En un giro dentro de las políticas de salud pública en Florida, varias ciudades han decidido eliminar la fluoración de sus sistemas de agua potable, una práctica que durante décadas ha sido considerada clave en la prevención de problemas dentales. Según informó el medio Miami New Times, esta tendencia ha cobrado fuerza desde que el cirujano general del estado, Joseph Ladapo, instó a los gobiernos locales a abandonar la fluoración, calificándola como un “maltrato a la salud pública”.
El llamado de Ladapo, realizado en una conferencia de prensa en noviembre en Winter Haven, se basó en afirmaciones que vinculan el flúor con una disminución en los niveles de coeficiente intelectual y un aumento en el riesgo de enfermedades neuropsiquiátricas en niños. Estas declaraciones, respaldadas por figuras como Robert F. Kennedy Jr., han generado un intenso debate, especialmente porque contradicen décadas de consenso científico. La Administración de Alimentos y Medicamentos de los Estados Unidos (FDA, por sus siglas en inglés) y los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC, por sus siglas en inglés) han clasificado la fluoración del agua como una de las diez intervenciones de salud pública más importantes del siglo XX.
El discurso de Ladapo no se limitó a una simple recomendación. Poco después de su conferencia, el Departamento de Salud de Florida (FDOH, por sus siglas en inglés) emitió una guía estatal que aconsejaba a los municipios detener la fluoración del agua, argumentando que el flúor representa riesgos para mujeres embarazadas y niños pequeños. En redes sociales, Ladapo reforzó su postura al afirmar que “el flúor es un neurotóxico” y que su adición al agua debe cesar. Sin embargo, estas afirmaciones han sido cuestionadas por expertos y plataformas como X (anteriormente Twitter), que añadieron notas aclaratorias a sus publicaciones señalando que los estudios citados no muestran correlaciones estadísticamente significativas entre el flúor y los problemas cognitivos.
Ciudades que han eliminado la fluoración y la creciente división en Florida
A pesar de la controversia, el mensaje de Ladapo ha resonado en varias comunidades de Florida. Según reportó el Miami New Times, desde noviembre de 2024, al menos diez localidades han decidido eliminar el flúor de sus sistemas de agua potable. Entre estas ciudades se encuentran Fort Pierce, Melbourne, Naples, Ormond Beach, Palm Bay, Port St. Lucie, St. Lucie County, Stuart, Tavares y Winter Haven.
El impacto de estas decisiones varía según la comunidad. En Stuart, por ejemplo, el ayuntamiento aprobó la eliminación del flúor tras una audiencia en la que residentes expresaron preocupaciones sobre los posibles efectos neurológicos. En Naples, la decisión se tomó tras revisar estudios que cuestionaban la efectividad de la fluoración en la prevención de caries en adultos. En contraste, en ciudades como Leesburg, ubicada en el centro del estado, los funcionarios votaron a favor de mantener la fluoración del agua potable, argumentando que los beneficios superan cualquier posible riesgo.
Según cifras del FDOH, aproximadamente el 70% de los residentes de Florida consume agua fluorada. Esto convierte al estado en un escenario clave dentro del debate nacional sobre la fluoración. Algunos defensores de la medida han señalado que eliminar el flúor del agua pública podría aumentar la prevalencia de caries en comunidades con acceso limitado a atención odontológica, mientras que sus detractores consideran que la decisión debe recaer en cada individuo y no ser impuesta por los gobiernos locales.
El debate nacional y la postura de la comunidad científica
El debate sobre la fluoración del agua no es exclusivo de Florida. En otros estados como Arkansas, Utah, Georgia, Nebraska, Kentucky y Tennessee, legisladores han presentado proyectos de ley para prohibir la fluoración o eliminar los mandatos que exigen su inclusión en los sistemas de agua pública. Además, estados como Nueva Jersey, Oregón y Hawái ya cuentan con tasas de fluoración significativamente bajas. Según datos de los CDC, en 2022, solo el 16% de la población de Nueva Jersey tenía acceso a agua fluorada.
La fluoración del agua comenzó en Estados Unidos en la década de 1940 como una medida para combatir la caries dental, especialmente en comunidades con acceso limitado a servicios odontológicos. Estudios científicos han demostrado que una concentración de 0,7 miligramos por litro de agua es segura y efectiva para prevenir problemas dentales sin causar efectos adversos significativos. Sin embargo, los detractores de esta práctica, como Ladapo y Kennedy, argumentan que el flúor es un químico peligroso que debería ser eliminado de los suministros de agua.
El Miami New Times destacó que estas afirmaciones han sido ampliamente refutadas por la comunidad científica. Organismos como los CDC y la Asociación Dental Americana (ADA, por sus siglas en inglés) han señalado que no existe evidencia concluyente que respalde las afirmaciones de que el flúor afecta negativamente el desarrollo cognitivo o causa enfermedades neuropsiquiátricas. Un informe de los CDC indicó que la fluoración del agua ha reducido la prevalencia de caries entre un 25% y 40% en comunidades con acceso a agua fluorada en comparación con aquellas que no la tienen.
Resistencia local y el futuro de la fluoración en Florida
A pesar del impulso del movimiento anti-flúor, no todas las comunidades de Florida han seguido la recomendación del cirujano general. En diciembre de 2024, la ciudad de Leesburg votó a favor de continuar con la fluoración de su agua potable, desafiando la tendencia observada en otras localidades. Jacksonville y Tampa también han declarado que no tienen planes de eliminar el flúor de sus suministros.
El debate sobre la fluoración del agua en Florida refleja una creciente polarización en torno a las políticas de salud pública. Mientras algunos gobiernos locales han optado por eliminar el flúor bajo la influencia de declaraciones como las de Ladapo, otros han decidido mantener la práctica basándose en el respaldo de la comunidad científica. Con el tiempo, la controversia en torno a la fluoración del agua en Florida podría influir en debates similares en otras partes del país, donde las decisiones políticas y científicas continúan en conflicto.