LA PLATA.— Mientras las autoridades municipales trabajan a contrarreloj para poder tener listas las obras de un nuevo osario que permitirá reanudar normalmente el ciclo de reciclaje del Cementerio Municipal de esta ciudad, la Justicia sigue buscando las causas que llevaron al hallazgo, hace un año, de centenares de féretros y restos humanos en bolsas de consorcio sin identificación, esparcidos en siete depósitos y en estado de abandono.

En la Unidad Funcional de Instrucción y Juicio (UFIJ) N°15, a cargo de la fiscal María Cecilia Corfield, mantienen la reserva que han sostenido durante el desarrollo de toda la investigación. Sin embargo, fuentes ligadas al caso aseguraron a LA NACION que la pesquisa ha conseguido llegar a algunas certezas.

En unos días se cumplirá un año del hallazgo

Por ejemplo, se pudo cuantificar el hallazgo y establecer que el total de restos humanos encontrados corresponden a unas 13.000 personas y que se hallaban abarrotados en siete depósitos, ninguno oficialmente designado para esa función. Allí se contabilizaron cerca de 500 ataúdes y más de 3200 bolsas de consorcio y, en algunos casos, directamente esparcidos por el suelo. Los restos abarcan desde huesos aislados hasta cadáveres completos.

De todos ellos, solo una mínima porción pudo ser identificada de manera fehaciente, gracias a marcas o señales que permitieron determinar su filiación. La tarea fue encarada en conjunto entre los instructores de la UFI de Corfield y funcionarios del Registro de Personas Desaparecidas del Ministerio de Seguridad bonaerense, que conduce el antropólogo forense Alejandro Inchaurregui, quien próximamente.

Se constató que los restos humanos pertenecían a 13.000 personas

A esta altura, los investigadores están convencidos de que la gran acumulación de restos responde a una situación de negligencia que alcanzaría a varias administraciones y durante largos años. Aunque aún no se ha descartado por completo la posibilidad de un delito, todas las evidencias apuntan a un mal manejo administrativo y funcional de la necrópolis, y, fundamentalmente, a la ausencia de un osario adecuado para realizar el proceso de reciclaje propio de los cementerios.

Hasta el momento, la Justicia no llamó a declarar ni dictó el procesamiento de ninguna persona por la causa iniciad el 19 de febrero de 2024, luego de la denuncia presentada desde la intendencia, conducida por Julio Alak (Unión por la Patria). Luego de realizar una auditoría interna para determinar el estado del lugar recibido de la anterior gestión a cargo de Julio Garro (Cambiemos), los funcionarios recurrieron a los tribunales penales y dieron vida a un expediente caratulado: “Averiguación de posibles ilícitos respecto de los cuerpos y restos óseos hallados no identificados”.

La morgue policial

Los voceros judiciales consultados indicaron que la causa se encuentra “en sus tramos finales” y que al cabo de su labor se remitirán las actuaciones a las áreas administrativas correspondientes para que determinen si corresponde algún tipo de reproche o sanción disciplinaria. En ese sentido, si bien hasta el momento todo parecía apuntar hacia las autoridades del cementerio exclusivamente, no se descarta la incidencia en la situación de gran descontrol de una operatividad irregular por parte la morgue perteneciente a la policía de la provincia de Buenos Aires.

Dentro del cementerio municipal de La Plata funciona la morgue de la policía

La morgue está ubicada dentro del predio municipal y recibe a diario personas fallecidas, muchas veces trasladadas para su estudio pericial forense de distintos puntos del conurbano y que luego no son reclamadas, por lo que quedan en un limbo. Las falencias y anomalías de todo tipo en el funcionamiento protocolar de la morgue policial ya quedaron debidamente expuestas durante la inundación de La Plata en abril de 2013.

En tanto, otro avance para poder resolver la situación fue la decisión de la Cámara Federal de Apelaciones de La Plata que ordenó levantar la medida de “no innovar” que pesaba sobre una porción de unas 1000 bolsas de residuos con restos que habían sido halladas fortuitamente en una suerte de túnel en 2010 y que, según se informó, pudo determinarse que no pertenecían a personas desaparecidas durante la última dictadura militar, como lo sospechaba inicialmente la Justicia.

