Tara Bremer vive del desorden de los demás. Es una organizadora doméstica profesional y acomete a ayudar a gente con grandes problemas en sus hogares. Pero los proyectos pequeños a veces consiguen las mejores reacciones. Hace poco ayudó a una adolescente con su desbordante colección de perfumes.
Ese tipo de minireorganización puede bastar para darnos a muchos lo que buscamos cuando pensamos en organizar: una carga mental más ligera, un antes y un después para saborear. “A veces, necesitás un poco de control en un mundo que parece caótico”, acota Bremer, y agrega: “Si se trata de un cajón de cachivaches convertite en el jefe de ese cajón”.
Es tentador, por supuesto, convertir este tipo de tarea manejable en una misión existencial. “En lugar de pensar, ‘voy a dedicar una hora esta semana al papeleo’, empezás a pensar ‘voy a ser una persona organizada’”, comenta Stephanie Preston, profesora de psicología.
Ella subraya que, para algunas personas, la “limpieza furiosa” de todas las habitaciones durante un fin de semana funciona. Ciertas personalidades están programadas para ese tipo de tareas, del mismo modo que a algunos hombres y mujeres les gusta el desafío de pasar un mes entero sin beber alcohol para poner en marcha hábitos de consumo más saludables.
Pero, ¿y si preferís un enfoque más light? Los pequeños proyectos dan satisfacción, ya sea limpiar la mesa del comedor para poder organizar una cena, u ordenar los juguetes lo suficiente para que sea más fácil pasar la aspiradora. ¿Cómo empezar? Acá te contamos cómo en cuatro pasos.
1. Enfocate
“Preguntate: ‘¿Qué hay en mi casa que realmente me molesta ahora mismo?’”, dice Tyler Moore quien comparte consejos en su cuenta de Instagram Tidy Dad. Vive en un apartamento de dos dormitorios con su mujer y sus tres hijas, por lo que sus proyectos suelen ser a pequeña escala. “Concentrate en un área que pueda hacer la diferencia en poco tiempo”, recomienda y agrega: “Quizá sea la caja en donde guardás los condimentos. O tu bolso de trabajo”.
Si mirás alrededor de tu casa y tenés varios espacios con un desorden similar, puede que el problema sea uno o unos objetos en lugar de un espacio. Algunos culpables habituales: libros, cables de carga, incluso los zapatos de deporte de los adolescentes. En ese caso, identificar la cosa que está causando problemas puede conducirte a una solución específica (“Necesito guardar mejor los zapatos”) en lugar de una sensación de agobio (“Soy un haragán”).
Cuando le preguntaron qué espacio le solía dar más problemas a sus clientes, Bremer respondió rápidamente: los armarios de la cocina. “La gente guarda demasiados envases”, dijo, y señaló que ella decanta la comida de los aperitivos en recipientes transparentes.
Moore afirmó que el pequeño proyecto más satisfactorio de abordar era el cuarto de baño, tirar los productos duplicados y acorralar las cosas en un sitio. “Te prepara bien para el día”, dijo. Otras tareas modestas a considerar: un cajón de medias, un espacio de juguetes, un armario de ropa blanca, contenedores de comida y la colección de biromes en un solo recipiente.
2. Expresá tu objetivo
“Hacé un poco de introspección antes de empezar”, exhorta Elliot Berkman, profesor de psicología, quien estudia la motivación: “¿Qué intentás conseguir? ¿Querés que tu casa esté linda para los invitados? Guardá cosas en los cajones, aunque no las organices dentro de ellos. ¿Querés que tus hijos le den de comer al perro? Guardá el alimento del perro en recipientes en un estante bajo».
Establecé también un objetivo en términos de tiempo. Para los organizadores reacios, decir “el martes voy a dedicar una hora a revisar la ropa de la temporada pasada” tiene más probabilidades de dar resultado que “tengo que ocuparme del armario la semana que viene”.
3. A veces podés resignarte
Las fotos en las redes sociales no muestran pilas de correspondencia o libros sin leer junto a la cama, pero la mayoría de nosotros las tenemos. Preston admite que no le gusta ordenar y luego archivar papeles. Entonces, los aparta de la vista en otra habitación cuando viene gente a casa. “Me molesta, pero no tanto como para hacer algo al respecto”, reconoce.
No te dejes influir para depurar objetos sentimentales (o incluso inútiles) si no te molestan. Por supuesto, la ecuación cambia si los libros de texto universitarios de los que no puedes desprenderte invaden el espacio de algún miembro de la familia. En una casa compartida, “hay que llegar a algún tipo de acuerdo”, dice Preston.
4. Retirate a tiempo
Moore cuenta que hace poco pasó media hora organizando una caja de cargadores y cables. “Cuando terminé, estaba listo para seguir con otra cosa, y mi mujer me dijo: ‘Vamos a dejarlo’”, relata. “Disfrutá de ese pequeño proyecto”, enfatiza.
Aunque tu objetivo a largo plazo sea acabar ordenando todas las habitaciones de la casa, estos pequeños proyectos son bloques de construcción cruciales. “A lo que tenés que apuntar es a esas pequeñas victorias”, concluye Berkman. “Así es como se crea un hábito”, cierra.