CÓRDOBA.– María Martín, madre de P., nacida el 6 de junio de 2022 en el Hospital Materno Neonatal de esta ciudad y que sobrevivió a una descompensación por hiperpotasemia, también sostuvo hoy que la enfermera Brenda Agüero estuvo en contacto con su hija durante los acontecimientos que se juzgan en los tribunales cordobeses. Agüero, de 29 años, llegó al proceso oral por jurados acusada de ser la autora material de cinco asesinatos y ocho intentos de homicidio de bebés en ese centro de salud. La testigo, quien ahora está embarazada y varias veces se tocó la panza mientras hablaba, le dijo: “No sé por qué motivo o razón lo hiciste, no sé si fuiste vos, pero me gustaría que se sepa la verdad. No saben lo que sufrimos”.

Martín precisó que estaba conversando con su madre en la sala de recuperación cuando “entró una enfermera, que puedo asegurar que era Brenda. Amable, simpática. Me dice que le tenía que dar la teta a la bebé (…). Ella alza a mi bebé, durante diez segundos me da la espalda. No la perdí de vista porque no salió de la habitación”. Incluso, a pedido de la fiscal, se levantó y describió el movimiento que hizo la enfermera, cómo quedó de espaldas, cómo se retiró a la pequeña y cómo se la entregó.

Brenda Agüero, la enfermera acusada, esta mañana en la sala de audiencias

P. quedó con secuelas; tiene una “escoliosis avanzada” y requiere de fisioterapia y rehabilitación. “Las cicatrices le hirieron la costilla porque no tiene músculos del lado izquierdo (…). Más allá de lo que pasamos y pasamos, es una nena con ganas de vivir. Le pido a Dios que no la haga sufrir más. Me cuesta estar acá, pero estoy hablando por ella”, detalló Martín. La tuvieron que operar en febrero del 2024. “Tenía miedo, no la quería dejar sola. Se me cruzaban un montón de cosas por la cabeza”, relató y añadió que ahora, embarazada, tiene miedo de ir a atenderse “porque en el lugar donde uno confió quisieron matar a mi hija”.

Entre ese 6 de junio de 2022 y la madrugada del 7, murieron dos bebés y dos sobrevivieron a descompensaciones; entre estos últimos, P. Después de estar en recuperación, pasó a la sala común alrededor de las 14. Unas horas después, la mujer detectó dos manchas de sangre en la ropa. “No me llamó la atención”, recordó hoy. Pero a las 18, según sus cálculos, la recién nacida “dejó de prenderse a la teta, estaba más fría, se quejaba, no respiraba bien”.

La madre contó que “alrededor de las diez de la noche se empezaron a sentir gritos, que corrían los médicos, pasaban con una incubadora (…). Entra uno a la habitación y le digo que P. no respiraba bien, sale y vuelve con una doctora y se la llevan. No me dijeron nada (…). Seguían los gritos, las corridas. Estaba asustada, quise salir y una enfermera se paró en la puerta de la habitación y no me dejaba salir”.

Llorando frente a los jueces y los jurados, Martín sostuvo que trato de tranquilizarse y pidió “que Dios protegiera a mi hija. Aparecieron dos médicas. Una puedo asegurar que era Adriana Moralez [una de las médicas también imputadas en el expediente, junto a otros nueve exfuncionarios y profesionales]. Me dijeron que la habían estabilizado, pero que tenía un moretón en la espalda, que si se me había caído. Les respondí que no. Me dijeron que quedaba en terapia intensiva, que tenía alto nivel de potasio en sangre”.

La hija de María Martín quedó con secuelas de la inyección que recibió en la espalda

“Cuando, como a las 3 de la mañana, la puedo ver en la incubadora, estaba boca abajo y no era un moretón lo que tenía, era como una quemadura”, describió. La criatura estuvo 16 días en terapia intensiva. En ese lapso le indicaron a Martín que “nunca” había pasado algo así en el hospital. Le dieron de alta el 31 de junio y siguió yendo al Neonatal hasta el 5 de agosto. “El 31 de julio una enfermera del área de Piel, que se llamaba Eva, me sugirió que me asesorara con un abogado”, apuntó. Lo hizo.

