842, en el Combate de Costa Brava, derrotó a la flota de Giuseppe Garibaldi, a quien admiró por su valentía.
Tras la caída de Rosas, el gobierno de Urquiza le reconoció sus méritos, aunque Brown ya se encontraba retirado en su casa de Barracas. Falleció el 3 de marzo de 1857, siendo homenajeado por el gobierno y recordado como el fundador de la Armada Argentina. Su legado aún perdura en la historia naval del país, siendo un símbolo de valentía y estrategia en el mar.