La casa está en las costas de Mar del Sud, a pocos kilómetros de Miramar y fue ideada por el arquitecto Ezequiel Rivarola. Se llama Pontoporia House, una obra que va mucho más allá de ser simplemente una casa. Este proyecto, marcado por el inconfundible sello colaborativo del maestro Clorindo Testa, representa la perfecta fusión entre estética contemporánea, funcionalidad y respeto por el paisaje marino. Esta obra es la concreción de un sueño que Rivarola albergó desde su infancia: vivir con vistas al mar.

La casa brilla en la oscuridad, destacando su diseño contemporáneo y su conexión armoniosa con el paisaje costero de Mar del Sud

Rivarola explicó que el nombre “Pontoporia House” está inspirado en la Pontoporia brambliei, una especie de delfín que es un homenaje a una especie única que solo habita el Río de la Plata y que además enfrenta una amenaza de extinción. Esta elección de nombre resalta, el compromiso de Rivarola con la naturaleza y la identidad local, aspectos que se reflejan en cada rincón de la casa.

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Desde el primer momento, Rivarola tuvo clara la esencia de su proyecto: “Soñé con tener una ventana frente al mar, vivir en un lugar junto al mar y con olas”, confiesa. Y así fue como surgió la Pontoporia House, una casa cuya distribución y diseño responden tanto a las necesidades del arquitecto como a su anhelo de conectar con el entorno marítimo.

La casa se integra al paisaje con una arquitectura que honra la inmensidad del mar y la tranquilidad de la costa

Diseño y desafíos

La concepción de la casa llevó dos años de trabajo entre 2006 y 2007, pero recién se inició en 2008.

Su particularidad es que es una estructura compuesta por dos grandes cubos que pueden funcionar de manera independiente o unirse a través de un puente, adaptándose a diversas necesidades. Esta disposición responde a un doble propósito: un espacio personal para el arquitecto y, al mismo tiempo, una opción para alquiler temporal, lo que otorga versatilidad al diseño. “Cada unidad puede ser independiente. O bien, pueden conectarse como una sola a través de un puente que las une”, comenta Rivarola, enfatizando la flexibilidad para distintas configuraciones, desde familias hasta grupos más pequeños.

Rivarola incorporó una abertura en el techo para aprovechar la luz solar en invierno y elementos herméticos para proteger el interior de las condiciones marítimas

El proceso del proyecto se dividió en varias etapas, y aunque la primera ya se ha ejecutado, Rivarola enfrentó serias complicaciones burocráticas que ralentizaron el avance de la construcción. Trámites con el Colegio de Arquitectos y la Municipalidad de General Alvarado frenaron el desarrollo de la obra, y Rivarola describe este período de espera como un “limbo administrativo”, una situación de incertidumbre que prolongó innecesariamente el progreso. A pesar de las trabas en los procedimientos oficiales, el arquitecto perseveró y continuó trabajando en su visión, lo que permitió que el proyecto avanzara y que su sueño arquitectónico fuera una realidad, aunque con retrasos.

“Decidí priorizar otros proyectos, ya que estamos con mucho trabajo. Antes viajaba todas las semanas para resolver reuniones, idas y vueltas, pero ahora preferí hacer una pausa”, señala Rivarola. Además, explicó que la segunda etapa de la construcción estaba planeada para hace dos años, pero no ha podido avanzar. “Este verano, que voy a estar allá, voy a intentar destrabar el tema con la Municipalidad para que me autoricen a continuar”, afirma.

El living está ubicado en la planta superior y ofrece una vista panorámica al mar

El diseño incorpora elementos que buscan una integración armónica con el ambiente costero. Construir frente al mar presenta desafíos únicos, especialmente en lo que respecta a la durabilidad de los materiales expuestos a la salinidad y las condiciones climáticas. “La carpintería es un tema clave: todo está hecho con cierre hermético. Me ayuda a mantener la casa impecable por dentro y a controlar la climatización”, explica Rivarola. Además, el diseño bioclimático de la vivienda permite aprovechar al máximo la luz y el calor natural. “Le hice una abertura en el techo para que en invierno entre un rayo de sol y caliente la casa”, señaló al hacer énfasis en la funcionalidad de los espacios.

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Uno de los aspectos más innovadores de la Pontoporia House es la disposición del living en la planta superior y los dormitorios en la inferior, una elección poco convencional pero que Rivarola considera esencial para maximizar las vistas al mar: “Lo más lindo de estar ahí es poder mirar el mar… y desde la terraza, en el punto más alto, es espectacular”, describe. Este diseño también responde a una estrategia para proteger las áreas más vulnerables del viento y la humedad.

Los planos de cómo está conformada la propiedad

Su relación con el arquitecto Clorindo Testa

La conexión con Clorindo Testa surgió en un momento de inspiración. Rivarola, que no lograba resolver el diseño definitivo, pensó en Testa como el arquitecto ideal para aportar una visión diferente. “Un día me levanté a las 5 de la mañana y pensé: ‘Tengo que escribirle una carta a Clorindo’”. Esta carta fue el primer paso en una colaboración que se extendió por más de un año y dio como resultado un diseño innovador y único.

La inspiración de Clorindo Testa fue clave en la creación de la Pontoporia House.

Para Rivarola, trabajar con Clorindo fue como un viaje creativo: “Para mí, cada reunión era como hacer música, porque trabajar con él fue como grabar un disco con Charly García. Era el Charly García de la arquitectura urbana”, recuerda con emoción.

Además de su impacto visual y estético, la Pontoporia House tiene una historia que trasciende el espacio físico. Los detalles que Rivarola incorpora, como el uso de materiales reciclados y la cuidadosa planificación bioclimática, son testimonio de su compromiso con un diseño que dialogue con el entorno natural. Su conexión personal con el mar es evidente no solo en la estructura de la casa, sino en la anécdota de un anillo perdido en el océano durante una jornada de surf: “Si hay un lugar donde debería estar el anillo, es acá en el mar. Algún día aparecerá”, reflexiona.

Una de las habitaciones está equipada con camas en cucheta que combina diseño funcional y comodidad

Actualmente, Rivarola continúa con nuevos proyectos que exploran la vida junto al mar, no solo en Mar del Sud, sino también en la costa de Lima, Perú. “El alquiler temporario es el futuro”, señala, mirando hacia la proyección de complejos habitacionales que ofrecen un balance entre retiro y funcionalidad para los amantes del mar.

Pontoporia House no solo representa un hogar frente al mar; es un tributo a la relación entre arquitectura y naturaleza, una creación que capta la visión de dos arquitectos de renombre y una muestra de cómo la perseverancia y el ingenio pueden vencer los desafíos del entorno y las trabas administrativas para hacer realidad los sueños.