¿Cómo se genera un vínculo tóxico en una relación afectiva? Existen diversas maneras, pero hoy quiero compartirte una de ellas. Comencemos…

En la primera fase se produce lo que se conoce como “bombardeo de amor” (love bombing en inglés), y es cuando alguien le envía a una persona de su interés mensajes amorosos del tipo: “Sos hermosa”, “Sos maravilloso”, “Te extraño”, “Me encantás”, etc. Una comunicación muy asidua en poco tiempo.

Una vez que dicho bombardeo de amor se ha instalado, la elevada dopamina (la “hormona de la felicidad”) de quien recibe tanto cariño, tal vez de manera sorpresiva, hace que la persona se afloje, se relaje y disfrute grandemente de toda esa demostración de afecto.

Una vez que dicho bombardeo de amor se ha instalado, hace que la persona se afloje, se relaje y disfrute

Es entonces cuando, lenta y casi imperceptiblemente, aparece la segunda fase: las descalificaciones ocasionales y sutiles. Entre tantas cosas positivas, surgen mensajes como: “Por favor, no hables así”, “No me gusta que te vistas de ese modo”, “Eso que dijiste es una tontería”.

En la tercera fase disminuye el bombardeo de amor y aumentan las críticas y, sobre todo, los celos. La persona queda atrapada en medio de todas las expresiones de cariño, ahora mezcladas con expresiones descalificadoras que pueden seguir siendo sutiles o expresas.

A continuación, mientras esa mezcla ocurre, se va generando la poda de la estima de la víctima para dar lugar a la cuarta fase que no es otra cosa que el control, la humillación y el maltrato verbal y/o físico. La persona no se da cuenta de lo sucedido hasta verse con su autoestima severamente afectada.

Esta situación, por lo general, la conduce a sentir que no puede vivir sin el otro, que necesita de la voz externa del otro que le marca qué está bien y qué está mal. Y a esta altura es incapaz de abandonar esa relación dañina; al menos no sin ayuda.

En estos casos, es fundamental contar con una red de apoyo de familiares y amigos que sean una voz de alerta: “No te veo bien”, “No te veo feliz”, “¿Qué te está pasando?, contame…”. Son quienes pueden acompañar, sin juicio ni condena, a la víctima para que despierte a la realidad de ese vínculo tóxico en el que está inmersa y busque la ayuda profesional adecuada para salir de allí.