El 6 de agosto, la abogada Daniela Morales Leanza la llamó y le pidió más precisiones. “A tu bebé la quisieron matar”, le planteó la letrada. El 19 de agosto, cuando se difundió públicamente la foto de Agüero, Martín la reconoció. En ese punto de su declaración, se quebró; detalló que ella no fue a la reunión de madres con el entonces gobernador Juan Schiaretti. Afirmó que varias veces en todo este tiempo, se culpó a sí misma por lo que había pasado: “No entendía, no podía entender”.

Cuando terminó la declaración de Martín, la médica Moralez pidió hablar y afirmó que la madre está “confundida” porque su ficha de ingreso “muestra” que ella no estuvo en el horario de esa descompensación. “No estaba teniendo tarea asistencial, por lo que jamás pude haber ido a darle un informe” a Martín.

“Es con vos que lloran”

También declaró este miércoles Gabriela González, madre de I., una beba que nació el 26 de abril de 2022 en el Neonatal de Córdoba, fecha en la que hubo otra criatura descompensada. Radicada en Bialet Massé (a unos 45 kilómetros de la capital cordobesa), hizo los controles de todo su embarazo allí, pero el parto fue en ese hospital. “Mi hija nació rebien, hermosa. Fue un parto en una sola fuerza”, detalló. Eran las 6.35 de la mañana. “La llevaron a ella a limpiarla y a mí me llevaron de nuevo a donde tuve las contracciones, porque la de recuperación estaba ocupada”, agregó.

“Ahí me traen a I., Brenda me la trajo, se prendió al pecho. Tomó lo más bien”, indicó. Entonces la llevaron a sala de recuperación, donde había otra madre. Les explicaron que iban a preparar las cunas. “Brenda me pide la bebé. Ella hace tres pasos; con la beba en la manta hace un movimiento y me dio la espalda. La beba pegó un grito fuerte y yo le digo ‘¿Qué le hiciste?’; no acusándola, sino porque me salió”, describió. González añadió que otra enfermera, “flaquita”, pidió la bebé: “¡Es con vos todo lo de los bebés, es con vos que lloran!”.

Durante su declaración, Gabriela González sufrió falta de aire y fue asistida

Señaló que esa enfermera calmó a la criatura y se la dio de nuevo a Agüero. “Y vuelve a llorar”, dijo hoy la madre. Añadió que Agüero buscó a una médica y se llevaron a la beba para controlarla. Al rato, regresó y le indicó que la iban a llevar a terapia porque tenía un “hematoma en la pierna y bradicardia”, pero que “no se preocupara”. Llegó el marido de González y los profesionales les mostraron a I. “desnuda en la incubadora”, y les dieron la “ropa con sangre”.

A las 21, cuando González solicitó ver a su hija, “estaba toda morada de la cintura para abajo; las piernas le hacían así [temblaban]. Le pregunté al médico y me dijo que era ‘reflejo’. Recién después, cuando me entero de que a ella la quisieron matar, sé que ese reflejo era porque se estaba muriendo”.

En ese punto, la mujer debió ser asistida porque no pudo seguir hablando por el llanto y empezó a sufrir falta de aire. Agüero, igual que en los otros testimonios, siguió mirándola buena parte de ese intervalo que se extendió unos 15 minutos.

González explicó que reconoce a la enfermera acusada y la nombra porque, cuando su hija estaba en terapia, la cruzó en el pasillo del Neonatal y Agüero le preguntó por su hija, momento en el que le dijo: “Cómo no iban a saber los médicos” lo que le pasaba. Fue entonces cuando ella le preguntó su nombre. En el hospital, a González le indicaron que la criatura era “alérgica a la vitamina K. Me quedé con eso”.

Con las declaraciones de este miércoles, en la tercera semana del juicio que se extenderá hasta junio, terminaron de pasar todas las madres de las víctimas, las de los cinco bebés fallecidos y las de los ocho que sobrevivieron.

El primer denunciante

Mañana, jueves, será el turno del ingeniero que hizo la denuncia judicial el 4 de julio de 2022. Hasta ahora no se conoce públicamente a Francisco Luperi, esposo de una anestesista del Neonatal –quien también dará testimonio– que se presentó ante el fiscal Raúl Garzón, que instruyó la causa, y contó la secuencia de muertes que se registraban en el hospital sin una explicación científica.

Además de la mencionada Moralez, en el expediente están imputados por hechos como encubrimiento, omisión de deberes y falsedad ideológica el exministro de Salud provincial Diego Cardozo y la exdirectora del hospital Liliana Asís.