Mujeres participan en una manifestación en conmemoración del Día Internacional de la Mujer, este viernes en Montevideo (Uruguay). EFE/ Meri Parrado

Cuando era quinceañera, Milagros Chamorro fue invitada por un amigo a un apartamento en Punta del Este. Al llegar a la vivienda, se encontró que había otros cinco hombres, que tenían entre 17 y 18 años. Le ofrecieron alcohol y, el siguiente recuerdo que tenía, era haber ingresado al baño mareada y con poco control de su cuerpo. Uno de los jóvenes entró al baño: ella estaba tirada y desnuda.

Recordaba que ellos la manipularon “a su gusto, cual muñeco”, según contó 10 años después y en un relato publicado en la cuenta Feminismos Uruguay. La adolescente fue violada, pero no solo eso: también fue fotografiada y filmada sin su consentimiento. Era el año 2010.

“Como si fuera poco, este contenido se difundió. Como si fuera poco, fui acosada durante años. Las malas lenguas decían que había sido literalmente: ‘Cogida entre cinco’. Yo fui violada por cinco hombres estando inconsciente. Esa noche no solo fui violada, fui ultrajada, me arrebataron mi inocencia, me cosificaron y me expusieron como si fuese un trofeo”, escribió en su relato.

La cuenta Feminismo Uruguay difundió el testimonio de

Diez años después de aquella noche, cuando Milagros vivía en Montevideo, decidió radicar una denuncia penal, informó La Diaria. El expediente pasó a Maldonado, pero se cerró en 2022 porque el delito había prescrito para los agresores que en ese momento eran menores de edad (aunque uno de ellos tenía 18).

Milagros se recibió de trabajadora social y trabajaba en un refugio del Ministerio de Desarrollo Social en Montevideo. Además, viajaba algunos días a Maldonado para cursar una maestría en Políticas Públicas en el Centro Universitario Regional del Este (CURE). Fue en ese centro de estudios que le confió a algunas compañeras lo que le había pasado y sobre la necesidad de que se hiciera justicia.

Hace tres meses, la víctima comenzó a buscar asesoramiento legal en organizaciones feministas y otros conocidos. Así llegaron a un abogado, especializado en derechos humanos, que se reunió con ella por Zoom y recibió por mail algunos documentos judiciales con miras a estudiar el caso para encontrar posibles caminos para hacer justicia.

Colectivos feministas se han expresado tras el suicidio de una joven que denunció una violación grupal en Maldonado (@Feminismo.uruguay)

El abogado nunca llegó a tomar la defensa del caso. La víctima nunca volvió a comunicarse con él.

Milagros se suicidó este viernes, tras varios días de ir a un centro de salud en busca de ayuda por sus “ideas de muerte”, informó el medio uruguayo.

El programa Así nos va informó que la joven fue al servicio de emergencias del sanatorio Casmu de Montevideo. Mientras esperaba la psiquiatra, fue al baño y se suicidó.

Su caso ha generado conmoción en Maldonado y en colectivos feministas. “Le hicieron esto cuando tenía 14 años, hoy a sus 30 años seguía luchando para tener justicia”, escribió la cuenta Feminismo Uruguay en Instagram. “Ellos siguieron con su vida como si nada, los que estaban allí también siguieron su vida como si nada. Ella intentó hacerlo, pero claramente no pudo”, escribieron y compartieron las imágenes de los denunciados por violación.

“Todos sabían. El Estado, los testigos y nadie hizo nada. Y ya es demasiado tarde”, lamentaron.

Constanza Felló era amiga de Milagros y una compañera de la carrera. En declaraciones a Subrayado, contó que la joven “buscó absolutamente todos los caminos” para pedir ayuda. “Milagros acudió a los medios, pero acudió a la Justicia una vez, dos veces, tres veces, cuatro veces. Acudió al sistema de salud. Lo probó todo. No dejó nada por explorar y aún así el Estado falló”, señaló.

Andrea Tuana, de la organización El Paso, declaró a Canal 10 que este caso deja en evidencia las dificultades a las que se enfrentan las mujeres que quieren denunciar este tipo de abusos. “Hay una categoría que se llama suicidio feminicida, y creo que se puede aplicar a este caso. Es un suicidio feminicida porque la mano que mata no solamente es la del agresor, sino que el sistema social, institucional no repara, no acompaña y no exige justicia también mata”, sostuvo.

La Asociación de Profesionales de Trabajo Social expresó su profundo dolor e indignación por la muerte de su colega. “Exigimos justicia para Mili y todas las víctimas de violencia sexual”, dice un comunicado difundido en redes sociales.