En las redes sociales existe una prueba viral que cautivó a los más jóvenes, pero que lleva en práctica varios años. Se trata de mirarse al espejo en un entorno con poca luz durante varios minutos u horas, de forma fija y sin perder la dirección de los ojos de nuestro rostro. Lo cierto es que, aquellos que se atrevieron a repetirlo en sus casas, afirmaron ver figuras extrañas e incluso al diablo.

Las redes están plasmadas de retos virales que no siempre son seguros para el ser humano, pero de igual modo se llevan a cabo. El hecho de observarse fijamente al espejo parece inofensivo, pero según los expertos, luego de un tiempo, la visión y percepción de la realidad puede modificarse y el cerebro conduciría a la persona a vivir una mala jugada.

Según el psicólogo Giovanni Caputo después de pasar 10 minutos frente al espejo, el cerebro tiende a visualizar rostros y figuras que se asocian a aspectos familiares

Hay casos de usuarios que experimentaron hasta 10 horas frente al espejo y a pesar de que fue un hecho casi insostenible, la descripción de lo que percibieron fue tenebroso. Además de ver su rostro deformado, notaron figuras monstruosas pero… ¿esto es así o es un truco de las redes?

¿A qué se debe esto? En 2010 Giovanni Caputo realizó un estudio que tituló: “La ilusión de una cara extraña en el espejo”. Allí investigó en profundidad la reacción del cerebro ante una exposición continua y sin poca información extra que altere la observación del reflejo.

Para ello reunió a 50 personas en un rango de 21 a 29 años para mirarse al espejo durante 10 minutos en un entorno con poca luz. Las lámparas se ubicaron en el suelo, en una parte donde no visible para impedir la distracción de los voluntarios.

Según notificó el psicólogo, aquellos individuos realizaron descripciones fenomenológicas y todas diferían según el sujeto. En el artículo que se publicó más tarde, se dividió a los participantes en grupos según cada percepción:

  • El equipo A identificó enormes deformaciones del propio rostro (reportadas por el 66% de los cincuenta participantes).
  • El grupo B vio el rostro de un padre con rasgos cambiados (18% del total), de los cuales el 8% seguía vivo y el 10% había fallecido.
  • El segmento C destacó ver a una persona desconocida (28% del total).
  • El grupo D sostuvo que se le presentó un rostro arquetípico, como el de una anciana, un niño o el retrato de un antepasado (28% del total).
  • El equipo E distinguió un rostro de animal como el de un gato, un cerdo o un león (18% del total).
  • El segmento F vio seres fantásticos y monstruosos (48% del total).

En tanto, Caputo explicó: “Mirarse la propia cara en el espejo es similar a un encuentro interpersonal del sujeto consigo mismo. En el caso de observarse en el espejo, las expresiones faciales del sujeto se reflejan en el espejo y luego son percibidas y reconocidas por el propio sujeto”.

Las personas que participaron de la prueba informaron que se presentaron rostros fantásticos, familiares y hasta personas que no conocían

Y añadió: “Esta autorreflexión dinámica puede producir, dentro del individuo, bucles de reconocimiento-expresión o de percepción-acción. Por lo tanto, mirarse en el espejo puede implicar, dentro del sujeto, procesos de mimetismo, sincronización, conexión emocional, etc., que están todos implicados durante las interacciones cara a cara”.

En su conclusión, Giovanni remarcó un aspecto temeroso sobre esa prueba de la que calificó como “no crítica”, ya que no provoca un daño mayor en el individuo. Sin embargo, informó que todos los participantes coincidieron en “sentirse observados por otra persona” durante los 10 minutos.