Tras recorrer largas distancias, el estado del vehículo puede verse afectado por el desgaste y las condiciones del camino, por lo que es importante hacer una revisión exhaustiva del automóvil para garantizar tanto la seguridad a futuro como el correcto funcionamiento del motor y otros sistemas esenciales.
Un hábito aparentemente inofensivo, como apagar el motor inmediatamente después de un viaje largo, podría tener consecuencias graves para la mecánica del vehículo. Según informó Autobild, este error común puede derivar en averías significativas, especialmente en los motores turboalimentados, cuya reparación puede resultar extremadamente costosa.
De acuerdo con la revista especializada en vehículos, el mantenimiento adecuado no sólo implica realizar revisiones periódicas o cumplir con la inspección técnica de vehículos, sino también adoptar prácticas diarias que prolonguen la vida útil del motor.
Entre estas prácticas, destaca la importancia de respetar tanto las fases de calentamiento como las de enfriamiento del motor, un aspecto que muchos conductores suelen pasar por alto.
El papel crucial del calentamiento y enfriamiento del motor
Tal como publicó Autobild, el proceso de calentamiento del motor es esencial para garantizar su correcto funcionamiento. Durante los primeros minutos de uso, es fundamental evitar acelerar bruscamente o subir demasiado las revoluciones. Esto permite que el motor alcance la temperatura óptima de trabajo de manera progresiva, lo que reduce el desgaste prematuro de las piezas internas y asegura que el refrigerante circule adecuadamente por el sistema.
Sin embargo, la revista enfatizó que así como el calentamiento es un proceso importante, el enfriamiento también lo es, pues luego de un trayecto prolongado, especialmente cuando se ha conducido a altas velocidades, como en autopistas, los motores turboalimentados requieren un breve periodo de tiempo para reducir su temperatura antes de ser apagados.
El turbocompresor, una pieza clave en los motores modernos, es particularmente vulnerable al sobrecalentamiento. Según detalló Autobild, durante un viaje largo, esta pieza alcanza temperaturas muy elevadas debido a la carga de trabajo que soporta. Si el motor se apaga inmediatamente después de detener el vehículo, el turbo no tiene tiempo suficiente para enfriarse de manera adecuada.
Este descuido puede provocar daños en los rodamientos del turbocompresor, lo que, a largo plazo, podría derivar en una avería grave. Reparar o sustituir un turbocompresor puede representar un gasto considerable para el propietario del vehículo, por lo que prevenir este tipo de problemas resulta esencial.
La solución que Autobild recomienda para evitar este tipo de daños es una práctica sencilla pero efectiva: dejar el motor encendido durante unos segundos antes de apagarlo tras un viaje largo. Este tiempo permite que el turbo y otras partes del motor reduzcan su temperatura de forma gradual minimizando el riesgo de averías.
La revista subrayó que este hábito, aunque pueda parecer insignificante, puede tener un impacto significativo en la durabilidad del motor y en la reducción de costos de mantenimiento a largo plazo. Además, destacó que esta práctica es especialmente relevante para vehículos equipados con motores turboalimentados que son cada vez más comunes en el mercado automotriz.
Qué partes del automóvil se deben revisar
Entre los aspectos más relevantes a considerar se encuentran los niveles de líquidos, es decir, se deben revisar los niveles de aceite, líquido refrigerante y líquido de frenos. Estos elementos son cruciales para el desempeño del motor y la seguridad del automóvil.
El aceite, al lubricar las piezas internas del motor, evita el desgaste y el sobrecalentamiento, por lo que después de un viaje largo, es indispensable comprobar que el nivel se encuentre dentro del rango recomendado y, si es necesario, proceder a rellenarlo o cambiarlo.
El líquido refrigerante, por su parte, regula la temperatura del motor, previniendo el sobrecalentamiento. Su revisión es especialmente importante si el vehículo ha circulado por zonas de altas temperaturas o con tráfico intenso. En cuanto al líquido de frenos, su correcto nivel y estado son esenciales para garantizar una respuesta adecuada del sistema de frenado en situaciones de emergencia.
Las llantas son un punto importante debido a que son el único punto de contacto entre el vehículo y la carretera, por lo que su mantenimiento es vital para la seguridad. Es necesario comprobar la presión de aire, asegurándose de que se ajuste a las especificaciones del fabricante. Una presión incorrecta puede afectar la estabilidad del vehículo, aumentar el consumo de combustible y acelerar el desgaste de los neumáticos.
Además, se recomienda inspeccionar las llantas en busca de daños visibles, como cortes, abultamientos o desgaste irregular. Si se detecta alguna anomalía, es aconsejable acudir a un taller especializado para realizar las reparaciones necesarias o proceder al reemplazo de los neumáticos.
También debe revisarse el funcionamiento de todas las luces del vehículo, incluyendo los faros delanteros y traseros, las luces de freno, las direccionales y las interiores. Una iluminación deficiente no solo pone en riesgo al conductor, sino también a otros usuarios de la vía. Si alguna luz presenta fallas, debe ser reemplazada de inmediato.
Los filtros de aire, aceite y combustible deben mantenerse en buen estado para garantizar la eficiencia del vehículo. Consultar el manual del usuario es esencial para conocer los intervalos de cambio recomendados y evitar problemas derivados de un filtro obstruido o desgastado.