Para aquellos que buscan escaparle a la marea de turistas que invaden la Costa Atlántica cada temporada, existe un “Lado B” menos conocido al sur de la provincia de Buenos Aires, a unos 600 kilómetros de CABA. Son las playas de Reta, Claromecó y Orense, pequeñas gemas ubicadas a orillas del mar en el Partido de Tres Arroyos. Una opción interesante para incursionar en el turismo slow en un ambiente agreste y natural, despejado de edificios sobre el corredor costero, donde el sol sale y se pone sobre el mar y los más chicos pueden disfrutar de la playa sin temor a perderlos de vista. La tranquilidad pueblerina permite desplazarse sin necesidad de mover el auto. Por la noche, hay cafecitos con música en vivo, museos y galerías de arte, restaurantes gourmet o barras para acercarse a tomar un trago, y sobre todo, reina el descanso y la tranquilidad.

“En Capital se cree que las playas de la provincia de Buenos Aires terminan en Necochea, pero acá en el sur tenemos tres lindos balnearios con distinto grado de desarrollo. Orense, el más pequeño de todos, es una villa turística muy tranquila que tiene como principal atractivo el Médano 40, una duna inmensa con una vista panorámica del mar y del campo. En el medio, tenemos a Claromecó, con hotelería y servicios mucho más desarrollados, muy buena gastronomía de mar y precios razonables. Al final, está Reta, el balneario más natural que tenemos, con unos médanos increíbles. Es una playa muy extensa, de arena fina, que si bien está en desarrollo, ya tiene algún hotel y complejo de cabañas. Un lugar muy pintoresco”, resume Pablo Ledesma, director de Turismo de Tres Arroyos.

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1) Reta: Caminar y relajar

De playas amplias y silenciosas (sin parlantes ni amplificadores), Reta es un pueblito con muchos médanos para explorar y pocos turistas a la vista, al menos, si se la compara con los destinos más tradicionales de la Costa Atlántica.

“Nuestra playa es muy extensa, sin piedras ni construcciones que se vean desde la playa, apenas enmarcada por una columna de médanos. Nunca se llena. Por esa razón es perfecta para las familias. Los chicos pueden disfrutar a full y andar con total libertad mientras los grandes se pueden relajar. Siempre decimos que Reta es para gente que busca tranquilidad y paz en las vacaciones”, dice Emanuel Monforte, propietario del parador La Pausa, ubicado frente a la bajada principal de playa.

Reta es un pueblito con muchos médanos para explorar

Otro de sus atractivos naturales es la desembocadura del Río Quequén Salado, escenario propicio para la pesca. Si el tiempo no acompaña, también hay espacios culturales para visitar, como el Museo y Fototeca Reta, dedicado a la historia del lugar, y el Museo de la Yerba Mate, único en la Provincia de Buenos Aires.

Martín Reta fue un estanciero de la zona que en 1890 irrumpió en las costas bonaerenses y en 1929 fundó, en una de sus estancias el pueblo al cual llamó con su nombre. La inauguración del primer hotel, que tenía dos plantas y el confort de la época le permitió al pueblo crecer. Tenía una lujosa y moderna sala de juegos en el segundo piso, en el que funcionaba también la guardería de niños. A ello se sumaba un camino de hormigón que llegaba hasta la playa.

Las playas de Reta son calmas y nunca se llenan

2) Claromecó: Bosque y mar para disfrutar

“Claromecó es la inmensidad de sus playas, la calidez de su gente y la conexión activa con el entorno natural”, anuncian en la página oficial del Partido de Tres Arroyos. Para disfrutar a pleno del sol, el mar y la arena, la ciudad balnearia y principal polo turístico de Tres Arroyos, cuenta con una buena oferta de alojamiento, locales gastronómicos, excursiones y servicios de playa con bajada accesible, guardavidas, baños públicos y oficina de informes durante todo el año. Separadas por el arroyo que lleva su nombre, la localidad se divide en dos áreas bien diferenciadas. Hacia el este se ubica la zona más urbanizada, y sobre el otro margen, más agreste y forestado, el barrio de Dunamar.

“Tenemos la combinación perfecta de bosque y mar, que sumado a las actividades que se pueden hacer aquí, desde caminatas, canotaje en el arroyo hasta excursiones a los médanos, lo transforman en un lugar único”, dice Andrea Gutiérrez, propietaria del complejo de Cabañas Anusara Appart, en Dunamar.

El Museo Anibal Paz de Claromecó

Arroyos, museos, espacios de arte, paseo de artesanos y deportes acuáticos son algunos de los atractivos que ofrece este balneario fundado oficialmente el 9 de noviembre de 1920. Rodeado de un paisaje agreste, Claromecó también tiene una estación forestal muy grande para salir a pasear. Conocida como “El Vivero”, se trata de un predio de 3 mil hectáreas con espacios verdes forestados, zona de juegos y fogones, circuito saludable, estanque, cabalgatas y un playón deportivo.

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Además, desde la desembocadura hasta algunos kilómetros arriba del arroyo Claromecó, se puede disfrutar de la playa con sectores de servicios y paseos. El circuito comienza al final de la Av. 15 y recorre un camino rural de 4,5 kilómetros con una sucesión de siete cascadas, todas bien señalizadas. En las dos últimas (que son las más altas) hay pérgolas y miradores para descansar y disfrutar del paisaje.

