POSADAS. En Misiones crece el malestar entre las filas opositoras porque ya pasó más de un mes desde la expulsión del ahora exdiputado provincial Germán Kiczka, preso y acusado de tráfico de material de abuso sexual infantil, y aún sigue trabada la asunción de su reemplazante, el radical Javier Mela.

Mela es el candidato que seguía en la lista 900 en las elecciones de 2021 que llevaron a Kiczka a la Legislatura. Según el artículo 84 de la Constitución provincial y el artículo 146 de la Ley Electoral, la banca del legislador expulsado le correspondía, afirman en la UCR y el PRO.

Días antes de la sesión del 12 de septiembre, cuando Kiczka fue expulsado en un trámite exprés y por el voto unánime de los 37 diputados presentes, todos daban por descontado que el abogado Mela -quien ya fue legislador provincial-, volvería a la Cámara de Representantes días después para ocupar la vacante y completar el mandato hasta el 10 de diciembre de 2025.

Pero justo una semana antes de la expulsión, sorpresivamente el jefe de la Renovación y máxima autoridad política de Misiones, Carlos Rovira, publicó una carta abierta donde pidió sancionar al frente que llevó a Kiczka al Poder Legislativo.

Deben caber penas para el Frente Electoral o la Alianza que lo validó”, afirmó Rovira, pidiendo sanciones para Activar, el partido de Pedro Puerta y para Juntos por el Cambio.

Carlos Rovira, de 68 años, en la sesión de este jueves en la Legislatura. El ex gobernador reúne a diputados, intendentes, ministros y las primeras líneas de su partida antes de cada sesión y baja línea. Este año dejó la presidencia del Legislativo tras 12 años, y nunca habló en el recinto. Cuando quiere dar una definición política deja que otros tomen la palabra para decir lo que él quiere.

“He promovido el endurecimiento de las penas y la debida corresponsabilidad política de los partidos y frentes que incorporan a estos sujetos a la actividad, como correctivo. Es claro que no han cumplido la tarea de ser los primeros filtros de antecedentes a la hora de confeccionar su oferta electoral”, atacó el dos veces exgobernador de Misiones.

A partir de allí todo cambió y el oficialismo, que domina la cámara de 40 miembros con 25 diputados propios, que sumados a los habituales aliados puede llegar a los 30 o 31, se limitó a dejar correr los días sin levantar un dedo para que asuma Mela.

Consultado por LA NACIÓN, Oscar Herrera Ahuad, el presidente de la Legislatura, señaló que la cuestión la debe resolver el Tribunal Electoral, que tiene su sede en el mismo edificio de la Legislatura y preside el ministro del Superior Tribunal, Cristian Benítez.

“El Tribunal Electoral no tiene nada que hacer en el tema, lo único que tiene que hacer es expedir un diploma que dice que soy el diputado suplente, todo es responsabilidad de la Cámara”, señaló Javier Mela a LA NACIÓN.

“Acá lo que está en juego no es una banca, sino el cumplimiento de la Ley, el deseo político de Rovira no puede estar por encima de la Ley, esto es gravísimo”, señaló el radical.

En los últimos días, a Herrera Ahuad le llovieron cartas de diputados opositores, concejales radicales, autoridades de la UCR y el PRO y otros referentes y órganos representativos de la oposición solicitándole lo mismo: que cumpla con el artículo 146 de la Ley Electoral y la tome juramento a Mela como reemplazante de Kiczka.

Para la oposición se trata de una carrera contrarreloj, porque la Legislatura entrará en receso a fin de mes y si Mela no asume para entonces, será muy improbable que lo haga el año entrante. La Ley establece que si un diputado es expulsado durante el año que finaliza su mandato, ya no debe ser reemplazado.

La cuestión salió a relucir en la sesión ordinaria del jueves pasado, y Ariel “Pepe” Pianesi, jefe de la bancada radical recordó el antecedente de mayo de 1985, cuando el diputado Enrique Capagli fue expulsado y apenas 6 días después asumió Pedro Marinoni.

“Esto debería ser automático, un trámite administrativo”, dijo Pianesi, quien también firmó una carta junto a los otros seis diputados opositores de JxC (Lila Torres, Francisco Fonseca, Horacio Loreiro, Rosa Kurtz, Micaela González Coria y Gladys Cornelius).

Pedro Puerta y Germán Kiczka en una de los tantos gestos cómplices y públicos hasta hace tres semanas, cuando estalló el escándalo y Puerta afirmó:

Los diputados oficialistas Anazul Centeno y Juan Pablo Pastori salieron a criticar a la oposición por estar preocupados por una banca.

“No es competencia de esta cámara la decisión de incorporar o no a un legislador, sobre todo cuando está controvertido en el Tribunal Electoral. Lo que sí es notable es cómo las preocupaciones de algunos colegas tienen que ver con las aspiraciones de un pequeño grupo y no con el conjunto de la sociedad misionera”, atacó Centeno, siguiendo el libreto dictado por Rovira.

El jefe político de Misiones no habla nunca en las sesiones, deja que otros digan lo que él desea. Pero junta a toda su tropa en unas reuniones de diputados, ministros, intendentes que se llaman “la previa” donde baja línea un par de horas antes del inicio de la sesión ordinaria, pactadas puntualmente para las 18.

¿Renuncia Pedro Puerta?

En Misiones algunos se preguntan por qué Rovira impulsa negarle la banca a la oposición si el oficialismo, de todas formas, cuenta con la mayoría para imponer cualquier proyecto.

Sin embargo, otros ven que la intención del jefe del oficialismo es una mera demostración de poder. El caso Kiczka lo dejó aún más fortalecido teniendo en cuenta que hoy parece haber sentenciado la ascendente carrera de Pedro Puerta, hijo de su histórico rival político Ramón Puerta.

La legislatura tiene hoy 38 miembros, porque los dos de Activar (partido que forma JxC) no están: Kiczka fue expulsado y Pedro Puerta, el fundador del partido, pidió licencia y su futuro es hoy incierto.

Puerta era uno de los pocos dirigentes con capacidad para desafiar a la hegemonía renovadora en las elecciones para gobernador en 2027, sobre todo si lograba el aval de Javier Milei por el cual estaba trabajando.

Pero tras la expulsión de Kiczka, Pedro Puerta quedó muy golpeado políticamente, por su gran cercanía al exlegislador hoy detenido. Algunos afirman que incluso fue Rovira quien influyó para que la causa no salpicara al hijo del también expresidente por 48 horas en diciembre de 2001.