Bóvedas en el cementerio municipal de La Plata

Queda pendiente, sin embargo, una medida similar dictada a fines de 2021 por el juez Ernesto Kreplak a pedido de los fiscales generales Hernán Schapiro y Gonzalo Miranda y que afecta a 66 tumbas de personas inhumadas como NN en el marco de la causa por la desaparición del testigo Jorge Julio López. La tarea de cotejo fue encomendada al Sistema Federal de Búsqueda de Personas Desaparecidas y Extraviadas (SIFEBU), dependiente del Ministerio de Seguridad Nacional, pero sigue inconclusa.

En julio último, la intendencia inició un proceso de reinhumación de restos de 470 personas que pudieron ser identificadas entre los restos hallados y renovó el cuerpo directivo del establecimiento con la designación del abogado Maximiliano Tartaruga, como director general del Cementerio.

Además, la comuna declaró el lugar en emergencia durante 180 días mediante un decreto. Ese plazo se encuentra próximo a vencer, pero sería prorrogado hasta que las autoridades logren normalizar la situación. Durante la emergencia se inició un censo sobre cada uno de los espacios del establecimiento y se procedió a la informatización del registro ya que hasta ese momento la memoria institucional se hacía en papel. De extenderse la emergencia se intentará avanzar en la reparación de las veredas y la posibilidad de contar con un crematorio dentro del predio municipal, según adelantó Alak, en diálogo con LA NACION.

Así se encontraron cientos de ataúdes el año pasado

El jefe comunal informó que “hoy los restos se encuentran catalogados y ordenados” y adjudicó toda la situación a “la saturación de los osarios”. En ese sentido, cuestionó a la gestión anterior porque, dijo: “en lugar de construir uno nuevo, tomó la solución más fácil, sin el más mínimo respeto por nuestros muertos y los ocultó de un modo inexplicable, irresponsable e inhumano”.

Desde el entorno de Julio Garro se insiste en que el descontrol del cementerio fue heredado de la administración anterior, a cargo de Pablo Bruera, y que en su momento se documentó ante un escribano público la forma como estaba la necrópolis. No obstante, hasta el momento, y pese al insistente requisitoria periodística, nunca se hicieron públicos esos papeles.

La obra del osario

Sin las fajas de seguridad a la vista y con un predio notablemente mejorado en cuanto a la limpieza y el orden —no así a la proliferación de tumbas, nichos y bóvedas abandonados y sin el más mínimo cuidado—, el Cementerio Municipal de La Plata espera la inminente inauguración de un nuevo osario.

Las cuadrillas de empleados van y vienen según las órdenes gritadas por un capataz que sabe que va quedando poco tiempo. Unos cortan el pasto, otros pintan, otros riegan las plantas recién colocadas. En un par de semanas, cuando se cumpla el año del macabro hallazgo, las autoridades prevén realizar un acto para inaugurar el nuevo osario, una suerte de pozo ciego gigante que permitirá volver a un funcionamiento normal de la necrópolis. La obra se inició a mediados de septiembre último y tiene una circunferencia de 25 metros y fue construida sobre la entrada de las calles 137 y 74. La tarea quedó en manos de la empresa INSA SA, y representa una inversión de casi 300 millones de pesos.

En el cementerio se construye un nuevo osario

Elevado sobre el nivel del suelo una rampa permite llegar a la base a la que se rodeará con una cubierta verde, árboles y arbustos. Según informaron desde la comuna, al entrar en funcionamiento, el osario optimizará el uso del espacio en el cementerio y ofrecerá una solución digna y respetuosa para el destino de los restos óseos.

Alak explicó que, “la idea del nuevo osario también fue pensada a partir de nuestra historia reciente: el conocimiento de los cadáveres NN de la última dictadura militar cambió para siempre nuestra perspectiva respecto de los muertos, de las tumbas y del cementerio. Por eso el osario dejó de ser simplemente un sitio donde reducir restos y hoy se piensa como un espacio que invita a la reflexión y al recuerdo de nuestros ancestros”.

El histórico osario del cementerio colapsó hace unos 15 años atrás por lo que la gestión municipal, entonces a cargo de Pablo Bruera (Frente para la Victoria), inició la construcción de uno nuevo. Sin embargo, la obra quedó envuelta en una serie de denuncias que apuntaban a que la empresa contratista estaba relacionada con un funcionario con cargo jerárquico en el predio. Cuando, un año atrás, se produjo el hallazgo de los restos, ninguno de los osarios del cementerio se encontraba en funcionamiento.

Además de la construcción del osario, la comuna está realizando trabajos de pintura en el templo Oratorio Santo Cristo, así como en los muros perimetrales del cementerio.