Los allium, una familia amplia que incluye cebollas (Allium cepa), cebolla de verdeo (Allium cepa L.) puerro (Allium ampeloprasum var. porrum), ciboulette (Allium schoenoprasum) y ajo (Allium sativum) tienen una característica en común, muchas veces pasada por alto: una flor bella que no tiene por qué aislarse solamente al sector de la huerta.
Cebollas y ajos pueden sumar su encanto a los canteros de flores y aportar el carácter de sus follajes tubulares
La flor de los ajos y cebollas tiene un llamativo color violeta cuando es joven y pasa al blanquecino cuando se seca, es muy atractiva para canteros y da un toque novedoso y llamativo a los arreglos florales. Las de los puerros son las más grandes y altas.
Cómo usarlos en el jardín
La cebolla a su vez, tiene muchas variedades, hay blancas, amarillas moradas, globosas y aplanadas. Pero todas tienen un follaje tubular verde azulado y el tallo de donde nacen las inflorescencias llega a medir 1 metro.
Las flores de todas las cebollas despliegan un encanto singular que las distingue en el ámbito del jardín. Emergen sobre tallos esbeltos y erguidos y son un verdadero festín visual con sus delicados racimos de diminutas flores que se agrupan en esferas perfectamente conformadas.
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Su paleta cromática, que varía del blanco al violeta profundo, no solo cautiva la vista, sino que también atrae a polinizadores como abejas y mariposas, contribuyendo a la salud del ecosistema en el que se insertan.
La cebolla de verdeo tiene un porte similar al de su pariente, la cebolla. Pero apenas llega a medir 40cm de altura. Sin embargo, las flores de esta variedad son más abundantes y pequeñas, generando un complemento con el estilo y altura que aportan las cebollas.
El ajo tiene tallo subterráneo y carnoso y puede llegar a los 90cm de altura, sus flores son pequeñas, blancas, rojizas y violáceas.
El puerro tiene hojas largas, anchas, lanceoladas y envolventes que forman un cilindro apretado de color verde azulado. Su tallo puede llegar a medir más de 1 metro y sostiene una esfera formada por gran cantidad de pequeñas flores de color verde grisáceo, blanco o rojizo.
Las flores de ajos y cebollas levan la estética del espacio, creando contrastes vibrantes entre otras especies vegetales y aportando una textura visual que evoca la elegancia de un paisaje silvestre
¿Qué necesitan?
La resistencia y adaptabilidad de las plantas de ajo y cebolla permiten que florezcan en diversas condiciones de suelo y clima, lo que las convierte en aliadas ideales para jardines de bajo mantenimiento.
La incorporación de materia orgánica en el sustrato es un plus y el pleno sol también como con cualquier cultivo de la huerta, pero pueden prosperar en condiciones que no sean ideales.
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Plantarlos es muy sencillo: los puerros se siembran en almácigo, pero el ajo y la cebolla pueden plantarse directamente en la tierra. La magia comienza con un diente de ajo o un bulbo de cebolla hundido en la tierra en cualquier época del año.
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¿Huerta o cantero de flores?
Es necesario hacer una distinción entre las plantas que se cultivan para florecer y las que se usarán para consumir. Porque para el consumo es importante cosechar antes de que florezcan.
Cuando la cebolla comienza a producir flores, redirige su energía de la formación del bulbo hacia la reproducción. Este proceso provoca que el bulbo se vuelva más pequeño y menos jugoso, lo que afecta su sabor y textura.
Además, las cebollas que han florecido tienden a ser más fibrosas y menos tiernas, lo que las hace menos atractivas para el consumo. Lo mismo sucede con todas las plantas de la familia de los alliums. Cosecharlas antes de la floración asegura que los bulbos alcancen su máximo desarrollo y dulzura, resultando en un producto de mejor calidad y más sabroso para la cocina.