El primer dato estira la comisura de los labios de cualquier hincha de Independiente en una sonrisa amplia. Las tres victorias conseguidas en el estreno de la temporada 2025 del fútbol nacional dejan al Rojo en la puerta de alcanzar una cifra, la de cuatro triunfos consecutivos en las primeras fechas de un torneo, a la que no llega desde el torneo Apertura 2007, es decir, hace 18 años (y si se retrocede algo más hay que estirar la vista hasta 1984).

El segundo dato, en cambio, le tuerce levemente la mueca: para lograrla, el Rojo debe ganar el sábado en el Monumental (20.15 horas, ESPN Premium), el más “maldito” de los estadios en el ilustre currículum del club de Avellaneda. Un sitio en el que solo festejó 14 veces en 86 años y 89 partidos y del cual no se lleva los tres puntos desde el Apertura 2009 (3-1, goles de Darío Gandín, Ignacio Piatti y Andrés Silvera).

Entre los equipos grandes, River es, sin duda, un karma, la mayor piedra en el zapato de Independiente. Así como el Rey de Copas ostenta ventajas más o menos amplias en los enfrentamientos particulares contra Racing y San Lorenzo, y Boca sólo pudo sobrepasarlo en 2006 luego de más de 70 años de dominio del Rojo, las distancias con el Millonario ya comenzaron a insinuarse en el amateurismo (7 triunfos a 5) para ir estirándose década tras década. Hoy señalan que desde el primer choque en 1915 los de Núñez superan por 97 victorias a 66 a Independiente si se tienen en cuenta todas las competiciones, internacionales incluidas. En Figueroa Alcorta y Udaondo los números son aún más concluyentes: 52-14 para el local, con 23 empates.

El futuro Monumental fue inaugurado el 26 de mayo de 1938 con un amistoso ante Peñarol y apenas tres días después tuvo lugar la apertura oficial. Fue contra Independiente y pareció torcer el rumbo de una rivalidad ya consolidada. El Rojo ganó 4 a 2 y el éxito se repetiría en los dos años siguientes (3-2 y 2-1). Sin embargo, a partir de entonces, el clásico tomó una dinámica que mantiene su vigencia: de los últimos 9 choques en el coliseo de Núñez el local ganó 8; el restante fue empate.

Rodrigo Aliendro e Iván Marcone, dos de los que hoy podrán reencontrarse en un nuevo River - Independiente, en el Monumental

“¡¿Miedo de jugar contra River?! Naaaa… me estás jodiendo”. Un risueño Julio Vaccari fue categórico al comentar sus sensaciones antes de la visita de sus dirigidos al Antonio Vespucio Liberti. Los antecedentes, sin embargo, le aconsejarían ser cauteloso. Solo en este siglo, el Rojo fue goleado por 4 a 1 en el Clausura 2004 y el Transición 2014; y por 3 a 0 en la Superliga 2018/19 y en la Copa de la Liga 2023.

Este último episodio guarda además una cierta semejanza con la actualidad. Independiente, dirigido por Carlos Tevez, llegó al Monumental con una racha de 8 encuentros sin perder y puntero de la zona A, y chocó con una contundente superioridad del Millonario, en la chapa y el juego. Luego de ese traspié, el Rojo apenas sumaría 5 puntos en las 4 jornadas restantes y quedaría fuera de la definición del torneo.

No fue, ni mucho menos, la única situación similar en la historia. River se dio el gusto de cortar los dos ciclos de conquistas de Copa Libertadores que hicieron grande a Independiente. Campeón en 1964 y 65, al año siguiente el conjunto de Avellaneda fue eliminado en semifinales por el Millonario en un partido de desempate (2-1). El guión se repetiría una década más tarde. Después de levantar el máximo trofeo continental en 1972, 73, 74 y 75, un gol de Pedro González en el alargue de un nuevo desempate puso fin a la serie. Dos años después hubo un tercer enfrentamiento para romper la igualdad, en ese caso en la fase de grupos. Ganó River 4 a 1.

