La Alta Representante de la Unión Europea (UE) para Política Exterior, Kaja Kallas, ha reiterado su «más enérgica condena» a las acciones del Ejército de Birmania desde el 1 de febrero de 2021, fecha del golpe que desplazó al gobierno civil de Aung San Suu Kyi y permitió la ascensión de los militares al poder.
«En el cuarto aniversario del golpe militar en Birmania, la UE pide el fin de todas las formas de violencia y la liberación de todos los presos detenidos arbitrariamente, incluidos el presidente, U Win Myint y la consejera de Estado, Daw Aung San Suu Kyi», ha afirmado la institución en un comunicado.
En este sentido, la UE ha señalado que la crisis ha aumentado las necesidades humanitarias en Birmania, con casi 20 millones de personas requiriendo asistencia urgente y más de 3,5 millones desplazadas internamente.
También ha instado el Ejército y a otros actores armados a facilitar el acceso humanitario a las organizaciones internacionales y a proteger a la población civil.
En esta línea, ha expresado su preocupación por la militarización y el reclutamiento forzoso de civiles, incluidos los rohingya y otras minorías. «La UE insta a que se establezca un diálogo incluyente, que es fundamental para el proceso de resolución de la crisis», han agregado.
«La UE reitera su llamamiento en favor de una mayor acción preventiva internacional, incluido un embargo mundial de armas, y pide a todos los Estados que cesen la venta, transferencia y desvío de armas, municiones y cualquier otro equipo militar a Birmania, a fin de evitar nuevas violaciones del Derecho Internacional Humanitario y abusos de los Derechos Humanos», ha defendido la ONU.
Este viernes, la junta militar que gobierna Birmania ha anunciado una nueva extensión por un periodo de seis meses del estado de emergencia que se mantiene en vigor desde la fecha del golpe.
Se estima que los enfrentamientos han provocado el desplazamiento de 3,5 millones de personas en un país que hace frente a la creciente inseguridad alimentaria, tal y como indican datos de la ONU, que apuntan a que solo en el año 2024 han muerto más de 1.800 civiles a causa de la violencia.
El golpe de Estado fue perpetrado por el Ejército para anular los resultados de las elecciones generales de noviembre de 2020, en las que la Liga Nacional para la Democracia (LND) de la entonces líder ‘de facto’, la Premio Nobel de la Paz Aung San Suu Kyi, se hizo con la mayoría parlamentaria, argumentando que había habido fraude, una afirmación cuestionada por observadores internacionales.
La asonada militar se vio seguida por una dura campaña de represión contra opositores, activistas y manifestantes, a lo que se ha sumado un repunte de los enfrentamientos entre el Ejército y diversos grupos rebeldes en varios estados del país.