Noche tras noche, desde hace meses, el tiempo ha estado persiguiendo a la belleza entre las estrellas, y hoy sábado finalmente la alcanzará. Venus, el punto más brillante del firmamento y Saturno, el planeta más lejano observable a simple vista, casi se tocarán, visualmente, esta noche en el firmamento. Un espectáculo ante los ojos de toda la Argentina, sin más requerimiento que ganas de buscarlos entre las estrellas. Sus historias y la mitología de ambos planetas confluirán en este relato, que navega por nuestro vecindario cósmico.

Ambos planetas se fueron persiguiendo, aparentemente, desde inicios de octubre por el firmamento. La primavera tomaba fuerza cuando el planeta Venus, el lucero, la diosa de la belleza romana, comenzaba a resplandecer en los atardeceres hacia el oeste. Ya hacía un par de meses que Saturno, el planeta de los anillos, el dios del tiempo, brillaba tenue y cansado, por el este al inicio de la noche. A medida que el 2024 se iba extinguiendo, Venus iba ganando altura en la bóveda nocturna por el oeste y Saturno avanzaba a su encuentro. Semana tras semana, el planeta de los anillos fue marchando de este a oeste hasta que hoy llegó el momento de la alineación planetaria.

Venus, Saturno y la Tierra forman una línea recta casi perfecta. Mil quinientos treinta millones de kilómetros nos separan en estos momentos de Saturno. Una distancia tal que la luz que refleja el planeta y sus magníficos anillos, tarda una hora y veinticinco minutos en llegar a la Tierra. En ese viaje pasa muy cerca de Venus, que se encuentra a 92 millones de kilómetros de la Tierra. Para no marearse con tantos millones, puede ser más útil una comparación a escala: si la Tierra estuviese bajo nuestros pies (como de hecho lo está), y Venus estuviese a la altura de nuestros tobillos, Saturno se ubicaría sobre nuestras cabezas. A pesar de que se ven tan cerca en el cielo, producto de la alineación con nuestro planeta, están muy lejos entre sí. Es la profundidad que nos invita a descubrir el universo.

Esta alineación que muestra a dos astros aparentemente cerca en el cielo, se llama conjunción, ¿dónde la podremos observar hoy? Será muy sencillo, luego del atardecer, arriba y a la derecha de donde se oculte el Sol. Tomando el horizonte como el inicio de un ángulo que llega a 90° arriba de nuestras cabezas, Venus se ubicará a unos 20° de elevación sobre el horizonte y será el punto de referencia. Al ser el más brillante, será el primero en aparecer tras el ocaso. Arriba y a su izquierda, Saturno se verá tenue y amarillento, a la distancia de unas cuatro lunas llenas. Será el momento de mayor aproximación, cuando el dios del tiempo finalmente alcance a la diosa de la belleza.

La observación de Saturno y Venus desde la Argentina

En la mitología romana Saturno solía ser representado como un anciano, encorvado por el peso de los años, sujetando una guadaña para señalar que presidía el tiempo. En muchos monumentos era personificado con su rostro cubierto, porque el tiempo es indeterminado y está oculto tras un velo impenetrable. Junto con la diosa Ops, son padres de un par de planetas del sistema solar, Júpiter y Neptuno y un par de planetas enanos, Plutón y Ceres. Con la paciencia de los años, fue surcando el cielo estrella tras estrella hasta finalmente, hoy, alcanzar a la belleza.

Venus, diosa de la belleza, el amor y la fertilidad para los romanos, Afrodita para los griegos, Turan para los etruscos, se dejó alcanzar. Pintada por Botticelli, por Tiziano, por Velázquez, fue la diosa que se casó con Vulcano, el dios del fuego, enamoró a Marte, dios de la guerra y que Julio César adoptó como su protectora. El mismo César que el lunes conectamos con la luna llena y su escolta guerrera. Es la diosa que resplandece más fuerte que ninguna otra en el firmamento y que esta noche, le habrá llegado su tiempo.

Luego de empezar a brillar tras el ocaso, Venus y Saturno, irán bajando por el cielo hasta ocultarse por el oeste cerca de las 22.30. Así como hace poco más de un mes Venus y la Luna nos mostraron la conexión con Leonardo Da Vinci, el genio polifacético que alguna vez aseguró: “La belleza perece en la vida, pero es inmortal en el arte”.

Quizás la belleza inmortal de Venus se resguarda en el arte. Quizás en el final de este recorrido, encontramos que el tiempo no es tan enemigo de la belleza, que Saturno y Venus pueden encontrarse y la diosa puede dejar de lado la manzana dorada de la discordia. Tal vez, hoy a la noche, al observar la alineación planetaria, resuenen las palabras de Víctor Hugo. Fue el autor de Los Miserables quien hace un siglo y medio, quizás mirando las estrellas, aseveró: “Cuando la gracia se combina con las arrugas, resulta adorable. Hay un amanecer indescriptible en la vejez feliz”.