El enamoramiento es como una chispa que enciende un fuego. Puede manifestarse en forma de mariposas en la panza, un cosquilleo en la piel o un pensamiento recurrente en la persona amada. La psicología tiene algunas respuestas para entender la naturaleza de este estado, cuánto tiempo puede durar y, en definitiva, comprender mejor nuestras relaciones.

Los psicólogos definen el enamoramiento como una etapa inicial de la relación caracterizada por una atracción intensa, una idealización del otro y una fuerte activación emocional. Es decir, se trata de un estado transitorio que antecede a un vínculo más estable y profundo, donde la pasión deja espacio a una conexión más equilibrada.

En sí, el enamoramiento se manifiesta de diversas maneras: pensamientos constantes sobre la persona amada, sensación de euforia y energía desbordante, pérdida de apetito o sueño, búsqueda constante de contacto físico y emocional, así como nerviosismo o ansiedad antes de un encuentro.

Las personas ansiosas pueden experimentar un enamoramiento más intenso pero también más frágil

La base de estos síntomas están vinculados a procesos químicos que transforman nuestro comportamiento, y el cerebro es quien más lo experimenta. La dopamina genera sensaciones de placer y recompensa, mientras que la oxitocina, conocida como la “hormona del apego”, refuerza los lazos emocionales. A su vez, la serotonina disminuye y provoca pensamientos obsesivos sobre la persona amada. El aumento del cortisol, por otro lado, genera cierto grado de estrés, lo que explica la ansiedad propia de esta fase.

Sin embargo, no todos atraviesan este proceso biológico de la misma forma. Un estudio publicado en The Journal of Social Psychology indica que los hombres tienden a enamorarse más rápido que las mujeres, mientras que ellas suelen evaluar la relación con mayor cautela antes de entregarse emocionalmente. Estas diferencias pueden estar influenciadas por factores culturales y evolutivos que condicionan la manera en que cada género vive el enamoramiento.

También hay otras variantes que hacen que no todas las personas vivan el enamoramiento igual. La personalidad, la edad y las experiencias previas juegan un papel fundamental. Las personas ansiosas pueden experimentar un enamoramiento más intenso pero también más frágil. Aquellos con relaciones largas en su historial pueden ser más cautelosos, mientras que los jóvenes suelen vivir esta etapa con mayor intensidad y menos reservas.

Etapas del enamoramiento

A medida que una relación avanza, el enamoramiento evoluciona a través de distintas fases:

  1. Atracción: Es la fase inicial, donde se despierta un fuerte interés basado en aspectos físicos, emocionales e intelectuales. En este punto, las feromonas y la química juegan un papel determinante.
  2. Enamoramiento: La idealización del otro es intensa. Se experimentan emociones extremas, como felicidad desbordante y ansiedad por la ausencia de la pareja. La pasión y la obsesión caracterizan esta etapa.
  3. Vínculo afectivo: La relación comienza a estabilizarse. Se construye la confianza y surge una conexión emocional más profunda. En este punto, la oxitocina y la vasopresina refuerzan el apego.
  4. Amor maduro: La comprensión, el respeto y la complicidad se vuelven los pilares del vínculo. Acá, la pareja aprende a gestionar diferencias y a priorizar la estabilidad y el compromiso sobre la intensidad inicial del enamoramiento.

El enamoramiento disminuye cuando la relación se estabiliza

Pero todo concluye al fin. Según el estudio Love and the Brain, el estado inicial de enamoramiento intenso, caracterizado por emociones fuertes, estrés y euforia, suele calmarse en uno o dos años. Durante este tiempo, los niveles de cortisol y serotonina vuelven a la normalidad, y la relación pasa de ser un factor de estrés a convertirse en un amortiguador del estrés. En este punto, las parejas enfrentan una decisión: separarse o evolucionar hacia una forma más profunda de amor.

Aunque la fase química del enamoramiento es temporal, las parejas pueden mantener la pasión y el interés a lo largo del tiempo. La clave está en cultivar experiencias nuevas, demostrar afecto y mantener una comunicación sincera.

Consejos para que la llama no se apague

Entonces, como el enamoramiento es impulsivo e idealizado, y el amor a largo plazo es realista y construido sobre un vínculo sólido, el sitio Women’sHealth comparte una serie de ideas para mantener viva la conexión en el pasaje de la pasión desenfrenada a una relación estable y profunda.

La clave está en cultivar experiencias nuevas, demostrar afecto y mantener una comunicación sincera

  • Explorar juntos: Viajes, hobbies o nuevas experiencias fortalecen el vínculo.
  • Mantener la sorpresa: Pequeños gestos inesperados avivan la pasión.
  • No descuidar el contacto físico: Abrazos, besos y caricias refuerzan la intimidad.
  • Practicar la comunicación abierta: Expresar necesidades y deseos evita distancias.
  • Compartir proyectos: Soñar y construir juntos da sentido a la relación.