También se puede visitar el Faro Claromecó, ubicado a una distancia de 2 km del centro de la localidad y el Caracolero al que se accede caminando unos 13 kilómetros por la playa. Otras opciones: travesías 4×4, avistaje de aves y caminatas por la extensa senda peatonal del frente marino.

“Claromecó es muy familiero, un lugar para andar de a pie, ya que la casa más lejos está como mucho a unas 10 cuadras del mar. No hay tráfico. Un diferencial poco visto en las playas de la costa atlántica es que, desde Orense hasta Monte Hermoso, el amanecer y la puesta del sol son en el mar. Por eso somos muy famosos con los que practican yoga, quienes vienen a hacer su saludo al sol”, comenta Agustín Gómez Ferrari, al frente del Parador El Faro desde hace 14 temporadas. El parador está a la vera del mar sobre la costanera, a unos 50 metros de arenas doradas hasta llegar al agua.

La quietud pueblerina permite desplazarse sin auto

3) Orense: Punta Desnudez

Con poco más de 70 habitantes, el secreto mejor guardado de Orense es una playa casi virgen de 22 kilómetros, con bajada vehicular a la arena.

Sus primeros habitantes llegaron allá por 1930, cuando aún no había luz ni agua corriente, lejos de todo. También conocido como Punta Desnudez, así nació el Balneario Orense, a 14 km del pueblo con el mismo nombre, al que se accede por un camino rural. La villa balnearia es muy chiquita, pero hay dos hoteles, algunos restaurantes, un club de pesca y hasta boliche bailable.

“A nuestro pueblito se puede venir a pasar el día o a quedarse en los hoteles o las casas de alquiler. La mayoría son casas de familias que se alquilan durante la temporada, y también hay complejos de cabañas que se han ido construyendo de a poco. Hay veces que tenemos en la playa más de 20 mil visitantes”, cuenta María del Carmen Quiroga, encargada local de la Oficina de Turismo.

También revela que en la villa los chicos andan solos en bicicleta o caminando y los adolescentes disfrutan mucho de andar seguros. “Las casas quedan siempre abiertas, los autos se estacionan en la costanera y uno baja con las cosas de playa, sus sombrillas y sillas. Las acomoda por la mañana y al mediodía sube a su casa a almorzar o descansar un rato y queda todo ahí nomás. Nadie toca nada. Podés estar tranquilo, tener tu espacio y descansar. Por supuesto, se ofrece servicio de guardavidas toda la temporada”, agrega.

El secreto mejor guardado de Orense es una playa casi virgen de 22 kilómetros

La villa tiene un trazado en torno a la plaza circular. Uno de sus principales atractivos es el famoso Médano 40, que es un clásico de Orense. Se trata de una gran duna forestada que en la parte superior cuenta con un mirador desde el que se obtiene una excelente vista panorámica del balneario.

“Tiene una altura de 40 metros y permite observar desde lo más alto todo el extenso paisaje. De a poco, los mismos vecinos lo fueron forestando para fijarlo porque se trata de un médano vivo y las pocas casas construidas al principio, desde 1930 en adelante, corrían el riesgo de ser tapadas por la arena. Ese punto tan alto es como el hito turístico porque desde ahí se ve toda la villa balnearia y se toman las mejores fotos”, asegura María de Carmen.

Además del Médano 40, también puede visitarse el Arroyo Cristiano Muerto, que sigue un sinuoso camino entre las dunas con distintos puntos de pesca hasta finalizar en el mar, y la Gruta de la Virgen de Lourdes, inaugurada el 19 de diciembre de 1976. Ubicada en un terreno cedido por la familia Williams Álzaga, antiguos propietarios de las tierras, la construcción fue realizada por los mismos orensanos en forma de caracol, con piedras del balneario.

Una parada obligatoria en Orense es el Médano 40 con vista al balneario

Datos Útiles

Cómo llegar

  • Desde CABA y el conurbano Bonaerense, hay que tomar la Autopista de Cañuelas y recorrer unos 566 km por la RN 3 hasta Claromecó. Las playas Reta y Orense están un poco más allá por la misma ruta, en auto. Si la opción es viajar en bus, el semicama desde Retiro se abona a partir de 37 mil pesos hasta Tres Arroyos.

Alojamiento

  • Las cabañas para cuatro personas en el barrio Dunamar (Claromecó) van desde 70 mil hasta 160 mil pesos por día. Las casas cuestan un promedio de 90 mil pesos por día y las viviendas con bajada directa a la playa cuestan unos 300 dólares por día.
  • En Orense, el alquiler de una casa ronda los 50 a 100 dólares por día. Hay dos campings, uno de ellos ubicado en el médano 40 y el otro está dentro de un bosque de pinos.

El servicio de sombra

  • En el Parador La Pausa (Reta) la carpa cuesta 30 mil pesos por día y se extiende desde las 8 a las 20 horas. En el parador El Faro (Claromecó); 20 mil pesos por día y 120 mil por semana y 240 mil pesos por mes.

Gastronomía

  • Un restaurante de cocina de autor ronda los 25 mil pesos por persona. Un desayuno con tostón y café con leche en el Parador El Faro (Claromecó) cuesta unos 8.500 pesos. El Vermout playero americano con sus variantes más escabeche de mariscos cuesta 8.500 pesos. Almuerzo con minutas y postre, 23 mil pesos (para dos personas) y la cena, con gaseosa, entrada, plato principal y postre, 28 mil pesos (para dos personas).