Al igual que la basílica, otras estructuras también experimentaron daños, como la torre de la iglesia de Santo Domingo. (Composición Infobae: Salesiano / Lima la Única)

Al llegar a la cuadra 1 de la avenida Brasil (Lima), uno podría sentir que ha cruzado un umbral invisible hacia el pasado, como si las calles ruidosas de la capital cedieran espacio a una reminiscencia lejana de siglos atrás. Frente a la mirada del curioso se despliega una estructura que parece arrancada de la Edad Media, un monumento que sobresale entre el concreto moderno.

Esa sensación de un viaje en el tiempo se despliega al admirar la Basílica de María Auxiliadora de Lima. Diseñada por el arquitecto Ernesto Vespignani, su estilo románico-bizantino, lleno de detalles eclécticos, nos transporta a una época donde la arquitectura se vivía como un arte profundamente espiritual. En el corazón de la ciudad, su torre central, que alcanza casi 60 metros de altura, se eleva como un estandarte de belleza y devoción que adorna el paisaje urbano.

No es de extrañar que el principal templo de la Congregación Salesiana del Perú haya sido declarado Patrimonio Cultural de la Nación. A nivel internacional, el papa Juan XXIII le otorgó el título de Basílica Menor el 25 de marzo de 1962. Esta distinción se le concedió por su riqueza ornamental y un acontecimiento que se mencionará en alguna parte del texto.

(Composición Infobae: Difusión)

Al considerar este centro religioso, es importante mencionar los eventos que lo rodean. Las construcciones antiguas que aún se mantienen en pie fueron levantadas en un contexto específico, y la basílica también se sitúa en un marco histórico. Sin embargo, su conexión con el pasado va más allá de un simple dato o efeméride. La iglesia fue inaugurada en 1921 como un homenaje al Centenario de la Independencia.

La construcción de la Basílica de María Auxiliadora comenzó en 1916 y fue inaugurada el 30 de julio de 1921, año en el que también se conmemoraron los 125 años de la llegada de los Salesianos al Perú. En el interior de la iglesia, se podía apreciar la talla policromada de María Auxiliadora, situada en la hornacina central y presidendo el templo. Con el paso del tiempo, esta imagen llegó a ser venerada como imagen procesional.

Se podrían seguir mencionando aspectos históricos, pero hay un acontecimiento que sobresale entre muchos: el terremoto de Lima y Callao, que alcanzó los 8,2 grados en la escala de Richter. A las 11:35 de la mañana del 24 de mayo de 1940, la tierra comenzó a temblar violentamente. Con el paso de los días, se confirmó que 179 personas habían perdido la vida y 3,500 resultaron heridas. Afortunadamente, la iglesia de los Salesianos no sufrió daños, y ninguno de los fieles que se encontraban dentro del recinto resultó herido.

(Instituto Geofísico del Perú)

La Basílica de María Auxiliadora de Lima resistió al terremoto de 1940

En el libro “La Basílica de María Auxiliadora de Lima”, de David Franco Córdova, se explora la historia de la iglesia desde 1916 hasta 2016. El investigador consultó una serie de fuentes entre las que destacan “El Pan del Alma”, semanario de la obra salesiana de Breña, y la Crónica de Breña.

“Y en efecto, el redactor de la crónica deja entrever que la ausencia de víctimas y heridos en el templo, a pesar de la gran aglomeración existente, fue obra de María: esta afirmación sería piedra angular del sustento que hicieron dos décadas después los Salesianos de Lima, para solicitar a la Santa Sede la concesión al templo del rango de Basílica Menor”, escribió el magíster en Historia del Arte por la Universidad Nacional Mayor de San Marcos.

Ahora bien, es pertinente contar lo que sucedió la mañana del 24 de mayo de 1940 en la Basílica de María Auxiliadora de Lima. Cientos de fieles se preparaban para la procesión, donde se registró un número extraordinario de comuniones, incluyendo a muchos hombres. Las actividades religiosas comenzaron alrededor de las 8 de la mañana, con la participación de Mons. Muente y Mons. Fernando Cento.

(Difusión)

Una orquesta compuesta por niños del colegio de los Salesianos, junto a otros artistas invitados, interpretó con brillantez la Misa de Vittadini. Después se llevó a cabo la lectura del Evangelio. El célebre orador Mons. Muente ascendió al púlpito para celebrar las glorias de María Auxiliadora, con maestría y devoción. Concluyó su discurso pidiendo a María su auxilio y protección ante los peligros del alma y el cuerpo.

Todo transcurría con normalidad hasta que, de repente, la tierra comenzó a temblar justo en el momento en que el Nuncio Apostólico, Mons. Cento, entonaba el Credo. La confusión se apoderó de los presentes, mientras el religioso, desde su trono, levantaba los brazos en un ferviente ruego a la Virgen, implorando compasión por sus devotos.

En la “Crónica de Breña. Años 1940 y 1941″, Fols. 22-28, Archivo Inspectorial, Lima, se puede leer lo siguiente: “Se empezó a sentir  temblar violentamente la tierra, toda la iluminación eléctrica se apagó, un clamor general se congeló al espantoso ruido del terremoto: las bóvedas de la nave central empezaron a agrietarse, cayendo terrones, yeso, cal y polvo por todas partes. Todos gritaban: ¡María Auxiliadora! ¡María Auxiliadora! ¡Sálvanos! ¡Misericordia, Señor!”.

Tras el terremoto, las naves centrales de la basílica quedaron severamente dañadas, mostrando evidentes cuarteaduras, mientras que las laterales apenas sufrieron afectaciones y la Cripta permaneció en perfecto estado. Al igual que el templo de los Salesianos, otras estructuras también experimentaron daños, como la torre de la iglesia de Santo Domingo, que presentaba grietas visibles y partes dañadas en el atrio.

(David Franco Córdova)Debido a la situación, no se llevó a cabo la esperada procesión con la imagen de María Auxiliadora el 24 de mayo.

En poco tiempo, se calculó que el costo de las reparaciones ascendería a S/50.000. Para recaudar ese monto se realizaron una serie de actividades; personas de distintas edades se sumaron a la causa. En “El Pan del Alma” N. 1981, 20 de octubre de 1940, se señala que los alumnos de la Escuela de Artes y Oficios del Salesiano dieron parte de sus propinas recibidas en atención a su trabajo.

“(…) Llegando a juntar una modesta suma la cual, unida al producto de una Velada Literario Musical efectuada por los mismos, llegó a un total de 194.50 soles”, se lee en el documento consultado por el investigador Córdova.

(salesianoscooperadores-peru)Después de seis meses de trabajos, en diciembre de 1940, la Basílica de María Auxiliadora reabrió nuevamente sus puertas al público.

Es menester señalar que, tras el terremoto, todas las personas que se encontraban en la basílica salieron ilesas. “Y la Virgen dejó que se agrietaran las bóvedas de su templo, pero no permitió que cayesen ni que uno solo de los tantos fieles presentes saliese herido: y habían ancianos, señoras octogenaria, enfermos y niños. Deo gracias!”, reza la Crónica de Breña.