La última ocasión por la Copa que todos anhelan fue en los cuartos de final de 2018 y devolvió el clásico al Monumental. Fue la noche del célebre penal de Javier Pinola a Martín Benítez que el árbitro brasileño Anderson Daronco y el VAR prefirieron ignorar. El colofón es conocido: los de Núñez vencieron 3-1 y acabarían dando la vuelta olímpica en Madrid; en la vereda contraria, la derrota marcó el inicio de un declive institucional y futbolístico que el Rojo todavía está intentando remontar.

La situación inversa, que un enfrentamiento ante Independiente le sirviera al Millonario para rehabilitarse de una situación difícil, se dio con más asiduidad. Por ejemplo, en 1991. River disputaba la final de la Copa Sudamericana frente a Cruzeiro. Había ganado la ida 2-0 como local, pero jugó muy mal en Belo Horizonte, cayó 3-0 y quedó sumido en dudas. En el partido siguiente, por el torneo Apertura, recibía al Rojo en su cancha. El 3-1 a su favor cerró rápidamente la herida y fue el envión necesario para alzarse con aquel certamen.

También fue en el Monumental, pero en 1972, donde River obtuvo la mayor goleada que registra el clásico, un 7-2 que quedaría en la memoria porque en el quinto tanto Norberto Alonso gambeteó a Miguel Ángel Santoro sin tocar la pelota, una maniobra que Pelé había “inventado” en el Mundial de 1970 ante Uruguay y no pudo concretar porque desvió el disparo final.

Encontrar resultados positivos del Rojo en Núñez, ya sea por sí mismos o por sus consecuencias, es una tarea más laboriosa. Hay que viajar hasta 1948 para descubrir un 4-3 luego de ir perdiendo 3-1 que sería clave en la definición del campeonato. El encuentro tuvo lugar una semana antes de que se declarase la huelga de futbolistas que alteraría las jornadas finales de aquel torneo que Independiente peleaba con Racing y River. Las últimas fechas, con la participación de juveniles, le darían el título al Rojo.

También el 2-1 logrado en 1963 fue importante para los de Avellaneda. Solo faltaban tres partidos para el cierre del certamen que encaminó a Independiente a una vuelta olímpica y le abriría las puertas de sus primeras Libertadores. El 3-2 en el Nacional de 1971 es otro de los momentos que el hincha del Rojo guarda entre sus recuerdos. José Omar Pastoriza, uno de sus íconos, era el líder de una nueva huelga de jugadores que se estaba gestando en esos días, y había recibido silbidos y abucheos desde las tribunas locales durante los 90 minutos. Su respuesta fue colgar un tiro libre en el ángulo izquierdo de Carlos Barisio para cerrar el marcador sobre la hora. El milagroso 0-0 en la ida de la final del Nacional de 1978, si bien no fue una victoria, podría tomarse como tal. River estrelló tres pelotas en los palos y Héctor Baley, el arquero visitante, fue la figura. En la revancha, una noche mágica de Ricardo Enrique Bochini, autor de los goles del 2-0, le dio el título al Rojo.

Lanzini redondea una excelente acción colectiva y aumenta la desesperanza de Independiente. Golazo en 2020

Independiente vuelve al Monumental. Lo hace persiguiendo la meta de los cuatro triunfos al hilo en el arranque de un torneo, cifra que apenas alcanzó una vez en los últimos 41 años. Llega con el ánimo en alza y la ilusión intacta: “Nada me motiva más que jugar contra los equipos grandes, poderosos, los que tienen millones”, afirma Vaccari.

El desafío para sus jugadores es mayúsculo. No solo tendrán enfrente al plantel más cotizado del país; también cargarán sobre sus espaldas el peso de una historia muy adversa, un karma. Casi, casi, una maldición.